SOCIEDAD
Docentes del Siglo XXI
HOY ES EL DÍA NACIONAL DEL MAESTRO
No basta con ser experto en las asignaturas que imparte ni en la carrera que estudió. El perfil del docente del siglo XXI, dice la educadora y psicóloga Patricia Novas, va más allá de dirigir un salón de clases.
“Si nos fijamos bien, educar es uno de los oficios más exigentes en términos de preparación, cultura, humanismo y entrega. Al docente se le exige no solo conocimientos en las materias que imparte, también se espera de él que tenga estabilidad emocional, que sepa manejar situaciones de grupo y que tenga probadas destrezas para interactuar con otras personas”.
En ocasiones, sigue Novas, tiene que hacer las veces de psicólogo, consejero familiar, terapeuta, tutor y mentor, acompañante y amigo de sus alumnos.
“Al docente le hacemos responsable de la formación de nuestros hijos, por tanto, le exigimos darse por completo en esta tarea. Si a eso le agregamos que los nuevos tiempos demandan profesionales mejor preparados, intelectual y tecnológicamente, estamos frente a un profesional de cualidades excepcionales”.
La educadora Katya Calderón Herrera, en “La didáctica hoy: concepción y aplicaciones” (EUNED, 2002), dice que el maestro no es sinónimo de perfección, porque tal cosa es inalcanzable.
“Sin embargo, cuanto más cerca se encuentre de desarrollar sus potencialidades, más oportuna será su intervención en la vida educativa de los alumnos”. Como, según la autora, es imposible definir un modelo universal del educador, ella prefiere definirlo como un hombre o mujer que, como todos, “tiene una vida propia, defectos y virtudes pero que ha decidido dar algo de sí a otros”.
(+) CUALIDADES DE SIEMPRE Según Patricia Novas, Calderón hace referencia en su libro a los rasgos de personalidad que debe poseer un educador que se considera positivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tomando como referencia un famoso estudio realizado por David Ryan en 1960. “Estos rasgos también definen a la perfección lo que se espera de un maestro de hoy, con todos los cambios que le envuelven”.
Estos son: la imparcialidad, el estimular las relaciones democráticas, la amabilidad, la disponibilidad hacia sus alumnos, la comprensión, el estímulo, el optimismo, la confianza en sus alumnos, el dominio de contenidos, el interés, la originalidad, la adecuada presentación personal (higiene), la expresividad, la responsabilidad, el control, el equilibrio, la seguridad en sí mismo, el orden, la facilidad de adaptación.
Generadores de vida De acuerdo con el profesor Guillermo Ortiz González, los profesionales en general tienen un campo específico de actividad y el docente se distingue por estar en contacto primordialmente con una parte del ser humano que va a dar dirección a todos los demás aspectos.
En “Realización profesional del docente” (Ed. Progreso, 2007), Ortiz dice que la “materia prima” del docente es la persona misma en su más plena expresión: la inteligencia.
Compara, por ejemplo, los formas del agua (vapor, sólido, líquido) y las formas de la vida en el planeta (animal, vegetal y humana) con la profesión docente.
“No somos maestros de español, ciencias naturales, etcÖ Esas actividades son como las diversas formas del agua; no le demos más importancia a enseñar nuestra asignatura que a la forma adecuada de tratar a todos y cada uno de nuestros alumnos”.
Según Ortiz, todas las materias tienen un punto común: “Prepararnos para servir a nuestros semejantes. Si no incluimos los valores humanos en cada uno de los contenidos programáticos que enseñamos, estos pierden su verdadera finalidad”.
Por eso, agrega, la realización profesional docente queda trunca “si no somos generadores de vida”. Y por eso la escuela, apunta, a pesar o precisamente por sus defectos siempre seguirá siendo el medio excelente de la educación y los maestros, si están bien preparados, los instrumentos más idóneos.
“La próxima vez que alguien le pregunte por la materia que enseña, piense dos veces la respuesta y si dice que es ‘generador de vida’ no espere pronta comprensión de su oyente”, escribe.