“Es como si se lo hubiera tragado la tierra en Jarabacoa”, aun no encuentran al viejo Lolo
No está claro cómo desapareció. La voz de alarma se dio el 22 de diciembre
A Lolo “se lo tragó la tierra” en Jarabacoa. No aparece ni vivo ni muerto. Ni en las aguas ni en la tierra. Este casi centenario campesino, que era el alma de todo un pueblo, desapareció en la víspera de la Nochebuena 2024 sin que nada se sepa de su paradero.
“El Viejo Lolo”, así le llaman a José Dolores Rodríguez, es hijo de Manabao, distrito municipal de Jarabacoa en el que nació en el siglo XX y desapareció sin dejar rastro en el XXI. Tiene 93 años de edad.
En su intensa búsqueda ha participado un helicóptero de la Fuerza Aérea que sobrevoló la zona rural, miembros de los Cazadores del Ejército Dominicano, personal de inteligencia del G-2 del Ejército, agentes policiales del Dirección Central de Investigación (DICRIM), bomberos, miembros de la Cruz Roja, la Defensa Civil, voluntarios y unidades caninas. No hubo éxito en el operativo en el que llegaron hasta lo más recóndito de la montaña, incluyendo ríos, arroyos y cañadas.
No está claro cómo desapareció. La voz de alarma se dio el 22 de diciembre. Se dice que alguien lo encontró alejándose de su casa y lo devolvió, le hicieron comida y lo dejaron tranquilo. Al otro día, un sábado en la mañana, ahí subieron personas y ya el señor Lolo no estaba en su hogar.
Cuando fueron a visitarlo, notaron que estaba su yaque o abrigo que nunca se quita y sus botas de siempre, sus chancletas… La puerta de la casa estaba abierta y la pobre perrita llamada “Riqueza” estaba ahí, sola. Lo buscaron alrededor, pero Lolo se esfumó de la faz de la tierra hasta el sol de hoy.
Su casa pintada de azul está a la espera de su dueño de tantos años. Desde su desaparición está cerrada. En un video colgado en el portal Noticias con Kairo Álvarez, se ven una mecedora grande, de esas que acomodan cuerpos cansados, y una silla en la galería y otra al frente.
Además, se visualiza un fogón de esos habituales en los campos más lejanos, así como trastes, parte de un racimo de guineo y otros artículos.
Al lado de la casita, hay una cañada, donde apareció un colchón que supuestamente fue lanzado ahí después de su salida.
También en un punto del patio hay un rastro de algún fuego que se presume quemaron algunas pertenencias de Lolo, reportó Noticias con Kairo Álvarez.
"El viejo Lolo" tiene un aura de misticismo por sus historias relacionadas con indígenas de la época precolonial. Él asegura haber entablado algunos encuentros ocasionales con estos primeros habitantes de la isla.
Hace tres años contó en el canal de Youtube de La Vida en el Campo RD que se encontró con un aborigen a quien le hizo la pregunta de “¿a cuál Dios pertenecen ustedes?” y él, según Lolo, no supo responderle, “no halló qué decir, el hombre no pudo contestar”.
Esa vez el indígena taíno le dijo que se fuera con él para presentarle una joven que estaba soltera, “que si usted la ve y se gustan, los juntamos de una vez”.
Lolo rechazó la oferta. Su argumento: “Ustedes no son de la religión mía (la católica), por eso no me gusta, si fueran de la religión mía, te dijera que sí, que estamos casados, pero no, no va a haber na' entre yo y ella, entre ustedes y yo vamos a estar de lejos porque el que no conoce a Dios, yo lo trato de lejos”.
Más allá de lo místico, la creencia generalizada es que no se trata de una desaparición fortuita, sino que fue provocada por alguna persona. Sin embargo, las autoridades solo manejan la hipótesis sin llegar a conclusiones.
La misteriosa pérdida ha dado lugar a conjeturas mayores. La población difundió que con Lolo ya van cuatro ancianos desaparecidos en la zona.
Ante la alarma en la comunidad, la Policía local tuvo que aclarar que no tiene reportes de otros ancianos desaparecidos y que solo se maneja el caso de Lolo.
El Instagram “Lavidadelcampo_rd” le ha dado seguimiento al caso con frecuentes “en vivo” para dar a conocer sobre las últimas informaciones, ninguna halagüeña.
La triste noticia ha generado cientos de comentarios en las redes sociales y ha trascendido las fronteras de Jarabacoa.
Su caso conmueve y hasta sirvió de inspiración para la grabación de una canción a ritmo de ranchera: “En las montañas de Jarabacoa vive un hombre solo, de nombre lleva por Lolo, es leal y muy valiente, le da la mano a su gente, aunque vive solo, es siempre muy feliz. Yo nunca me voy de aquí, con Dios a mi lado a nada le temo yo”, reza la ranchera que le dedicaron a Lolo.
Los años sobre su cuerpo reseco por el tiempo le dibujan un estado de cuidado en su salud, pero él saca fuerzas para andar entre las lomas de Manabao sin miedo a nada. Ni a la muerte.