La Vida

NATALIDAD

Elección prenatal genera un dilema

TÉCNICAS. LA FERTILIZACIÓN ASISTIDA Y LA BIOPSIA PREIMPLANTATORIA

Santo Domingo.- Muchas parejas desearían seleccionar el sexo de su bebé o evitar que éste nazca con alguna enfermedad congénita. Para ellas hay una noticia buena y otra mala. 

La buena es que, con la ayuda de técnicas como la fertilización asistida y la biopsia preimplantatoria, pueden materializar su deseo. La mala es que diferentes factores alejan de sus manos esa posibilidad. 

Entre esos factores se encuentran el costo de las técnicas citadas, el dilema ético de interferir en la proporción de hombres y mujeres, así como el marco legal generado con la aprobación del artículo 30 de la nueva Constitución. 

Sobre este tema opinan los ginecólogos obstetras Víctor Montes de Oca, del Programa de Fertilización Asistida y Medicina Perinatal (Profert); Elaine Rosario, del Centro de Fertilidad y Reproducción Humana (Cenfrhu); y Ruth Infante, del Departamento de Infertilidad de Hospiten. 

Los conflictos de elegir

Antes de procrear, una pareja puede saber si sus hijos tienen riesgo de padecer ciertas enfermedades congénitas. Sin embargo, un método eficaz para evitar que así suceda es la biopsia preimplantatoria, que se realiza en algunos países tras la fertilización in vitro. Una vez los óvulos son fertilizados y se forman los embriones, de éstos se extraen células que son analizadas para determinar la existencia de males congénitos. 

Es larga la lista de enfermedades que se pueden identificar mediante este procedimiento. “Pero tú no vas a diagnosticarlas todas; sólo las más frecuentes”, afirma Víctor Montes de Oca, del Programa de Fertilización Asistida y Medicina Perinatal (Profert). Trisomías, talasemia y enfermedad de Tay-Sachs son algunos males que se pueden detectar. 

El objetivo es implantar en el útero sólo los embriones sanos. En países donde se aplica este tipo de estudio, se recomienda a parejas en las cuales la mujer tenga una edad avanzada o en las que haya historial de enfermedades genéticas. 

“A medida que aumenta la edad de la mujer se reduce la tasa de embarazo, pero aumenta la posibilidad de enfermedades cromosómicas”, explica Montes de Oca.

Relación costo-beneficio

Tomando en cuenta que sólo entre el 3 y el 5 por ciento de la población tiene riesgo de enfermedades congénitas, el número de personas que se beneficiarían de esta técnica sería reducido. La relación costo-beneficio limita su aplicación. 

Elaine Rosario, del Centro de Fertilidad y Reproducción Humana (Cenfrhu), informa que una fertilización in vitro a la cual se le añada la determinación de enfermedades congénitas superaría los 20 mil dólares. A eso se suma el dilema ético. 

“Al final ¿qué vas a hacer si los embriones que se capturaron tienen (una enfermedad)? Ya son vidas”. 

Los médicos cuestionan el uso de esta técnica para elegir el sexo del bebé, a menos que sea para evitar enfermedades relacionadas con el sexo. 

Marco legal

La controversia no termina ahí. También están las posibles consecuencias legales de aplicar estos métodos en el país. 

Para Ruth Infante, del área de Infertilidad de Hospiten, “ese es un campo que en el país está en pañales, no hay legislación ni reglas claras para saber en qué marco te estás desenvolviendo”. 

Recuerda que el artículo 30 de la Constitución, aprobado recientemente por la Asamblea Revisora, establece el respeto a la vida desde la concepción. 

En ese escenario, Infante considera “una locura” manipular embriones para implantar sólo aquellos que están libres de enfermedades. “¿Qué harán los padres con los otros embriones?”, expresa.

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