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“El manejo del poder”, de Leonte Brea: Un libro maldito

Una nueva edición ampliada y corregida fue presentada por el director del Listín Diario, Miguel Franjul, en el Centro Cultural Banreservas de la Zona Colonial.

Leonte Brea publicó una nueva edición ampliada y corregida de su libro “El manejo del poder”.

Desde 1995 la sociedad dominicana tiene caldo de cultivo. Encontró un guía para la acción. Se nombra Leonte Brea y su palabra resume la lucidez para entender la vida, pasión y muerte.

Tal vez desde mucho antes, y sin darnos cuenta, tuvimos la suerte de contar con él. Comenzó a llamar la atención cuando los temas sobre politología carecían de una reflexión científica. Se limitaban al simple contrapunteo ideológico. Pero sus columnas semanales insertadas en periódicos y revistas de gran tirada, eran distintas. Desde aquellos inicios, su pensamiento se apoyaba o contradecía a grandes autores universales.

Leonte Brea no cayó del cielo. Se doctoró en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), institución donde quedaron grabados muchos de sus aportes académicos. Mucho antes, se licenció en la UASD, fue dirigente estudiantil y vanguardia de su generación.

En 1987 reunió en forma de libro sus ensayos y artículos dispersos y los títuló “El manejo del poder”. La obra se agotó y, todavía hoy, aquella impronta no deja de ser buscada. Es por ello que no solo estamos ante una nueva edición de aquel tomo, sino de un reordamiento, relaboración y ampliación de la obra. Es un libro nuevo.

Esta entrega de “El manejo del poder” es un texto que trasciende la época donde la política carece de elementos teóricos que la definan como un ente de servicio público y no una fábrica de oportunidades para correligionarios, amistades y marmotas que se dejan llevar por la corriente.

Lo cierto es que la agudeza intelectual de los estudios que integran este nuevo volumen provocan ronchas. Algunos lamentan carecer de la capacidad de análisis de su autor. Y de su formación profesional.

Leonte Brea no se acostumbra al cortapisas. Era (y es) una figura controversial. Su naturaleza polémica es ajena a la complacencia. Se ha convertido en una fuente obligada de consulta y estudio por los actores de la clase política nacional. Ha dedicado su vida a trascender un pensamiento social a partir de la obra de los más importantes autores. Por excelencia es un triunfador. Sus postulados han sacado la cara por este tiempo donde el pensamiento fácil y el mundo espectacular intentan ocultar el arte de pensar. Sus características, polémicas y embates frente al accionar de la lucha cotidiana por la presencia en el escenario de quienes ejercen, ejercieron o ejercerán el poder, es nota obligada.

Con “El Manejo del Poder” hay un culto a la ilustración. No se imponen criterios ni razonamientos. Sabe el autor que el convencimiento es una categoría interior que solo es visible cuando se comprueba su existencia, se analiza, se asimila o se debate. Pero jamás será pasiva.

El libro por dentro

“El manejo del poder” no es un tratado. Ni se le parece. Es un compendio de ensayos para el estudio y análisis. No busca la lectura ligera ni la interpretación inmediata. Es un recorrido por distintas zonas del pensamiento contemporáneo que retratan las distintas conductas inconductas del político. Se evitan nombres, ejemplos concretos y reflexiones al vapor. Aquí hay un importante manejo de la información que de manera directa cae delante de nuestros ojos como pequeñas perlas, hijas de la provocación, porque esta obra es también un espacio crítico para un sector que no le gusta que le critiquien.

Normas, procedimientos y accionar demuestran que la política no es una filosofía social, ni persigue un tipo de bienestar. Es, por así decirlo, un repertorio de propósitos dirigido a dominar la resistencia humana para alcanzar y mantener el predominio y ostentarlo a como de lugar. Sobresalen aquellos ensayos donde la utilización de los elementos para lograr objetivos. Elementos que sirvan también para enfrentar la vida y librar las distintas batallas cotidianas; así como los enfrentamientos psicosociales que el político encontrará en su camino, pero en este caso, con igualdad de oportunidades.