VIAJES
Río de Janeiro es único
LA CIUDAD ES MUNDIALMENTE RECONOCIDA POR SU EMBLEMÁTICO CRISTO DEL CORCOVADO
A comienzos de junio se inicia el invierno en Suramérica. Pero esta estación no es excusa para resistirse a visitar la inmensa Brasil, sobre todo su emblemática ciudad de Río de Janeiro. En Sao Paulo, las más prestigiosas marcas del mundo de la moda han realizado un fashion week, previo al Mundial de Futbol Sudáfrica 2010, los diseñadores se han inspirado en el esplendor de la naturaleza de las modelos brasileñas y en la diversidad y el colorido de la naturaleza salvaje. A pocas millas de Sao Paulo se encuentra Río de Janeiro, conocido mundialmente por su emblemático y maravilloso monumento el Cristo del Corcovado, que se encuentra en la montaña del Tijuco. Este impresionante lugar es nada más y nada menos que la floresta más grande del mundo dentro de una ciudad. Es un lugar de abundante vida salvaje en el que los macacos y otras especies le dan la bienvenida con sus emocionantes encuentros. El corazón de los visitantes acelera sus pulsaciones ya que para millones de personas es inusual tener estos emotivos encuentros. Las vibraciones de nuestros corazones se aceleran más cuando iniciamos el ascenso, ya sea por tren desde la falda de la montaña o desde el tour ecológico por su majestuosa carretera llena de curvas que se asemeja a una serpiente gigante que aumenta la adrenalina de los visitantes. Al llegar a la estación podemos ver las manos y la cabeza de un Cristo de espalda que te invita a verlo de frente, pero aún debemos seguir subiendo. El cielo es tan azul en una tarde despejada que produce la sensación de que es una sábana de seda en tus manos y que te puedes arropar con ella. Subimos una escalera eléctrica que es tan suave como su clima. Un ascensor que abre sus puertas al norte te lleva a la antesala de los pies de la octava maravilla del mundo y para esto abre sus puertas al sur para hacerte saber que estás a una escalera más, para llegar al Cristo del Corcovado. A LOS PIES DEL CRISTO SE RESPIRA GRAN PAZ El aire puro con olor a la naturaleza te recibe con el asombro de estar frente a un monumento símbolo de la humanidad, el cual tiene una base de 9 metros y el Cristo posee 31 metros de altura, que sin dudas tiene la mejor vista de la ciudad. Sólo las aves la pueden igualar. El silencio, el viento y el paisaje son testigos de que la gloria está en nuestro interior. El retorno es el inicio del deseo de regresar, el sonido de las aves se queda grabado en tu mente, pero no podemos quedarnos: nos espera en la falda del Tijuca una ciudad llena de vida.