EN OTRA DIMENSIÓN
¡Qué noche tan buena!
“Del cuello de la amada pende un Cristo, joyel en oro de un buril genial, y aparece este Cristo en su agonía dichoso de la vida al expirar.Tienen sus dulces ojos moribundos tal expresión de gozo mundanal que a veces pienso si el genial artista diole a su Cristo alma de don Juan” (“Gólgota rosa”, de Fabio Fiallo, para Ana María Menoscal). Yanela Hernández es una amiguita mía de antes, como me gusta decir. Ella todavía no sabe que fui y compré su libro nuevo de poesía esencial dominicana.Yanela es en realidad la voz oficial de todas las actividades del Banco de Reservas, y también esa voz de la Loto que ustedes escuchan día por día. Es una de esas mujeres más que trabajadoras, como nosotras las periodistas que la gente nunca sabe cómo es que trabajamos para salir adelante... bueno. La noche del martes 6 de la semana pasada llegamos las dos al borde de la locura al Club del BanReservas de la Avenida Luperón. Todavía no comprendo por qué a todos, o mejor dicho a muchos amigos, nos dio con irnos por la avenida Anacaona, que uno supone es más segura. Según me contaron, todos caímos en ese río que se pone en la entrada del hotel Dominican Fiesta. Yanela comenzó a llorar y yo comencé a decir el padrenuestro. Sinceramente yo llegué a pensar que no salía de allí. Bueno pero por fin llegamos. Era la noche de la gran Rhina Ramírez. Todo el que escucha las canciones de Rhina sabe cómo es ella, que no se altera y que nunca sabe nada de nada mientras uno se está volviendo loco. A todo esto estaba la pobre Atabeida -y todo su equipo de BanReservas y Rafaelina- poniéndose loca porque tenía en contra el viento, en contra de los manteles, los adornos... y mi gran amigo Oscar Peña con una sonrisa tipo Corín Tellado. ¡Qué equipo de trabajo, mi amigo lector! Para que usted sepa más o menos cómo es este trabajo. ¿Orión Mejía? ¿El “manda más” del grupo? ¡Hola, muchachos! ¿Todo bien? ¡Claro! Yo tenía años sin bailar, y me invitó el número uno de la arquitectura, Polibio Díaz, que baila como nadie. Bailamos tanto que se me rompió un taco y quedé fea al final. ¡Qué noche tan buena! Todo fue bien.¡Muaaaa!