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EN OTRA DIMENSIÓN

Remembranzas por Salomón

Una noche doña Jacqueline y yo nos reíamos muchísimo mientras mi amigo entrañable, su hijo Jean Louis Jorge estaba parqueando el auto. A ella le encantaba quedarse en el hotel Lina cuando venía a la Capital. Eso me decía siempre en un español mezclado con un acento francés que nunca perdió. Yo le decía “doña Jacqueline cuénteme para contarlo más adelante, cómo fue eso de cuando usted llegó desde el bello París a Santiago de los Caballeros”. Ella me contestaba: “bueno Magda, figúrate que cuando vine perdidamente enamorada de Salomón Jorge, tu amigo, el padre de tus amigos, yo llegué a mi adorado Santiago y cuando mi marido, como dicen ustedes las dominicanas me dijo que podía hacer lo que yo quisiera, salí un día a pasear por las calles de Santiago que sería mi nueva casa, y me enamoré del lugar”. Ese día, me contó, vestía un traje todo de blonda y encajes y una sombrilla que trajo de París toda llena de encajes. “Comencé como me dijo mi marido a caminar por la calle del Sol. Allí toda la gente venía detrás de mí. Figúrate Magda, una mujer con esa ropa tan extraña para ellos, era para llamar su atención. Mi esposo me hacía eso de maldad porque él venía detrás y yo no lo sabía”. Me contó que así comenzó a amar esta tierra al punto de sentirse tan santiaguera que, cuando conoció a René Klang, quien era francesa como ella, ésta le dijo: “pero tú estás tan santiaguera que ni yo te conozco”. Fueron amigas hasta el día de la muerte de doña Jacqueline. Santiago entero la adoró. Cuando ella partió, ahí comenzó la ida de don Salomón, un médico de un prestigio tal que, no sólo ganó premios grandes en el París, sino que también fue un hombre de bien. La vida es tal que he llegado a pensar que lo único que hay que hacer es vivirla. El único día que fui a su casa a verla cuando estaba enferma, le dijo a Jean Louis “Magda está ahí, dale mis pinturas de labio de Chanel”. Así se hizo. Hoy le mando esta nota al prestigioso doctor Bernard Jorge, otro orgullo de los dominicanos, quien reside en Los Ángeles, California porque no sólo me consideré de su casa, sino porque siempre en su casa, su madre y su padre me hicieron sentir así. Paz al gran Salomón Jorge. Todo el amor…muaaa.

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