MIS APORTES
La grandeza del corazón
Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón, porque él emana vida. A menudo, nos prejuiciamos con hechos, palabras, ofensas, traiciones y se van amontonando en nuestro corazón y transformándolo en un pozo de tristeza y soledad. Gracias a esto, de repente nos acorralamos en un cerco de amargura y resentimiento. De lo único que no nos percatamos es de que esa maldad y ese resentimiento acumulado nos daña a nosotros mismos. Guardar nuestro corazón y limpiarlo día a día, revisándonos interiormente, perdonando las ofensas, borrando amargos recuerdos, y protegiendo nuestra alma de malos sinsabores nos da una paz y alegría inigualable. No hagamos de nuestro corazón un pozo de amargura, perdonemos. Un corazón feliz, recibe felicidad al ciento por ciento. Un corazón alegre rebosa un manantial de amor inagotable. Todos cometemos errores, ofensas... Antes de juzgar al prójimo llenémonos de compasión y recordémonos de este hermoso versículo que nos insta a proteger nuestra alma y nos evita dañarla con la maleza que surge del rencor. El amor cubre todas las faltas. Antes de juzgar, perdona. Antes de guardar rencor, ama. Antes de dañar tu corazón, recuerda que de él sale vida. Amémonos, seamos tolerantes y perdonadores. Este es un hermoso momento, para limpiar nuestros corazones y amarnos.