Dolor, calambre y cansancio, tres señales claves para identificar las várices periféricas
Factores genéticos y el trabajo de pie por muchas horas son detonantes de la enfermedad.
Alrededor de 19 de cada 100 pacientes con insuficiencia venosa o vascular periférica requieren cirugía como tratamiento de esa enfermedad, que es mucho más frecuente en mujeres, pero de la que tampoco escapan los hombres.
Los que tienen mayor riesgo son los que ejercen un trabajo de pies por muchas horas al día, como los policías, médicos, enfermeras, maestros, estilistas y comerciantes, entre ellos los dependientes de colmados. Además de las mujeres, sobre todo en estado de gestación. También tiene un factor genético importante.
Sus síntomas más comunes son el dolor, calambre, cansancio, pesadez, hinchazón, adormecimiento, cambio de coloración, moratones sin darse golpes y micro várices conocidas popularmente como "arañitas", que son consecuencias del problema primario que lo provoca, como es el daño u obstrucción en los vasos sanguíneos de las arterias y venas periféricas.
Así lo detalla a LISTÍN DIARIO el cirujano vascular y endovascular del Instituto Dominicano de Cardiología (IDC), José Acosta Angomás, quien explicó que el término médico es insuficiencia venosa porque se refiere al problema que provoca el mal funcionamiento de las estructuras de las válvulas que permiten el flujo.
Dijo que lo más común es que el paciente llega al médico por el dolor y el cansancio, lo que causa baja autoestima en personas en edad productiva porque no tienen capacidad para hacer las cosas que hacen las personas de su edad.
Tres veces más frecuente
Acosta Angomás explica que es tres veces más frecuente en mujeres que en hombres, por lo que la primera causa de padecerla está vinculada primeramente a ser mujer y a los antecedentes familiares.
El especialista recordó que en los hijos de madres que tienen un antecedente familiar, el 63% de ellos tienen el riesgo de padecer la enfermedad y, cuando es el padre, entonces sube a 92%. Cuando son padre y madre, ese riesgo sube a un 98%.
Otras causas son, agregó, el embarazo, el uso de fajas, algunos medicamentos, someterse a cirugía como la abdominoplastía, trabajar mucho tiempo de pies, estar mucho tiempo sentado, falta de ejercicios, obesidad y tener más de 48 años en mujeres con el inicio de la menopausia.
En hombres, el antecedente familiar y el tipo de trabajo, sobre todo en personas que pasan 13 y 14 horas de pie. Se estima que puede afectar del 20% a 25% de frecuencia en hombres, con edades de 48 a 52 años.
Cómo prevenir
Lo primero para evitar desarrollar la insuficiencia venosa es la terapia ocupacional, explica el especialista. No mantenerse estático mucho tiempo, sino en movimiento cuando se esté parado; usar medias de contención elástica como prevención (con la misma rutina en que deben usar el casco los obreros de la construcción); hacer ejercicios físicos y no ganar peso.
Si trabaja sentado, lo recomendable es pararse cada una hora, aunque sea para ir al baño o botar un papel al zafacón, no comprimirse la barriga y hacer ejercicios.
Todo paciente, aconseja el especialista, que esté en esos grupos de riesgo, debe acudir cada año a realizarse chequeos médicos preventivos.
El tratamiento
Explicó que de cada 100 pacientes con la enfermedad venosa, 19 requerirán cirugía, la cual se da en dos condiciones, cuando hay varices grandes que se ven, pero no tiene síntomas, para evitar riesgos de trombosis, tromboembolismo y muerte.
También cuando hay síntomas y por estudios se evidencia una alteración en el tamaño y en el funcionamiento, con reflujos por encima de lo adecuado.
Lo bueno dentro de lo malo
En el IDC se hacen en promedio nueve intervenciones por semana, unas 36 cada mes.
Lo bueno de eso es, que inmediatamente el paciente se interviene, los síntomas se mejoran, sobre todo cuando se hace a través de láser, que es la recomendación de primera línea, porque mejora los síntomas entre el 85% y el 90% con garantía de un 99% de éxito en 23 años de seguimiento.
La recomendación mundial es el uso de láser, ya que la operación que se hacía anteriormente, está reservada como última alternativa, cuando ya no existen más opciones para el paciente.
Explicó que el láser es una intervención simple, en una escala del 1 al 10 el dolor es de 0 a 1, no es incapacitante, no hay que dar puntos, no hay que estar en cama, se puede ir a su casa el mismo día o al día siguiente, pudiendo hacer sus actividades rutinarias.