Fonoaudiología: terapias para comunicarse mejor

Santo Domingo.- Carlitos estaba solo en una esquina, mientras su grupo de amigos le daba la espalda y jugaba sin su participación. Por no comprender ni acatar las reglas del juego, sus compañeros se negaron a integrarlo a la dinámica. Todos hablan el mismo idioma, pero el proceso de comunicación de Carlitos dificultó sus relaciones humanas y su adaptación al medio. Por éste y otros ejemplos de problemas de comunicación existe la fonoaudiología, una disciplina que estudia la comunicación humana, su naturaleza y sus desórdenes. “Lo que buscamos los especialistas en fonoaudiología es promover buenas habilidades comunicativas, prevenir desórdenes de la comunicación y evaluar, diagnosticar y trabajar en el tratamiento de esos trastornos”, aseguró Nelcy Corral, fonoaudióloga colombiana. Tanto el niño como el adulto pueden presentar problemas fonoaudiológicos que impiden el asiento de la base que sostiene todos los procesos sociales, educativos y afectivos que integran y desarrollan a los individuos en la sociedad. “La gente cree que los trastornos de la comunicación sólo tienen que ver con los niños, pero no, se equivocan. Trabajamos con casos de personas adultas, que en la mayoría de las ocasiones sus dificultades están relacionadas con la voz”, afirmó la especialista del Centro Vida y Familia. Las cinco claves La palabra fonoaudiología no tiende a ser conocida en República Dominicana. A pesar de que los trastornos de comunicación se repiten en todo el territorio nacional, ninguna universidad incluye su estudio en sus programas. No abundan los fonoaudiólogos en el país. La voz, la audición, el aprendizaje, el lenguaje y el habla son las cinco ramificaciones de la fonoaudiología. De acuerdo con Corral, el lenguaje tiene que ver con lo que se exprese, con lo que se comprende, con la pronunciación y la organización de los sonidos. En el habla intervienen los procesos de alimentación. Algunos de sus trastornos son la tartamudez, los trastornos de fluidez y de repetición de un sonido. Algunos niños, cuando mastican, dejan la comida en los cachetes por un rato y la madre tiene que insistirles para que acaben de comer; esto corresponde a un trastorno sensorial. “Cuando uno mastica, los músculos que trabajan en la masticación son los mismos que se emplean cuando se habla. Si no se mastica ni se estimulan los músculos, el ritmo del habla será lento”, explicó. En cuanto a los procesos de aprendizaje, tienen que ver con problemas de escritura y de lectura. Son aquellas alteraciones por las que el niño no entiende la relación entre una letra y un sonido, no construye ideas amplias, comprende inadecuadamente la lectura o cambia una letra por otra. La voz es otra de las facultades afectadas. Corral indicó que a veces las personas se ponen disfónicas, a causa de un mal uso de la voz que produce alteraciones en la garganta. LOS FRUTOS DE SU APLICACIÓNLograr la mayor independencia para que las personas se relacionen y comuniquen por sus propios medios es uno de los objetivos de esta disciplina. Para cumplirlo, el fonoaudiólogo somete al paciente a ejercicios musculares, de estiramiento, de tensión muscular, de estabilidad sensorial, de movimiento, de masticación y respiración. Corral aseguró que los resultados de las terapias se notan a las pocas semanas. “Los niños, por ejemplo, aprenden a obedecer normas, a agilizar y hacer fluida su pronunciación con los ejercicios y su vida social se torna mejor”, dijo. Eso funcionó con el caso de Carlitos, quien tiene dos meses en terapia de aprendizaje. Sus compañeritos lo integran al grupo y el rechazo del que fue objeto un día es parte del pasado. Se le ve sonreír, brincar y jugar más a menudo. Ya se relaciona con su entorno, ya comunica. “Si no comunicamos adecuadamente, si no procesamos correctamente, perdemos esa parte del ser social que somos”, concluyó.