Montes de fuego

Con 112 volcanes en su territorio, la mayoría inactivos, Costa Rica ha convertido algunas de estas formaciones en un reclamo turístico distintivo. El Poás, Arenal e Irazú se alzan entre los más populares.

Caminar entre nubes

Si llegas al mirador del volcán Poás con la esperanza de ver su cráter principal de 1,320 metros de diámetro y 300 de profundidad, con su laguna caliente y ácida, sus fumarolas y sus capas de ceniza, pero las nubes arrastradas por los vientos alisios no te lo permiten, no tienes por qué lamentarte.

Como bien señala la administración del Parque Nacional Volcán Poás, con 2,708 metros de altitud, pocas veces tendrás la oportunidad, como aquí, de caminar entre nubes, así que disfruta la experiencia.

Además, este parque te espera con otro atractivo: la laguna Botos, un cráter inactivo de 400 metros de diámetro y aguas verdosas en su interior, al cual se accede por uno de los bien conservados senderos del área protegida. El recorrido, de cerca de una hora, reserva gratas sorpresas para quienes se animan a hacerlo, como alguna ardilla dispuesta a dejarse fotografiar y, al final, la hermosa vista del lago.

Para recorrer los senderos pavimentados y enmarcados a uno y otro lado por la “sombrilla del pobre” (Gunnera insignis), planta de grandes hojas usada hace mucho tiempo a modo de paraguas, se recomienda llevar ropa y calzado cómodo y abrigo para protegerse del frío. A estos artículos tendrás que añadir una capa impermeable, en especial si te animas a conocer las cataratas La Paz, una excursión que los operadores de viajes combinan con la visita al Poás.

Descender por las largas escalinatas que conducen a estos saltos de agua bien vale la pena. Ni hablar del refugio de vida silvestre donde se pueden apreciar distintas clases de aves, mariposas, serpientes, ranas, felinos y monos... Una experiencia completa.

Como una postal

La temprana salida del sol trae a los visitantes hospedados en el distrito de La Fortuna, en la provincia de Alajuela, el regalo más esperado: la vista del majestuoso volcán Arenal.

El volcán Arenal y el lago del mismo nombre son a Costa Rica como el monte Fuji a Japón: una estampa emblemática.

Se trata, eso sí, de un regalo que los turistas deben aprovechar mientras dure. Las nubes, golosas, lo engullen en cuestión de un par de horas.

La posibilidad de alojamiento con vista a este cono macizo, uno de los volcanes más activos de Costa Rica, hace del distrito de La Fortuna una zona muy apetecida por los viajeros. Aquí, aparte de divisar las emanaciones del volcán que se eleva 1,670 metros sobre el nivel del mar y que, según el Sistema Nacional de Áreas de Conservación, ha estado en actividad permanente desde 1968, los visitantes pueden relajarse en alguno de los spas de aguas termales abiertos en la llanura dominada por el cerro.

“Yo me doy cuenta si son aguas termales de verdad por como dejan el cabello”, comenta una empleada de Tabacon Grand Spa Thermal, el primer complejo de aguas termales abierto al público en la zona.

Mientras algunos resorts cavan pozos o bombean el agua termal, explica, en este existen manantiales naturales. Por su bajo contenido de azufre estas aguas no expiden un olor fuerte.

Para trasladarse desde la zona del volcán a la región de Monteverde, famosa por su bosque nuboso, se puede navegar por el lago de agua dulce más grande de Costa Rica, el Arenal. El servicio de “jeep boat” o “taxi boat” te transporta a través del embalse mientras te deleitas con la hermosa vista panorámica.

En el punto más elevado Marco Antonio extiende sus brazos mientras camina sobre la arena gris.

“Esto es el reflejo de la gloria y el poder de Dios”, exclama sin importar que la suerte no estuvo de su lado ni del lado del resto de los turistas que, aquella mañana de septiembre, visitaron el volcán Irazú.

La icónica laguna verde que se forma en el cráter principal del volcán estaba seca.

Sin embargo, no deja de causar cierta fascinación la idea de encontrarse al borde del cráter de 1,050 metros de diámetro y 300 de profundidad de un volcán que ha hecho erupción en varias ocasiones, incluyendo en 1963 cuando el entonces presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, iniciaba una visita oficial a Costa Rica.

Ubicado a 3,432 metros sobre el nivel del mar, el Irazú se considera el volcán más alto de Costa Rica, pero es posible acceder cómodamente por carretera hasta el centro de visitantes instalado próximo a su cráter principal.

Desde lo alto, siempre que el clima lo permita, se divisa gran parte del territorio costarricense, así como las costas del Pacífico y el Caribe.

La excursión al Parque Nacional Volcán Irazú suele combinarse con una visita al Jardín Botánico Lankester (www.jbl.ucr.ac.cr).

Creado por el naturalista británico Charles H. Lankester y donado a la Universidad de Costa Rica en 1973, este jardín preserva más de 3,000 especies de plantas, entre ellas orquídeas, bromelias, cactus, palmas, heliconias y bambúes.

En ruta al jardín, o a la salida de este, una parada obligada es la Basílica de Nuestra Señora de los Ángeles, templo inspirado en el estilo bizantino adonde cada 2 de agosto, Día de la Virgen de los Ángeles, llegan a pie miles de feligreses católicos a cumplir promesas a su patrona.

¿CÓMO LLEGAR? La línea alemana Cóndor, parte del Thomas Cook Group y representada en el país por E. T. Heinsen, tiene dos vuelos semanales directos al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría de Costa Rica. Los vuelos comunican Alemania y Costa Rica y hacen escala en Santo Domingo. “Tanto el mercado dominicano como el alemán va hacia Costa Rica a hacer turismo o a hacer negocios o con posibilidad de visitar un pariente o amigo”, comenta Rosa Elba Comprés, ejecutiva de ventas de Cóndor. Los vuelos parten hacia Costa Rica desde el Aeropuerto Internacional de Las Américas los lunes y jueves a las 4:35 de la madrugada. Arriban desde la nación centroamericana también lunes y jueves, pero a las 12:30 del mediodía.