FOLCLOREANDO
La sala del campo
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El mantelito es tejido con hilo nylon y además de las flores encontrarán un souvenir de algún monumento de esos países con la inscripción de recuerdo que le da el soporte de que su familiar vive fuera o estuvo allí y es un orgullo para la casa, además hay algún objeto eléctrico o figura que da vuelta con una caja de música integrada. En sus paredes no faltará un espejo ovalado con el borde de yeso y pintado de dorado y dos candelabros en los laterales, un reloj con la esfera negra y con flores rojas en su interior y bordeado de dorado, una lámpara de tubo, el cuadro de la Santa Cena, el de un pajuil, el puente colgante. El cuadro de la foto de los esposos en blanco y negro, la cual fue retocada a color por un especialista o que fue enviada a España para, además de darle los tonos adecuados, colocarle una cadena en el cuello o unos aretes que en la foto original no estaba. El costo de la foto se iba pagando semanal o quincenal y podía durar hasta dos años. ¡Ah!, una foto que no debe faltar es la de la joven que está fuera con su esposo, en un marco que también vino de allá. Los muebles de tres piezas los juntan y los arropan con una sábana para protegerlos del polvo, además esos muebles son para las visitas especiales, y si tú no formas parte de esa visita especial te invitan a sentarte en la galería “porque hace más fresco”. Al lado de estos muebles hay un estante de madera con un televisor y algunos “biscuits”. La sala en el mes de diciembre era un hervidero de familiares y amigos, más cuando se esperaba el familiar que venía del extranjero. En estos tiempos luce vacía, el calor no se aguanta ya que es provocado por la construcción en concreto, producto del dinero que envían de los Estados Unidos y Europa. Ese espacio lo han cambiado por una enramada en el fondo de la casa o en los lados y estos adornos ya pasan desapercibidos, además, los clubes y el modernismo han hecho que tengan otro estilo de vida.