IMPACTO EN LA NATALIDAD
Estudian conductas de los niños nacidos en la pandemia
Muestran respuestas distintas a las enfermedades y cambios en su neurodesarrollo
Notorios en el desarrollo neurológico, en el comportamiento y en la respuesta inmunológica frente a las enfermedades presentan muchos de los niños que nacieron meses previos y durante la pandemia del Covid-19.
Muchos de estos niños, incluyendo aquellos que presentan Trastornos del Espectro Autista (TEA), mostraron respuestas diferentes a los estímulos, mayores dificultades para iniciar el proceso de habla, de socialización e interacción con otros infantes, así como más olas infecciosas y peor respuesta clínica.
Algunos tienen comportamientos más eufóricos o de miedo cuando están en espacios abiertos o libres, mientras a nivel de nutrición también se presentaron algunos cambios manifestados en desnutrición o sobrepeso.
En niños con diagnóstico de TEA, también se reflejan cambios importantes, vinculados a trastorno conductual y de comportamiento, y manejo de la ansiedad.
Esas son algunas de las observaciones en sus consultas rutinarias que han estado viendo en el país médicos pediatras de diferentes subespecialidades, entre ellos especialistas en neurología y neurodesarrollo, infectología y nutrición, cuyas experiencias fueron compartidas por algunos de ellos mediante entrevista con Listín Diario.
Entre los especialistas consultados se encuentran Christian López, neuróloga pediatra y experta en neurodesarrollo, presidenta de la Sociedad Dominicana de Neurología y Cirugía del Tórax; Lina Vásquez, pediatra nutrióloga y Madelin Reynoso Ruiz, pediatra infectóloga. Las tres son miembros directivas de la Sociedad Dominicana de Pediatría.
Por el encierro
Los especialistas asocian esas manifestaciones distintas al hecho de que el tiempo en que estos niños permanecieron encerrados y sin vínculos con el exterior, fue justamente en el momento en que empezaban su proceso natural de desarrollo.
Explican que por meses muchos de estos niños solamente conocían a sus padres, ya que por el encierro, ni siquiera tenían contacto con sus abuelos y mucho menos con otros niños.
En sentido general, los médicos señalan que al haber falta de estimulación en los primeros años de vida, la adaptación fue diferente y hubo que trabajar más cosas para estimularlos, pero que poco a poco se han ido logrando la adaptación, aunque todavía hay algunos rezagos.
los nacimientos
De acuerdo a datos de los registros de nacimientos desde el 2020 hasta el 2023 de la Junta Central Electoral (JCE) en el país nacieron durante esos cuatro años 575,840 niños y niñas.
Durante el año 2020, que fue el período de mayor encierro y distanciamiento, debido a la pandemia del Covid-19, bajo el lema “Quédate en Casa”, se registraron 146,392 nacimientos, en el 2021, nacieron 148,608 niños y niñas, en el 2022 se registraron 144,858 y en el 2023 los nacimientos registrados en la JCE fueron 135,982.
desarrollo neurológico
La doctora Christian López, neuróloga pediatra, presidenta de la Sociedad Dominicana de Neurología y Cirugía del Tórax y experta en neurodesarrollo, afirma que los cambios en el desarrollo neurológico y el comportamiento son evidentes en aquellos niños que nacieron a finales del 2019, durante el 2020 y el restante período de la pandemia.
La especialista lo divide en tres comportamientos distintos: el niño que ya tenía diagnóstico de TEA y le llegó la pandemia; el niño que nació justo en el 2019 que su mayor parte del período importante de su desarrollo lo pasó encerrado durante la pandemia y el niño que nació post pandemia.
“Es indudable que los niños nacidos previos y durante la pandemia tuvieron cambios en su neurodesarrollo, lo que afectó a cuidadores y sus padres”, afirma la especialista al detallar a Listín Diario, los cambios que estuvo observando entre los nacidos durante la pandemia, con los cuales se ha tenido que trabajar duro para superarlos y muchos de los cuales aún se arrastran.
Destaca que los niños neurotípicos que nacieron poco antes de iniciar la pandemia, que tenía entre ocho y 10 meses cuando llegó el Covid-19, que es justo el momento cuando empiezan los ítem de desarrollo a surgir, no pudieron desarrollar cabalmente esos estímulos debido a que todo el tiempo estuvieron encerrados y sin contacto con el exterior.
Los que tenían diagnóstico de TEA, agrega, tuvieron dos vertientes, porque rompieron sus rutinas y no podían ir a la escuela, había una ansiedad en la familia y ello manejaron síndromes ansiosos muy importantes, lo que se reflejó en trastornos conductuales, “Niños que nunca habían tenido problemas de conducta, las madres me llamaban porque el niño estaba rompiendo cosas en la casa”, señala.
