Escultural obra de Freddie Cabral

Si, como decía Henri Matisse: “Sin pasión no hay arte”, entonces en el escultor Freddie Cabral la pasión es la constante que define no solo su pulso creativo, sino además su forma de vivir y concebir el arte, como un proceso total y envolvente que lo seduce y lo convierte en un propagador de la belleza escultórica. Una prueba son sus instalaciones, exhibidas en el Centro Cultural Mirador bajo el nombre: “Mutaciones metálicas luminosas, al aire libre”, un banquete visual para espectadores y coleccionistas. Cabral, un consumado de la escultura dominicana en su más alta expresión, de trasformadora vocación, de reflejar, enriquecer y trascender las tradiciones escultóricas dominicanas, abreva en sus predecesores, pero construye un camino de vínculos con sus propias esencias nodales, que van desde su evocaciones del arte primigenio, de sus referencias geométricas, en especial del elipsis, sus relieves y bajos relieves provienen de una conexión con su medio ambiente. Su lenguaje expresivo, sus planteamientos estéticos, su forma de ser y vincularse con la génesis esencial, premonitoria, es una forma hermosa de comunicarnos su preocupación y visión de la creación humana. PreparaciónEn 40 piezas escultóricas, el “Rey de los Metales”, como la crítica especializada llama a Freddie Cabral, demuestra su preparación académica, desde su paso por la Escuela de Arte de la Universidad APEC, de Arquitectura en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, más de cinco años de estudios en la Escuela Superior de Bellas Artes de París, Francia, y en Santiago de Cuba, donde se adiestró en el manejo del barro, preparación académica que unida a su condición de trashumante, consolidan su amplios conocimientos para dotar a sus piezas de inverosímiles formas.