Arte

La escultura de RD

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Virginia Goris Especial Para LDSanto Domingo

Resaltamos que la magnífica exposición El Madero es la muestra más notable de escultura realizada en toda la historia del arte dominicano, teniendo como materia prima el madero, material usado por artesanos formados después del Descubrimiento y la Conquista, quienes realizaron tallas de santos de palo, escultores populares que tomaron como modelos las imágenes importadas desde la península Ibérica, practicándose además el bajorrelieve en motivos florales y geométricos en detalles realizados para el mobiliario de templos y viviendas monumentales. Dejo constancia de la admiración que me produce ver reunidas en un solo lugar estas obras. Reitero que no desmayen en trasmitir a través de sus recreaciones todos los valores implicados en sus obras, que son el súmmum de las mejores tradiciones de la cultura dominicana, elaboradas con un abordaje del arte universal con timbre de modernidad. Alguien dijo que La Hispaniola es una isla mágica, y yo suscribo ese aserto. Esto se percibe desde que nos adentramos en el conocimiento de cómo influyó en los primeros habitantes de la isla la escultura al darle formas a las piedras creando sus ídolos. La escultura es una extraordinaria manifestación artística que requiere destreza, esfuerzo y dominio de la composición visual y el dibujo, pero la escultura dominicana comenzó a desarrollarse a través de los conocimientos transmitidos por los artistas de la diáspora española que venían de la guerra civil española y quienes fundaron la Escuela Nacional de Bellas Artes. Artistas y sus aportesPreciso y justo es decir que el padre de la escultura dominicana es Abelardo Rodríguez Urdaneta, creador de una obra impregnada de realismo y fortaleza, y a quien la crítica especializada reconoce sus aportes inigualables. Este esteta es representante del creador autodidacta que logra estándares de gran calidad artística por sus conocimientos autoadquiridos y la praxis del taller y la experimentación. Su obra “El Caonabo” es un aporte esencial a la escultura nacional. Me referiré para terminar al aporte ejemplarizador de seis escultores que pasaron a mejor vida dejándonos páginas gloriosas al arte visual dominicano. Me refiero a Manolo Pascual, Luichy Martínez Richiez, Antonio Prats Ventós, Antonio Toribio y el inmenso Gaspar Mario Cruz, y Domingo Liz, cuyos aportes a esta ilustre técnica nos llenan de orgullo. Fueron seres humanos aportadores de bonhomía, a la par de sus méritos artísticos.

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