La Vida

TESTIMONIOS. MAÑANA ES EL DÍA DE LAS MADRES

Un rol de ¡Madre!

Tania Medina, Olga María Renville y Yesenia Matos son solo tres dominicanas de las tantas que hay en el país que diariamente libran una batalla entre amor, trabajo y belleza.

Ser una profesional exitosa, estar bien puesta y, por si fuera poco, ostentar el papel más importante para toda mujer, el de ser madre, no es tarea fácil. Tania Medina, Olga María Renville y Yesenia Matos son solo tres dominicanas de las tantas que hay en el país que diariamente libran una batalla entre amor, trabajo y belleza. Saben que su rol de madre está por encima de todo, y por ello concentran su atención en su familia, pero con calidad de tiempo, porque cantidad no pueden. Deben trabajar para ofrecerles un mejor estilo de vida a sus vástagos, y están conscientes de que la imagen cuenta para realizar la labor que les ha tocado desempeñar. Aunque sus profesiones son distintas, tienen en común la historia de ser madres, de dar la cara a sus pacientes con una sonrisa que guarde sus malas noches, sus preocupaciones, sus tristezas y, por qué no, las ganas de dejarlo todo y salir corriendo a abrazar a sus hijos. YESENIA MATOS “M is hijas son las que me impulsan a seguir trabajando en un área tan comprometedora como lo es la oftalmología. No las descuido, pero tampoco dejo de lado el compromiso que tengo con mis pacientes”, responde Yesenia ante la pregunta de que si le roba tiempo a una u otra tarea. Opina que desde que se tiene hijo se debe ser madre a tiempo completo. No es asunto de que en la mañana o después de la seis de la tarde: “Es que hasta en sueño lo somos. En lo que a mí respecta, mis hijas son mi desvelo”. Entiende que darlo todo en el trabajo y tener siempre una buena imagen es importante, y que por eso hay saber dividir el tiempo para no descuidar ninguno de los roles que le toca desempeñar a la mujer de hoy. Apuesta a dar siempre a sus hijas Maryoli e Isabela calidad de tiempo. Agradec a Dios el hecho de tener un esposo como Frank Acevedo, quien, con su apoyo, la ayuda a desempeñar cada vez mejor el papel de madre. “Aunque ambos trabajamos intensamente, siento que él colabora mucho para yo cumplir con los compromisos”. TANIA MEDINA Es cirujana plástica y está clara en que tiene un compromiso con la salud. Le apasiona su carrera, y el hecho de haber sido reina de belleza la compromete a lucir siempre bien puesta. Sin embargo, lo que más le entusiasma de la vida es compartir con sus hijas Letizia Marie y Danielle Marie García Medina, de dos y cuatro años. “Son mi razón de ser, de seguir hacia adelante, de decir siempre: ‘yo puedo’, porque ser madre no tiene hora, no tiene límites. Es simplemente hacer un compromiso de por vida con la felicidad que da este privilegio”, dice convencida de que ese es su mejor papel. Está muy agradecida de su esposo Pablo García porque con su apoyo puede desempeñar mejor su papel de madre, quedarles bien a sus pacientes y, por si fuera poco, tener tiempo para cuidar su imagen. Comenta que en lo profesional se esfuerza por estar al día en lo que tiene que ver con su área, pero ello no compromete jamás el tiempo de sus hijas y su familia. “Es lo primero para mí. Aunque tengo claro que debo ser mujer y profesional, siempre seré más madre que todo”, concluye la beldad. OLGA MARÍA RENVILLE Atender a pacientes que ameritan de atención sicológica no debe ser nada fácil cuando se deja en casa el deseo de tener todo el tiempo del mundo para dedicarlo a los hijos. Olga sabe lidiar con esta situación. “Trato de tener cada cosa en su lugar. Mis pacientes son sagrados y a cada uno lo trato de manera especial, pero estoy clara en que lo verdaderamente mío son mis hijos. A ellos me debo, por ellos vivo y, en realidad, son quienes me empujan a tener las energías que necesito para realizar mi labor”, comenta con satisfacción. La clave está en saber dividir el tiempo sin sacrificar ningún papel, pero teniendo claro que ser madre es lo más importante. “Tengo una rutina de vida con un orden de prioridad que va desde mis hijos, mi trabajo y mi cuidado personal. “Ser madre no siempre es color de