LECTURA COMPRENSIVA
Niños y niñas frente a la muerte de un progenitor
El proceso de duelo para los niños y las niñas, puede empezar cuando el progenitor o la progenitora está gravemente enfermo. Los pequeños se hacen y les hacen a los adultos preguntas acerca de la situación. Generalmente quieren saber si su papá o su mamá van a mejorar y cuándo. Generalmente se sienten culpables, sobre todo por la incapacidad que sienten de no poder sanar a su ser amado. Es bueno responder con la verdad, pero solamente aquello que pregunten, sin ahondar, con palabras sencillas y hasta donde ellos puedan entender. Cuando la enfermedad termina con la muerte es recomendable hablarles del grado de la enfermedad que tenía su papá o su mamá y diferenciarla de otras menos fuertes, y luego hablarles de las consecuencias de las enfermedades graves. Para los pequeños la muerte de un progenitor, especialmente de su madre o con quien han creado el vínculo, tiene un efecto devastador. Se exacerba el sentimiento de culpa y la sensación de abandono; crece un sentimiento de inseguridad y de que su mundo se tambalea. La normalidad es que los niños pequeños no expresen sus sentimientos con palabras. Pueden mostrarse rebeldes, hacer rabietas (tanto en la casa como en la escuela), hacer regresiones, como volver a orinarse en la cama, retomar el dedo que antes succionaban, bajar el rendimiento escolar, mostrarse distraídos, etcétera. Pueden sentir rabia, dolor, tristeza. También, pueden reír y estar muy activos, eso no significa que no les duele, es un mecanismo de defensa contra el dolor. Además, pueden optar por no hablar. Es importante que los adultos se ocupen de sí mismos y puedan transmitirles estabilidad y confianza. Eso les dará seguridad, tanto en el presente como en sus expectativas sobre el futuro. Es recomendable que la escuela conozca el proceso que está viviendo el niño, para que puedan ayudar. Casi en la totalidad de los casos, los niños manifiestan su duelo en sus dibujos. Eso es bueno, ya que es uno de los pocos recursos que tienen de exteriorizar sus sentimientos y emociones. No es recomendable decirles que la persona está durmiendo, pues les puede crear miedo.