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OBRA

En honor al Poeta de las Formas

EN PRINCIPIO, GASPAR MARIO CRUZ MODELABA IMÁGENES DE BARRO. MÁS TARDE, PASÓ A LA MADERA, QUE TRANSFORMABA EN SORPRENDENTES ESCULTURAS

SANTO DOMINGO.- Jeannette Miller, en su libro “Gaspar Mario Cruz, Poeta de las Formas”, divide su obra en cuatro períodos: primero el autodidacta; segundo, el académico; el tercero comprende las décadas del 60, 70 y 80, época en que su obra alcanza plena madurez. El cuarto período se inicia a mediados de los 80 cuando aborda el “período tranquilo”, que distinguirá las puertas de la Catedral de Santiago Apóstol (1990) y sus piezas posteriores. “Honor a su memoria enaltecedora”. “¡Oh, América infeliz que sólo sabes de tus grandes hombres cuando son tus grandes muertos!”. Federico Henríquez y Carvajal Por conciencia social y solidaria con la memoria de nuestros grandes artistas, me alineo al grupo de dominicanos que recordamos a los grandes forjadores de nuestra identidad cultural, como el escultor Gaspar Mario Cruz, quien dejara este plano terrenal el 6 de septiembre del 2006. Un grupo de sus amigos liderados por el ingeniero José Muñoz, empresario coleccionista exclusivo custodio de la obra del maestro Cruz, y el presidente de la Asociación Dominicana de Críticos de Arte, Amable López Meléndez, encabezaron junto a compañeros artistas, coleccionistas y admiradores un ceremonial a su recuerdo en la iglesia Jesús Maestro. El llamado “Poeta de la Madera”, por la crítica de arte Jeannette Miller, autora de la monografía testimonial sobre su obra escultórica, nació en San Francisco de Macorís el 6 de enero de 1925, y a la edad temprana de 12 años inicia la carrera que lo catapultaría a uno de los sitiales más encumbrados de la creación escultórica del país. Una carrera colmada de distincionesComo un regalo para sus conciudadanos, Gaspar Mario nació el Día de Reyes y, curso a la ley de causa y efecto, su vida transcurrió entre el barro que le servía para modelar hermosas figuras de santos, para más tarde, pasar a trazos de madera que transformaba en sorprendentes figuras escultóricas. En 1956, el artista gana el Primer Premio de Escultura en la VIII Bienal Nacional de Artes Plásticas con su obra “Llanto de Baquiní”. En 1958 obtiene de nuevo el Primer Premio de Escultura en la IX Bienal Nacional de Artes Visuales con su talla en caoba bajo el título “Amantes”, repitiendo en 1960 con una Segunda Presea, con la obra “Muchachos”. En 1964 gana el Tercer Premio en el Concurso E. León Jimenes. En 1985, la Magna Asamblea de la UNESCO lo elige en Madrid como Presidente de Honor, junto a otros artistas latinoamericanos sobresalientes.

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