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La Vida

¿QUIÉN ESTÁ EDUCANDO AL PUEBLO?

El amor de Dios

Maruchi R. De ElmúdesiSanto Domingo

Desde hace unos días hemos estado oyendo las conferencias del reverendo padre Ignacio Larrañaga, fundador de los Talleres de Oración y Vida, desde hace 25 años. Dichos talleres son para enseñarnos a vivir la Palabra de Dios que son Palabras de Vida. Nos enseñan a orar con Dios.

Dar espíritu y vida para que la labor de apostolado sea más eficaz. Estas pequeñas comunidades se pueden convertir en verdaderas comunidades de base, para seguir creciendo en el amor y aprendiendo a ser “Alter Christis”. Esa es la tarea del cristiano. Todos estos instrumentos nos deben de servir para ir poco a poco conociendo el amor de Dios hacia nosotros y cómo debe ser nuestra respuesta frente a ese gran amor.

En el Evangelio de hoy Jesús le dice a Nicodemo: “Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del Hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.

Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en Él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz...” (Jn 3, 14-21).

¿Cuál es el rostro de Jesús que debemos presentarle al mundo de hoy? Esa es una pregunta que debemos pensarla detenidamente y pidiendo a Dios sabiduría. Pues, parece ser que todavía vivimos en el Antiguo Testamento, y no hemos aprendido el Mensaje de Jesús de Nazaret, que murió para darnos la oportunidad de tener vida y vida en abundancia. No hemos sabido revelar el rostro de Jesús al mundo. El Dios que Jesús nos ha revelado es el Dios Amor. El Dios Padre Misericordioso, lento en la cólera y rico en clemencia. Él nos ama gratuitamente. Quizás pero eso no lo entendemos. Por nuestro mercantilismo. ¡Tanto tienes, tanto vales! ¿Por qué el mundo no ha conocido el amor de Dios? El documento Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, nos lo dice claramente: “… con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios” ( G.S. No. 19).

“El hombre cristiano, conformado con la imagen del Hijo, que es el primogénito entre muchos hermanos (Rom 8, 29; Col 3, 10-14) recibe las primicias del Espíritu (Rom 8, 23), las cuales le capacitan para cumplir la ley nueva del amor” (G.S No 22).

¿Por qué entonces el cristiano de hoy no vive el amor de Dios en su cotidianidad? ¿Qué ha sucedido? Que no ha comprendido todavía que hemos sido creados para ser engrandecidos, hasta ser iguales que Dios por participación del amor.

Debemos, como nos dice San Juan de la Cruz, “engrandecer el alma”. Y hemos estado mirando para otro lado.

Mientras no hagamos la “guerra” al egoísmo no vamos a aprender a amar ni a Dios ni a nuestros hermanos. Jesús es quien nos enseña el amor de Dios y no hay mejor maestro para aprender a amar.

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