TURISMO ECOLÓGICO
Los humedales del río Ozama
La gracia de un humedal, dice el viceministro de Áreas Protegidas, Eleuterio Martínez, es el racimo de lagunas de todos los tamaños que bordean el río que invitan a realizar todo tipo de actividades de recreación.
El remanso del río Ozama a su entrada a la provincia Santo Domingo y hasta su desembocadura en el Distrito Nacional, conforma el segundo sistema de humedales más grande e importante del país.
Casi en su totalidad, estos ecosistemas forman parte del Parque Nacional Humedales del Ozama (creado mediante decreto 207-02) y del Cinturón Verde de Santo Domingo y desde hace un año están siendo habilitados para el turismo y el uso familiar por el Ministerio de Medio Ambiente.
La gracia de un humedal, dice el viceministro de Áreas Protegidas, Eleuterio Martínez, es el racimo de lagunas de todos los tamaños que bordean el río que invitan a realizar todo tipo de actividades de recreación.
Es una oportunidad cercana y económica para conocer patos, garzas de ríos y grises, yaguazas, zaramagullones y carraos; reposar bajo una ceiba centenaria, respirar aire puro a pocos kilómetros del centro urbano, realizar reuniones familiares, caminar, montar bicicleta, pasear en botes, hacer investigación científica o simplemente tirarse sobre la grama y no hacer nada.
UN PARQUE DE 47.42 KILÓMETROS CUADRADOS
Hay espacio para mucho: el Parque Nacional Humedales del Ozama mide 47.42 kilómetros cuadrados, con un sendero de 27 kilómetros de largo que conecta Laguna Manatí, en La Victoria, con el Cachón de la Rubia, en Santo Domingo Este.
A su entorno se suman el Parque Ecológico Las Malvinas y la Islita de la Esperanza, en la confluencia de los ríos Ozama e Isabela.
VIVIR FRENTE AL RÍO
El gran logro de las autoridades en el río Ozama es haber recuperado un área que, aunque protegida, estaba deforestada, y ofrecerla como un gran enclave de recreación para las familias dominicanas y los visitantes extranjeros, dice el administrador del Parque Nacional Humedales del Ozama, Rafael Dipré.
“Se han sembrado más de 120,000 plantas en el parque, especialmente caoba, mara, roble, corazón de paloma, Juan primero, ceiba y capá”, informa.
En algunos puntos se han construido infraestructuras mínimas para servicios sanitarios y una brigada del Servicio Nacional de Protección Ambiental se encarga de vigilar las zonas ya habilitadas para el uso público como El Cachón de la Rubia, los parques ecológicos Las Malvinas y El Cachón de San Isidro, la Islita de la Esperanza y las lagunas Manatí y Flamenco.
Estos lugares ya reciben cientos de visitantes de universidades, colegios, liceos, instituciones privadas y públicas, investigadores, personas relacionadas con el turismo y jóvenes estudiantes que realizan labores sociales y académicas de reforestación en el parque, explica Dipré.
PROGRAMA
Para motivar la sensibilidad y la participación ciudadanas en la protección de los humedales y los recursos acuíferos, el Ministerio de Medio Ambiente implementa el programa “Vivir frente al río”, que en una primera etapa procura que las familias ubicadas en las márgenes de los ríos Ozama e Isabela aprovechen las ventajas de vivir a orillas de estos cursos de agua y colaboren en su cuidado y preservación.
MÁS SENSIBILIDAD CIUDADANA
Más que sembrar árboles, limpiar los ríos, despejar zonas dedicadas al conuquismo o abandonadas, a las autoridades de Medio Ambiente lo que más les ha costado ha sido crear conciencia en la población, y en los mismos ayuntamientos, sobre la importancia de los recursos naturales, aunque aseguran que poco a poco lo están consiguiendo.
“En Los Tres Brazos la gente ya no tira la basura al río, y en Capotillo y Simón Bolívar muchas familias siguen un programa de recogida de basura junto con Ayuntamiento del Distrito Nacional. Estamos tratando de rescatar el Ozama; es un sueño pero tenemos que comenzar”, dice Eleuterio Martínez.