La doctora López señala que los trastornos de conducta y ansiedad no se curan de un día para otro, por lo que está tomando tiempo.
Dice que hubo un paciente TEA que estaba feliz, porque tenía problemas con las habilidades sociales y en ese momento no tenía que socializar, pero otro, que la pasó muy mal, porque hubo cambios en su rutina y al terminar la pandemia presentaron dificultades para reinsertarse, lo que en algunos casos aún persisten.
La especialista en neurodesarrollo, recuerda que, un grupo de estos niños manejaron cuadros de ansiedad y miedo. Puso el caso de una madre que le dijo que la primera vez que su niño, que nació en la pandemia fue a un parque, se puso a gritar de una manera inesperada.
“La pandemia nos marcó a todos, tanto a los cuidadores como a los pacientes y al día de hoy, todavía se empujan secuelas de esa ansiedad y retraso en los estímulos del desarrollo”, dice.
más infecciones y peor respuesta
La doctora Madelin Reynoso Ruiz, pediatra infectóloga, miembro de la Sociedad Dominicana de Pediatría, afirma que naturalmente la pandemia provocó que se presentaran más olas de eventos infecciosos de todas índoles y de peor respuesta clínica en los niños.
Esto fue provocado, explica la especialista, por varias razones, entre ellas vinculadas al hecho de tener los niños encerrados, el bajar las coberturas vacunales y la falta de contacto con sus entornos como escuelas, parques, guarderías, actividades familiares al aire libre y la convivencia con otros niños, así como el sedentarismo y mala alimentación en casa.
Recuerda que el sistema inmunológico es una red compleja de órganos y tejidos, la cual está en constante evolución y estado madurativo y que un hito importante de este proceso es su exposición al ambiente y todo lo que eso envuelve, lo que hace que su sistema inmune se fortalezca y resista frente a las agresiones obligatorias del medio al que se enfrentan.
La especialista recuerda que cada cuerpo es distinto y los niños no son la excepción, “la idiosincrasia de cada organismo hace que cada uno responda distinto, así como la falta de exposición durante este tiempo modificó sus respuestas inmunitarias, también se supone un cambio en los microorganismos estacionarios, tornándose de presentación más agresiva”, explica.
La doctora Reynoso Ruiz recuerda que en un niño normal e inmunológicamente competente se espera que tenga más o menos de 10 a 13 procesos infecciosos por año y que en eso ve un comportamiento similar.
La doctora Lina Vásquez, pediatra Nutrióloga, tesorera de la Sociedad Dominicana de Pediatría, recuerda que la evidencia reporta que todo lo que afecte a la madre tanto física como mental, va a repercutir en los hijos, de manera que si no se alimenta de forma adecuada, habrá déficit de nutrientes con diferentes consecuencias.
Entre esos niños, explica, se ha observado un aumento de la obesidad posiblemente por el mayor uso de pantallas y poca actividad física, pero que en países donde hay dependencia de planes sociales, que cerraron en el período de pandemia, se ha visto un aumento de la desnutrición y por tanto afectación del peso y talla de los infantes.
Ambos, desnutrición y obesidad, señala la especialista en nutrición, son tipos diferentes de una mala nutrición, además de la desnutrición por déficit de micronutrientes como es la anemia por falta de hierro.
Destaca un estudio donde se encontró que las madres en la pandemia manifestaron síntomas de estrés y depresión, y pudo encontrarse niños con desfases en el desarrollo motriz fino, mientras que la mayoría de los niños se ubicaron en un nivel de desarrollo por encima de las expectativas esperadas para su edad.
“Este estudio concluyó que la pandemia por COVID-19 sí influyó en la salud mental de las madres. Queremos reforzar aquí que el comportamiento de los padres determina el comportamiento de los hijos en el diario vivir, desde la forma de alimentarse hasta la actividad física, el sueño, la capacidad y forma de interacción social”, destaca la especialista.
Eexplica que por observación de los niños nacidos previos y durante la pandemia se ha notado que tienen un comportamiento en el aspecto psicológico que resulta negativo, que podría asociarse al confinamiento.
A finales del 2019
La pandemia
El Covid-19, cuyos primeros casos empezaron a surgir a finales del 2019 en el continente asiático, extendiéndose posteriormente a todos los países, fue declarada pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 11 de abril del 2020. En República Dominicana, el primer caso documentado fue el primero de marzo del 2020, en un ciudadano italiano.