rosa” “Desde niña escuchaba hablar de lo bonito que es ser madre, y lo comprobé cuando tuve mi primer hijo. Luego nació una niña y culminé con el nacimiento de otro varón. Así comprendí lo grande que es serlo. Lo que nunca me dijeron es que desde que damos a luz corremos el riesgo de sufrir más que el resto de la humanidad si a uno de nuestros hijos le sucede algo”. Así reacciona Sandra Domínguez al dar su testimonio sobre lo que significa perder a un hijo a mano de la delincuencia. Relata que después de que a su hija le arrancaron la vida durante un atraco, no ha vuelto a ser gente más nunca. “Me he dado cuenta que a veces ser madre no es color de rosa”, admite. El dolor de Isidra Contreras no es menos fuerte. No conoce lo que se siente al perder un hijo, pero sí sabe cuánto se sufre cuando se es madre de un delincuente. Su único hijo está vivo, pero sobre él pesan muchos cargos. “Tantos que yo no sabría contarlos”, comenta con cierta vergüenza que apenas la deja hablar del tema. Considera que uno nunca cría a sus hijos para que vayan por la vida haciendo daño. “No sé en qué momento se me escapó de las manos, lo cierto es que anda por ahí haciendo y deshaciendo, y con la Policía detrás. Cuando se le ocurre venir a verme, me dice que ya cambió, pero después me entero que no. En vez de madre soy una infeliz que sufre por él y por las personas a las que les hace daño”, reflexiona cabizbaja. Como ellas, hay muchas mujeres dominicanas a las que ser madres las ha llevado a vivir experiencias de horror. Unas pasan por el duelo de perder a sus hijos, otras por el sufrimiento de verlos sumergidos en un vicio, y existen las que atraviesan por la pena de saber que sus hijos andan por ahí haciendo daño a otras personas. El caso es que, como dice Sandra, la grandeza de ser madre no solo está en el amor que se da a los hijos y se recibe de ellos. Está en saber enfrentar la adversidad que, a veces, empaña el rol bonito de ser mamá. Sandra DomínguezCon tristeza Sandra expresa que hace tres años que no tiene motivo para celebrar la fecha. Aunque está consciente de que sus otros dos hijos merecen que ella adopte otra conducta, admite que no puede porque no está completa. Perdió a su mamá hace 10 años, y pese a su tristeza continuaba celebrando la fecha con sus hijos. “Pero la muerte de mi hija me tumbó las alas”, confiesa ahogada en llanto. Sandra dice que es profesora en un colegio y que hay días en que le cuesta concentrarse. Se la pasa pensando en lo que sufrió su amada hija de apenas 19 años, cuando sus verdugos dispusieron de su vida. Relata que piensa en cada detalle, en la angustia de su muchacha, en fin, en todo lo que pasó ese funesto día en que se obnubiló su mente por completo cuando se enteró del hecho. “El dolor de perder a un hijo es incomparable. Nada lo sustituye ni nada se compara”, enfatiza entre sollozos.

(+)LA PENA DE ISIDRA CONTRERAS“Desde que comprobé que mi hijo andaba en malos pasos, no he vuelto a dormir bien jamás. Son muchas las noches de desvelo que tengo encima. No tengo motivo para celebrar Día de las Madres, es más, no tengo motivo para seguir viviendo”, expresa Isidra Contreras e irrumpe en llanto. Se sobrepone, y cuenta que como ya sabe que su hijo está perdido, lo que verdaderamente la conmueve es la cantidad de personas que han sufrido a consecuencia de los actos criminales perpetrados por “ese mal nacido”. “Me duele, pero nunca imaginé que sería madre de un monstruo así. La muerte de un ser querido no es lo peor que le puede pasar a una persona. Tener a un familiar metido en la delincuencia acaba con la vida de uno”, afirma. Su historia es triste, y la desesperación se ha apoderado de ella, porque no le encuentra explicación a la conducta de su hijo. Alega que ella y el padre de su único vástago siempre trabajaron para darle lo que la pobreza les permitió ofrecerle. Luego, cuando se separó de él, ambos continuaron ocupándose del muchacho. Atribuye a las malas influencias, a la vanidad y al sistema político del país el camino equivocado que han seguido su hijo y otros jóvenes dominicanos.

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