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SU GRAN SUEÑO

“Quiero escribir canciones con mi puño y letra”

LA NECESIDAD DE PLASMAR EN UN PAPEL SUS COMPOSICIONES LLEVÓ A JUANA SILVERIO AALFABETIZARSE A SUS 36 AÑOS. SE ENORGULLECE DE QUE SU HIJO DE 6 AÑOS LA ESTÉ AYUDANDO EN ESTE PROCESO

SANTO DOMINGO.- “Quiero escribir canciones con mi puño y letra”. Este es el argumento que utiliza Juana Silverio para justificar su interés de aprender a leer y a escribir a sus 36 años, luego de haber formado una familia de seis hijos y una nieta. No se avergüenza. Al contrario, está muy orgullosa de que hasta su hijo Rolando, de seis años, le enseñe a alfabetizarse. Está muy entusiasmada y hasta en sus ojos puede advertirse que, de seguir con esa fuerza de voluntad que tiene, podría realizar el sueño de ser una gran compositora. “A mí me gusta componer canciones. Desde que era niña me ponía a inventar y las cantaba delante de mis amigas, que también me pedían que cantara algunos discos de los que estaban de moda en esa época. De verdad que eso me encanta y quisiera algún día poder escribirlas aunque sea para tenerlas guardadas”, comenta con alegría. Al parecer ni su pobreza, ni sus limitaciones académicas han detenido su interés en ser excluida de la larga lista de analfabetos que hay en el país. Tanto así que, afortunadamente, ella ya figura dentro de los 132 mil adultos que han aprendido a leer y escribir, gracias a la labor que realiza desde hace tres años, la Red Nacional de Alfabetización, de la Secretaría de Educación. Con un espíritu divertido, actitud activa y personalidad extrovertida, Juana o Juanita, como la llaman en donde vive, en el barrio Los Guaricanos, manifiesta su satisfacción porque ya sabe escribir su nombre, el de sus hijos, su comadre y otras palabras que llevaba 36 años mencionándolas sin saber siquiera cuáles letras se usan para escribirlas. Ahora no sólo se limita a decir mamá, por ejemplo, sino que sabe convertir en letras esta palabra que tanto significa para los seres humanos, sobre todo para ella que tiene seis hijos que la llaman así. Es una mujer trabajadora y muy luchadora, y después que decidió alfabetizarse, ha incrementado su agenda de trabajo. Ahora debe terminar más temprano sus tareas en la casa y en el salón de belleza donde labora, pues a las 5:00 de la tarde la emprende hacia a la escuela para tomar sus clases hasta las 7:00 de la noche. No cabe duda, hasta la forma de agarrar el cuaderno demuestra que Juanita está decidida a aprender lo más que pueda para convertirse en una compositora de verdad verdad. Ah, otra meta que tiene la joven abuela es hacer un curso de belleza “porque me encanta eso y quiero aprender, sobre todo ahora que trabajo en un salón”. Razones de analfabetismoNo es que nunca fue a la escuela ni mucho menos. Lo que provocó que Juanita no aprendiera a leer y a escribir cuando era una niña fue el desinterés que mostraba en la escuela cuando estaba en clase. Sólo le gustaba cantar y jugar. Quizás eso lo hacía para disipar la pena que sentía por la separación de sus padres, pues esa fue la causa por la que ella tuvo que irse a vivir con su abuela y una tía “y yo recuerdo que me consentían mucho y si yo no quería ir a la escuela mi abuela me decía que me quedara en la casa, y nada, después no volví más. Hoy eso me ha pesado, pero como nunca es tarde, yo voy a aprender”, sostiene con voz enérgica. En esta iniciativa la apoyan sus hijos Estarlín, Elibany, Manuel Ísael, Manuela Carolina, Elizabeth Manuela y Rolando, quienes, junto a su nieta de un mes de nacida, son su razón de vivir. No es que quiera justificar su accionar cuando era una jovencita, pero cuenta que se casó a los 15 años porque al morir su abuela, se encontraba muy sola y decidió tener a alguien que, al menos, la protegiera. Ahora, a propósito de que se celebró ayer el Día Internacional de la Alfabetización, las pruebas que ha pasado en la vida, por no haberse hecho una profesional, le sirven a Juanita de base para aconsejar a todos los jóvenes a que se capaciten y echen hacia delante. Vocación de servicioLa historia de Aurora Montán, de 64 años, es muy diferente a la de Juanita. Ella se ha dedicado a alfabetizar personas en su propia casa. Desde que tiene uso de razón, dice ella, ha enseñado a otros lo poco que sabe. “Porque no es que yo sea una intelectual. Simplemente sé leer y escribir y eso es lo que hace que una persona deje de ser analfabeta”, comenta con propiedad. Con una dicción que poseen pocas personas con un nivel mínimo de estudios como el de ella, esta maestra por vocación asegura que como no puede enseñar a sus alumnos más allá de lo que sabe, los exhorta a que lean y se inscriban en la escuela, aunque tengan 70 años, pues según dice “no importa la edad, siempre hay que llevarse algo a la tumba, y lo aprendido es lo único que nos llevamos”. Es sabia y muy ecuánime. Eso la ha ayudado a ganarse el respeto de todos en la comunidad de Villa Mella. Es madre de dos hijos, a los cuales alfabetizó a los cuatro años.

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