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Dos grandes enlutan la plástica dominicana

NIDIA SERRA Y TOMASÍN LÓPEZ RAMOS DEJARON ESTE PLANO TERRENAL PARA HEREDARNOS SU LEGADO MEMORABLE

La semana pasada, del 21 al 28 de junio, crespones de luto hondearon en la plástica nacional: la maestra Nidia Serra, de ojos claros y sonrisa luminosa y Tomasín López Ramos, reconocido creador de las naturalezas muertas, en cuyos lienzos pervivirá por siempre, dejaron este plano terrenal para heredarnos su legado memorable, pero quedando huérfano de sus talentos la plástica nacional. Recordando sus aportes, iniciamos testificando los que hiciera la maestra Nidia Serra, de las primeras egresadas de la Escuela Nacional de Bellas Artes, la que dirigió más adelante atendiendo a sus méritos artísticos y a su probada capacidad de enseñar a sus discípulos, los modos y formas de las artes plásticas y los valores más trascendentes del arte de la imagen. Nacida en 1930, en Santo Domingo, recibió en vida numerosos premios en el país y el exterior, entre ellos: Mención de Honor de la exposición Femenina de Río de Janeiro (1948), Galardón en Dibujo en la Bienal Nacional de 1960, en 1979 recibió el título de “Dama de América”, otorgado por el Consejo de los Derechos de la Mujer en México, fue por años directora de su Escuela de Arte, en la Zona Colonial, de la que egresaron, niños y adolescentes que más adelante se convirtieron en trascendentes artistas: Enriquillo Rodríguez Amiama, Raúl Recio y Scherezade García. Tomasín López Ramos nació en España en 1930. Inició sus estudios pictóricos en el taller de George Hausdorf, 1945. En 1955 continúa sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Madrid, es desde 1955 a 1974 que trabaja su obra desde las orientaciones de Gilberto Hernández Ortega. Fue un impresionista sincero. Retratos, paisajes y bodegones conformaron su universo pictórico, sus inicios estuvieron signados por el tenebrismo goyesco, estilo que fue evolucionando a un cromatismo más luminoso.

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