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El reto de salvar los ríos en agonía

Ircania Vásquez Especial para LDSanto Domingo

Los recursos hídricos han sido de los elementos de la naturaleza más afectados por los efectos de la contaminación ambiental que resulta del vertiginoso crecimiento poblacional e industrial en los alrededores de sus cauces. Las condiciones de insalubridad en gran parte de los ríos y mares que bordean o atraviesan importantes centros urbanos constituyen un grave problema ecológico, social y de salud pública que parece escapársele de las manos al mundo. La directora de proyectos de la Asociación por la Cuenca del Río Charles, Kate Bodwitch, asegura que es posible rescatar los cuerpos de agua que parecen totalmente muertos, como sucedió con el río Charles, en Boston, Massachusetts, que fue por décadas uno de los ríos más contaminados del mundos y se logró convertirlo en el más limpio en zonas urbanas de Estados Unidos, en un período de aproximadamente veinte años. Por esta hazaña, la Asociación obtuvo el premio Thiess International Riverprize 2011 que premia la excelencia en el manejo de ríos. La experta expuso el caso en una conferencia realizada en la Universidad Pedro Henríquez Ureña (Unphu), como parte de la iniciativa Fondos de Agua, que auspicia The Nature Conservancy, con el apoyo de Coca-Cola y su embotellador Bepensa, para la conservación de los recursos hídricos en el país. La participación de Bodwitch junto a Dave Courtemanch, director de asuntos ambientales del Departamento de Protección Ambiental de Maine, Estados Unidos, pretende concienciar sobre las posibilidades de replicar el caso del río Charles en importantes cuencas hidrográficas de República Dominicana, como el Ozama o el Yaque del Norte, que registran niveles de contaminación relevantes . En la primera etapa del proyecto se desarrollará el plan Fondo de Agua Yaque del Norte, con el propósito de rescatar este río que representa la principal fuente acuífera del país, con 6,890 kilómetros cuadrados, el cual abastece de agua potable a casi dos millones de personas y favorece a 15,000 campesinos en sus labores de riego. Según explicó Bowditch, en República Dominicana se eligió la cuenca del Yaque del Norte porque atraviesa una zona muy urbanizada, además de que la iniciativa para su recuperación reúne a una gran cantidad de socios que han hecho esfuerzos significativos, que con el apoyo de la comunidad garantizan obtener resultados en poco tiempo. Caso emblemáticoEl caso del río Charles, que sirve de frontera natural entre los municipios Boston y Cambridge, ha sido el caso más emblemático de saneamiento de una fuente hídrica, por lo que el estudio de las posibilidades de replicar su modelo de acción ha sido ampliamente extendido. En 2012 el río presentó condiciones favorables para la práctica de actividades en bote en el 89% del tiempo y para la natación en el 67%. Recientemente, se realizó el primer evento de natación en los últimos 50 años en el río Charles. La experta señala que uno de los aspectos más importantes para la recuperación de los cuerpos de agua es entender a las personas que viven en los alrededores de las cuencas y el uso que le dan, para luego hacer un proceso adaptativo que permita conocer qué quiere la comunidad y cuál va a ser el rol del Estado. “Los proyectos en los que nos embarquemos deben arrojar resultados tangibles y conseguir el apoyo de los diferentes actores de la sociedad”, enfatizó Bowditch. Una herramienta que resulta muy útil, según explica la especialista, es la utilización de tarjetas de reportes que permitan reunir los factores que inciden en la contaminación del río en una misma calificación. Dave Courtemanch, quien ha trabajado en la mejora de las condiciones del río Maine, en Estados Unidos, explica que la principal estrategia para lograr el saneamiento ha sido lograr descargas menos contaminadas, lo que incluye procurar suelos menos porosos en las ciudades para evitar las escorrentías superficiales que conducen toda el agua de las lluvias, cargadas de contaminación, hacia los ríos. El experto sugiere propiciar los sistemas hídricos naturales y trabajar en los suelos para que absorban gran parte de la escorrentía antes de que llegue al cauce del río. En ese sentido, destacó la importancia de planificar la construcción de carreteras en las rutas más convenientes, para evitar procesos erosivos que desencadenen el arrastre de sedimentos hacia los ríos. Courtemanch señala que la acumulación de sedimentos no solo es un problema de contaminación, sino que estos pueden aglomerarse en cantidades tan grandes que suben hasta la superficie y propician el crecimiento de vegetación, estrechando el cauce. Esa condición obliga al río a buscar una ruta alterna para mantener su flujo, provocando desbordamientos e inundaciones en tiempos de crecida. Refiere que las lagunas de retención de escorrentía son una alternativa eficaz para atrapar los sedimentos y absorber una proporción del agua contaminada que se escurre hacia los ríos. El especialista destaca la importancia de enfocar los esfuerzos directamente a la fuente del problema, en lugar de realizar acciones paliativas que no producen ningún efecto. Explica que el nivel de contaminación en el río Maine era tan alto que en ocasiones no podía verse la superficie. Sin embargo, con los trabajos de recuperación se logró sanear el río y se produjo una población de peces tan abundante que hubo que promover jornadas de pesca. “Nunca se debe asumir que el problema de restauración será sencillo, porque siempre surgen problemas que no estaban previstos”, enfatiza el experto. Bodwitch agrega que el proceso de recuperación de los cuerpos de agua es muy costoso, pero vale la pena realizarlo por su impacto social, económico y de salud pública, además de que genera un gran sentido de empoderamiento en las comunidades y un efecto muy positivo en el turismo. Es necesario planificar(( Los especialistas coinciden en que el cambio climático está afectando seriamente los recursos hídricos, por lo que es necesario planificar y construir ahora el futuro hidrológico que se quiere lograr. Río Charles. En los últimos 20 años se han realizado acciones importantes para revertir los efectos causados por la actividad humana en el río. Dave Courtemanch y Kate Bodwitch. ESTRATEGIA DE RESCATEEl río Charles, que se extiende 110 kilómetros, fue un estuario de agua fresca antes del surgimiento de la actividad industrial en sus riveras, que lo convirtió en uno de los ríos más contaminados del mundo. En el río operan alrededor de veinte presas, que se empezaron a construir en 1600, así como varios desvíos de su corriente para suplir la demanda de agua, lo que ha alterado significativamente su hidrología. Asimismo, las industrias que se instalaron en las riveras del río vertían los desechos al agua, lo que generó niveles muy altos de contaminación. En lo últimos 20 años se han realizado acciones importantes para revertir los efectos causados por la actividad humana en el río, que incluyen trabajos para evitar la escorrentía de aguas residuales hacia el Charles, limpieza y concienciación de la población sobre la importancia del cuidado del río, así como restructuración del paisaje en los alrededores. El rescate del río Charles fue favorecido por las regulaciones sobre vertido al río que existen en Estados Unidos. La tarea de los actores fue hacerlas cumplir y se generó un empoderamiento, tanto comunitario como estatal, que llevó al gobierno federal a someter una demanda contra Massachusetts por su responsabilidad en el estado del río. Esta acción fue una alerta para los demás Estados y generó acciones preventivas de gran notoriedad.

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