ECOTURISMO
Valle Nuevo, enigma y seducción
Es uno de los varios altiplanos que conforman los 910 kilómetros cuadrados del parque nacional José Bautista Pérez Rancier.
¿En serio... estamos en República Dominicana?
El viajero se hace esa pregunta muchas veces a lo largo de los 30 kilómetros que unen el casco urbano del municipio de Constanza (provincia La Vega) con los últimos altiplanos del Parque Nacional Valle Nuevo, en el corazón de la cordillera Central.
Atrás van quedando estampas que nublan los sentidos: el azul ceniza de las hileras de repollo y el morado de las lechugas que contrastan con el verde intenso de las parcelas sembradas de papas, zanahorias, apio y cebollín; las casitas del antiguo asentamiento agrario conocido como Colonia Japonesa y las aguas espumosas del río Grande, que hay que salvar a pie o en vehículos para seguir camino arriba; pequeños grifos de agua que brotan de la tierra húmeda y de los costados de la montaña y una sensación de misterio y plenitud difícil de explicar.
Ese sábado de finales de febrero, camino a La Nevera o Las Pirámides, donde sería juramentada la presidenta de la Fundación Propagas como directora del Parque Nacional Valle Nuevo, el camino parecía alargarse más de la cuenta. Pero no hizo falta un camino asfaltado para disfrutar del paisaje deslumbrante.
Pobrecitos los que viajaron en helicóptero. Se llevan la vista área del paisaje de sembradíos, pinares y pajones amarillos, pero se pierden de las margaritas y los azulejos que alegran el camino, de los hilos de agua que aparecen de la nada, de la tierra polvorosa pese a estar tan alto y de atravesar las neblinas del más enigmático de los parques nacionales dominicanos, que en realidad se llama Juan Bautista Pérez Rancier, en honor del explorador y naturista dominicano que junto con el profesor Miguel Canela Lázaro hizo mesuras en la cordillera Central que motivaron la conservación como zona protegida de sus riquezas naturales.
Fascinación y belleza
Si el salto de Aguas Blancas (83 metros de caída libre) fascina por su belleza natural y los monumentos de Las Pirámides y el que se alza en honor del coronel Francisco Alberto Caamaño en La Lechuguilla le dan al parque un toque de historia patria, son los misterios de Valle Nuevo los que seducen a cientos de viajeros locales y extranjeros que exploran cada año sus alturas, las más altas comprendidas entre los 2,200 y 2,400 metros sobre el nivel del mar.
Al vislumbrarse la cumbre de la loma Alto Bandera, ubicada a 2,872 metros sobre el nivel del mar, la mente vaga y se pregunta si serán ciertos los mitos que rodean su falda; si existe realmente un valle encantado a sus espaldas que atrapa a los viajeros y los hace perder el rumbo; si será cierto que aparecen ciguapas y palmas de oro y si las escalofriantes neblinas de la loma La Chorreosa dan tanto miedo.
Puede que, efectivamente, la neblina que cubre el entorno del parque desde tempranas horas de la tarde eleve la carga de misterio. Eso y el frío, porque, aunque las noches son despejadas, el clima es tan frío que se han registrado temperaturas mínimas de hasta -8 grados Celsius en diciembre y enero.
Sobre la pirámide ciclópea ubicada en el Valle de Los Frailes (La Nevera), uno de los puntos más visitados de Valle Nuevo, dice su diseñador y constructor, el ingeniero y arquitecto Julio Hernández Santelises, que fue construida en el año 1957 en agradecimiento a Rafael Leonidas Trujillo por la construcción de la carretera José Durán, que une Constanza y San José de Ocoa.
Muchos vallesValle Nuevo es uno de los varios altiplanos que conforman los 910 kilómetros cuadrados del parque Juan Bautista Pérez Rancier, establecido como reserva científica en 1983 y elevado a parque nacional con este nombre en 1996. Compartido por las provincias San José de Ocoa, La Vega, Azua y Monseñor Nouel, tiene una cobertura boscosa de 390 kilómetros cuadrados y 221 kilómetros cuadrados dedicados al cultivo de productos menores, según estadísticas recopiladas por la Fundación Propagas disponibles en el CD interactivo “Valle Nuevo: Madre de las Aguas”.
Precisamente el nacimiento de aproximadamente 472 ríos, agrupados en cinco cuencas hidrográficas, le han valido este mote al Parque Nacional. Los más importantes son el Nizao, río Grande, río del Medio, Blanco, Las Cuevas, Tireo, Los Flacos, Ocoa y Calderón.
Una población aproximada de 3,500 habitantes vive dentro y alrededor del parque, formando 20 comunidades, entre ellas Las Espinas, La Nuez, La Siberia, La Finca, El Convento, Pinar Parejo, El Mechesito, El Pichón y Candongo.
DOÑA ROSA MARGARITA, DIRECTORA DEL PARQUE
Cuando doña Rosa Margarita Bonetti aceptó la asignación como directora del Parque Nacional Valle Nuevo (por iniciativa de la Secretaría de Medio Ambiente), se comprometió a hacer cumplir las nuevas normas que regirán en el parque, entre ellas la prohibición de fumar en los caminos y de grabar, pintar o escribir sobre los árboles, piedras y letreros de señalización.
“La fundación nació para cuidar y preservar el medio ambiente. El negocio nuestro viene de la tierra, es petróleo, entonces la fundación nace para devolverle a la tierra lo que nosotros le sacamos”, confesó doña Rosa.
El CD interactivo realizado por la Fundación Propagas enseña a niños y adultos todo lo relativo al Parque Nacional.
DÓNDE ACAMPAR. Hay áreas disponibles para acampar en las casetas del parque ubicadas en Sabana Quéliz y La Nevera. También funciona en el parque el proyecto ecológico Villa Pajón.
UNA PECULIAR BIODIVERSIDAD. En el parque se han identificado 531 especies de plantas, 138 endémicas de la isla. Las sabanas húmedas, los pinares y los bosques latifoliados caracterizan la vegetación de la zona.
PRINCIPALES ACTIVIDADES. Senderismo, ciclismo, observación de aves, campamento, exploración y visita a los monumentos, cascadas y cabeceras de ríos que nacen aquí.