¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?
Hospedarse en Su tienda
El salmo de hoy nos refleja el respeto hacia Dios, que vivía el salmista desde el fondo de su corazón, cuando expresa que solamente el hombre que procede honradamente y practica la justicia, el que tiene intenciones reales y no calumnia con su lengua, es el que puede hospedarse en Su tienda. El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino, el que considera despreciable al impío y honra a los que temen al Señor. El que no presta dinero a usura, ni acepta soborno contra el inocente. El que así obra nunca fallará (Salmo 14). Una enseñanza clara de lo que quiere Dios para nosotros sus hijos. Hoy, en el evangelio, el Señor hace diferencia entre Marta y María, hermanas de su amigo Lázaro, a quienes visitaba asiduamente. Le hace ver a Marta que el camino que ha escogido María es el correcto. Y el mundo de hoy sin darse cuenta nos lo hace ver cada día, cuando observamos a tanta buena gente angustiada con la prisa y las cosas materiales que nos hacen vivir como gente sin sentido. Le seguimos dando la importancia a lo material y perecedero antes que a las cosas del espíritu e imperecederas, las que permanecerán por los siglos de los siglos. Seguimos dando poco tiempo a la oración y los sacramentos, para volcarnos ante las necesidades “del cuerpo”. Por eso el Señor Jesús nos dice: “No anden preocupados por la vida pensando qué van a comer o a beber, ni por el cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Fíjense en los pájaros: ni siembran, ni cosechan, ni guardan en bodegas; y, sin embargo, Su Padre celestial los alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellos? Y, quién de ustedes, a fuerza de preocuparse, podrá añadir una hora sola al tiempo de su vida?” (Mt 6, 25-27). Nosotros, ¿a quién nos parecemos? ¿A Marta o a María? ¿Estamos afanando con las cosas del mundo o preferimos sentarnos a los pies del Señor a escuchar Su Palabra? Si de verdad estuviéramos escuchando Su Palabra, no estuviéramos hablando tantos disparates continuamente a través de todos los medios de comunicación social, ni haciendo tantas barbaridades que lloran ante los ojos de Dios. Por ejemplo, se da por sentado que hay muchos jóvenes “sexualmente activos”, así sin más ni más. Es un hecho, y sin reflexionar si es correcto o no, se acepta como tal. Por eso “deben conocer métodos anticonceptivos, no sólo para evitar el embarazo temprano, sino para prevenir enfermedades”. Y ¡que siga la fiesta! Y luego nos asombramos de la cantidad de adolescentes embarazadas en los diferentes hospitales. ¡Increíble que incluso personas católicas estén detrás de estos planteamientos! Vamos a pedir al Señor no distraernos con los cantos de sirena de este mundo hedonista, consumista y materialista. ¡Amén!