CRECIMIENTO

Seis claves del optimismo inteligente

ESTA ACTITUD DEBE INCLUIR NECESARIAMENTE UN COMPONENTE DE PROACTIVIDAD Y DE ACCIÓN

El conferencista español Carlos Hernández recuerda haber leído que la mayoría de las personas son optimistas. Por eso se casan, tienen hijos, hacen una carrera universitaria, aceptan un nuevo empleo... Entonces, ¿por qué se hacen en la actualidad tantos esfuerzos para promover entre la población una actitud optimista? El mismo Hernández estuvo en el país dictando una conferencia bajo el curioso título “Optimismo para torpes”. Para él, muchas personas que se autodefinen como optimistas exhiben en realidad un tipo de optimismo que él llama ilusorio -o torpe-, que se parece más al conformismo y excluye un importante componente: la acción. “Además, aunque los estudios digan que la mayoría de la gente es optimista, los momentos en que estamos viviendo, tanto en República Dominicana como en España, son momentos en que la gente se está desmotivando mucho, cansándose, y corre el riesgo de pasarse al bando pesimista”, asegura Hernández. DefiniciónEl optimismo, dice el conferencista, puede definirse como aquella confianza o esperanza en que el futuro será mejor. Pero para hablar de optimismo inteligente, este tiene que venir acompañado con algo de proactividad. “Ahora hemos tenido en España muchas protestas. Si yo me quedo en la protesta y se lo dejo todo a los políticos, pero no hago nada para que las cosas mejoren, eso es un optimismo ilusorio”, comenta. Hernández da algunas claves del optimismo inteligente, un concepto desarrollado por el psicólogo y escritor estadounidense Martin E.P. Seligman, padre de la psicología positiva. Evite a los “ladrones de energía”: tanto el optimismo como el pesimismo son contagiosos, pero el segundo lo es más. Las personas que deseen asumir y mantener expectativas de futuro positivas deberían alejarse, en la medida de lo posible, de los pesimistas. Sea un “gusano”: quien no se adapta al cambio corre el riesgo de convertirse en un dinosaurio y extinguirse; quien se adapta se comporta como el camaleón y puede sobrevivir, pero el “gusano” pasa por un proceso del que sale convertido en mariposa. Cuidado con el “soy como soy”: el optismismo y el pesimismo no son rasgos de personalidad, sino actitudes. Las actitudes se pueden cambiar. No basta con soñar: la diferencia entre un sueño y una meta es que el primero no tiene fecha y el segundo sí. El optimista inteligente convierte sus sueños en metas, y traza planes concretos para alcanzarlas. Motivación: La motivación es una actitud y usted puede elegirla. No espere a que sus superiores, amigos o familiares sean quienes le motiven. Cuidado con el enemigo interno: si bien existen “ladrones de energía”, en la mayoría de los casos las expectativas negativas no proceden de otros, sino de la propia mente. ¡Combata los pensamientos negativos!

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