cirugía
Paciente operado de Parkinson puede ya montar bicicleta
A los 51 años, Richard comenzó a sentir un leve temblor en el pulgar izquierdo, seguido de una fuerte tos que con el tiempo se fue haciendo más constante.
“Yo me volvería a hacer la cirugía hasta 10 veces, aunque costará 10 millones de pesos, porque mi calidad de vida cambió del cielo a la tierra”, asegura Richard Abreu Ortiz, paciente operado de estimulación cerebral profunda, un tratamiento para pacientes con Parkinson.
Richard Abreu era vendedor profesional para una empresa privada, hace 3 años dejó su trabajo en el cual tenía 11 años porque ya se hacían evidentes los síntomas de la enfermedad.
“Yo andaba en la calle, yo era representante de una compañía, y los dueños de negocios en vez de fijarse en uno, se fijaban en el brazo que está temblando o la pierna que está cojeando y no en uno, mucha gente me decían que no podía estar en la calle que debía pensionarme”.
primeros síntomas
A los 51 años, Richard comenzó a sentir un leve temblor en el pulgar izquierdo, seguido de una fuerte tos que con el tiempo se fue haciendo más constante. Además, su ritmo se fue haciendo más lento y cada vez se sentía más cansado.
“Un día como hoy hace 5 años mi mamá falleció con Parkinson y tuvieron que estericarla para poder entrarla en la caja. A mi mami hubo que comprarle hasta colchón de agua para que no se pelara, fue una experiencia muy difícil y yo no quería eso para mí”.
Reyna Díaz, su esposa narra que fue quien percibió las primeras señales, incluso antes de ser diagnosticado, y así llegaron donde un especialista que confirmó sus sospechas.
Los movimientos se hacían muy evidentes en la mesa, mientras comía, porque la mano le temblaba mucho al momento de llevarse la cuchara a la boca, y él no quería recibir ayuda de la familia.
“Yo le decía yo te ayudo, pero el que tiene Parkinson es demasiado testarudo creen que si uno lo ayuda a ponerse una media le está quitando la independencia, y no uno es para que salga más rápido”, explica su esposa.
Abreu, quien es zurdo, explica que la rigidez se hizo tan marcada que perdió la habilidad de escribir, caminaba tambaleando, no le gustaba salir para que las personas no lo vieran temblar.
“Yo me bañaba con algunas limitaciones, pero lo hacía; cuando yo iba al banco aunque estuviera temblando nunca me pusieron delante, yo siempre hacía mi fila”, explica Abreu.
Indagó en varios lugares, y fue un médico quien le recomendó hacerse el procedimiento de los electrodos porque era el que podía garantizar la disminución de los síntomas, aunque el costo es muy superior.
Richard fue evaluado por un equipo multidisciplinario que involucró a psicólogos, psiquiatras, cardiólogos, otorrino, médico internista, neurólogo y neurocirujano.
la cirugía
“Todo el mundo me dijo, hasta mi propia esposa que no me la hiciera que el Parkinson no se opera, yo sabiendo que tuve mi mamá con Parkinson, pero yo puse todo en manos de Dios y hasta vendí mi casa”.
La cirugía duró 6 horas, estuvo dividida en dos partes, la primera que abarcó la colocación de los electrodos y los anclajes en el cerebro; este procedimiento fue realizado con el paciente despierto.
La segunda etapa fue la conexión de los anclajes y el neuroestimulador en el pecho lado derecho, en esta etapa el paciente fue sometido a anestesia total según cuenta.
La cirugía no la cubre el seguro de salud, de acuerdo a su testimonio solo los electrodos, los anclajes y el neuroestimulador que le introducen en la cabeza y el pecho respectivamente, sobrepasan los dos millones de pesos, por lo que la cirugía cuesta más de 3 millones de pesos.
“Arrancamos brazos, como dicen, pedimos e hicimos de todo y no juntamos los dos millones de pesos. Vendí los vehículos que yo tenía haciendo Uber, vendí también vehículos que yo tenía que estaba reparando para venderlos, tuve que venderlos a precios de vacas muertas, y ni así reuníamos el dinero de los 2 millones del aparato que tuvimos que comprar”, explica.
Destacó que sus hijas le ayudaron a reunir parte del dinero, pero para completar la misión contó con la buena voluntad de vecinos, amigos, sus ex empleadores y hasta políticos que hicieron algún aporte.
posterior
Desde el 11 de octubre que fue sometido al procedimiento hasta la fecha ha tomado 4 de 6 terapias para disminuir el temblor en el cuerpo.
“Desde que salí de la cirugía lo primero que desapareció fue la tos y la rigidez. En el cuerpo yo no me siento nada, sólo sé que me debo cuidar para no darme un golpe”, enfatiza Abreu.
El procedimiento quirúrgico, de acuerdo a su familia, les ha cambiado la vida, ya que le ha dado la oportunidad de integrarse a sus actividades cotidianas e incluso hacer actividades que hace más de 5 años no podía hacer como montar bicicleta.
“Tenía como cuatro o cinco años que no montaba la bicicleta y el domingo andaba en mi bicicleta chulísimo. Ahora yo arreglo mi máquina de coser, las puntadas, cambiando motores, taladro, haciendo de todo, cociendo mi ropa; estoy contentísimo”, asegura.
Atención médica
La cirugía
Explica que no todos los pacientes califican para la cirugía, pero recomienda a todo el que pueda hacerla que la haga, ya que va a transformar su vida “en un 99.99%”.