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FAMILIA

Las madres deciden el futuro de sus hijas

LA CRIANZA DE LAS MUJERES DEL PORVENIR ESTÁ EN LA FAMILIA Y ESPECIALMENTE EN EL AFECTO MATERNO

SANTO DOMINGO.- Uno de los principales dones femeninos es la maternidad, la capacidad de traer al mundo a otros seres humanos luego de acunarlos y alimentarlos en el vientre. Entonces empieza el rol más importante que toda mujer debe asumir: la crianza de los hijos e hijas. Estas últimas tienen especial conexión con la madre por compartir el mismo sexo y futuras experiencias, como la propia maternidad. “El papel de la madre en la crianza de una hija es básico, la madre es el eje del hogar, es primordial en el funcionamiento de la familia, es esa figura con quien las hijas se identifican con sus valores, su rol. La madre es el corazón de la familia”, afirma la psicóloga Nancy Morales de Peláez, del Centro de Desarrollo Humano. Mariana Fernández de Maura, psicoterapeuta en el mismo centro, agrega que la madre es quien crea el clima de la familia, es esa armonía y equilibrio que requiere el núcleo familiar para funcionar bien. El estado de ánimo de la madre determina la atmósfera de paz o de conflicto que se viva en la casa. No sucede lo mismo con la figura paterna. Valga añadir a ese dato que los hijos e hijas viven hasta los siete años de edad siendo totalmente dependientes del estado emocional de sus madres debido a los lazos biológicos que los unen. “Una crisis familiar que inicia en la madre es probable que acabe con la estabilidad, porque la mujer es el factor de cohesión del hogar”, revela Fernández de Maura. SituaciónDesde el nacimiento, los hijos son muy apegados a la madre, sin embargo, a medida que pasa el tiempo los varones deben acercarse al padre para aprender de él roles sociales, mientras que las niñas deben mantenerse de la mano de mamá, aunque sin descuidar las relaciones madre-hijo y padre-hija, que también son esenciales. “La mujer tiene en el hogar ante toda una labor de formación, las hijas necesitan de esa voz de confianza, de esa persona que es igual a ella para que le diga los pro y los contra de cada situación, que les oriente desde temprana edad, que les de afecto y les ayude a fortalecer su autoestima, que les enseñe respeto a sí mismas y a los demás”, detalla Morales de Peláez. La madre es para sus hijas la mano amiga, el abrazo a tiempo, el consejo preciso, el regaño oportuno, la protección incondicional, es seguridad y autoridad, respeto, ejemplo y guía, sin embargo, ¿Qué ocurre cuando la madre no pasa tiempo en casa? Esta es una de las problemáticas que más azota a la familia actual. La madre moderna ha salido del hogar, trabaja y busca el sustento igual que el hombre, es la nueva “proveedora”, y desde que adquirió su nuevo estatus empezó a restar tiempo a los hijos, dejándoles en manos de la televisión, los videojuegos y hasta del personal de servicio. Ya no hay mucho espacio para enseñar disciplina, orden, poner horarios, y manejar ciertas conductas de los niños. La familia“Ya casi no hay familias nucleares, la mujer ha asumido la totalidad de los roles debido a la alta incidencia de los divorcios”, dice Morales de Peláez, a lo que Fernández de Maura agrega un fenómeno social tan común en RD como es la paternidad irresponsable. Siendo la madre un modelo integral para sus hijas, estas asumen y se identifican con ese papel dominante de ser padre y madre a la vez. Morales de Peláez asegura que las niñas de hoy, desde muy pequeñas quieren tener los mismos derechos que sus hermanos varones, y es porque se les han dado las libertades, quieren protagonismo y lo exigen. “Hoy en día hay un trato bastante igualitario hacia los hijos en el hogar, porque ellos mismos han decidido seguir los roles impuestos socialmente”, comenta la psicóloga. Ya no sucede que las niñas de la casa tengan que lavar la ropa de sus hermanos varones, o sacarle la toalla al padre cuando va a bañarse, hacer el desayuno o la cena. Han ganado ser tratadas de forma igualitaria en la familia. Sin embargo persiste el fenómeno de las madres machistas, quienes, como asevera Fernández de Maura, son las que propician la misoginia endiosando a sus hijos varones y dándoles supremacía sobre las hembras. “Cuando se presentan casos de hombres que maltratan en el historial siempre aparece una madre que los endioso, o en cambio una madre desatenta, que dejo una gran carencia afectiva”, sostiene. MEDIDAS A PONER EN PRÁCTICASegún Morales de Peláez, en la medida en que la mujer ha ido luchando y reclamando sus derechos frente a los hombres, muchas cosas han cambiado en su forma de pensar y de criar a sus hijas, para que éstas no repitan el modelo antiguo según el cual las mujeres pasaban de estar, bajo tutela del padre a estar bajo la del esposo. La experta aconseja a las madres que quieran una relación estrecha con sus hijas establecer una rutina. Elija un día de la semana y declárelo “Día de chicas” y haga algo divertido con sus hijas y otras mujeres de la familia. Esto fortalece la sensación de pertenencia a la familia. Hágalo desde la infancia. Otro consejo de Fernández de Maura: “Dar el ejemplo y aleccionar de palabra son ambos aspectos relevantes, una cosa no funciona sin la otra, pues los seres humanos tendemos, subconscientemente a repetir patrones, a emular acciones si vienen de figuras de autoridad como los padres”.

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