VACACIONES

Dos días perfectos en Bora Bora

SU BELLEZA INCREÍBLE ES EVIDENTE DESDE SU ESPECTACULAR LAGUNA HASTA SU TELÓN DE MONTAÑAS VOLCÁNICAS

La mañana de nuestra llegada a Bora Bora a bordo del barco Royal Princess, de Princess Cruises, ordenamos “Lo último en desayuno en la cabina”, un desayuno tipo “brunch” (con platillos del desayuno y el almuerzo) para disfrutarlo en nuestra terraza. Así todos nuestros sentidos estaban deleitándose: el oído con sonido de las olas rompiendo contra el casco del barco, el olfato con el aroma de panecillos acabados de hornear; el paladar con el sabor de un quiche Lorraine y salmón, café, jugo de naranja; y el tacto con el deleite de una copa fría de champán para un brindis; y la vista, con los espectaculares panoramas de Bora Bora. Su belleza increíble es evidente desde su espectacular laguna protegida por un arrecife, con aguas en tonos que van del amarillo a múltiples azules, atolones con arenas blancas como la altea y un telón de montañas de origen volcánico que parecen haber sido talladas por la mano de un insigne escultor. Contemplamos esta vista durante una travesía de 10 noches que le dedicó dos días completos a Bora Bora. El barco bajó ancla en la laguna y lanchas nos llevaron al muelle de Vaitape, pueblito principal de Bora Bora, desde donde se puede tomar una lancha a hoteles en “motus” (pequeñas islitas en las cercanías o autobuses a hoteles). Vaitape es el mejor punto para compras de suvenires con boutiques que venden perlas negras, artesanía local y otros recuerdos. Desembarcamos enseguida para explorar este imán turístico con su historia polinesa desde el 900, descubierto por los europeos en el Siglo XVI y pasando a manos francesas en el siglo XIX. Ubicada 143 millas al noroeste de Tahití, Bora Bora cuenta con más habitaciones de hotel per cápita que ninguna otra isla de la Polinesia francesa. Pasando por vistas de dos picos, el Monte Otemanu (de 2,379 pies de altura) y el Monte Pahia (de 2,165 pies de altura) nos fuimos al Punto Matira al sur de la isla ñBora Bora es pequeñita: su carretera cubre sólo 19 millas y sus 5,000 habitantes viven en una serpentina de tierra junto al mar. En Punto Matira hay una de las mejores playas de las Islas de la Sociedad, que se extiende por unas dos millas con arenas adornadas por cocoteros. En esta área también se pueden ver cañones estadounidenses de cuando EE.UU. estableció una base en Bora Bora durante la Segunda Guerra Mundial. Hicimos paradas en varios templos antiguos polineses o “maraes”. Estos templos, ubicados cerca de la costa, están construidos de piedra e incluyen Arehautai Marae, Taharuu Marae y Marotetini Marae. Temprano en la tarde tomamos una lancha de nuestro hotel, el Four Seasons Bora Bora, para transportarnos a su “motu” privado (Motu Tehotu), a 30 minutos por bote al este de la isla principal. TODO LO QUE SE PUEDE HACER EN BORA BORAOpciones de disfrute: Cuatro restaurantes y bares con secciones al fresco y vistas panorámicas ofrecen platillos inspirados en la cocina polinesa y francesa, mariscos y pescados frescos (quizás un pez espada preparado con aceite y especias y servido con cubitos de hielo de tomate) y frutas y vegetales cosechados localmente. Una cena en el Sunset Terrace, con especialidades asiáticas, es romántica por las bellas puestas de sol. Y para lo último en romance, le traen, si lo desea, desayuno típico polinesio por canoa polinesa y empleados en vestido típico se lo sirven en la terraza de su casita.De nuevo en la isla principal de Bora Bora, cenamos en Bloody Mary’s, restaurante con mariscos y pescados.

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