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¿Están preparadas las escuelas para el uso de la Inteligencia Artificial?

Obispo de San Francisco de Macorís plantea centros educativos deben enseñar lógica y filosofía.

Obispo Ramón de la Cruz Baldera plantea cambios en centros educativos.ld

A raíz del reciente discurso que ha traído la revolución digital, sobre la llegada de un currículo introductorio donde estudiantes de secundaria podrían adquirir conocimientos de Inteligencia Artificial (IA), son múltiples las cuestionantes que nacen en torno a sus ventajas y hasta temores en su aplicación.

Son diversas las facilidades que permite el uso de estas nuevas tecnologías, como Chat GPT, en el ámbito educativo, mismas que vienen a cambiar la dinámica de aprendizaje establecida que a través del tiempo y de forma evidenciable ha permanecido en cierto desfase.

“Formamos seres humanos y eso necesita un proceso, la inteligencia artificial entra para acelerar los procesos de cambio o para ayudar esos procesos”, es lo que explica Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, obispo de la Diócesis de San Francisco de Macorís y quien también cuenta con un blog de inteligencia artificial llamado “IAANTROPO”.

Monseñor De la Cruz Baldera, quien además fue rector de universidades como la Universidad Católica Nordestada (UCNE) y la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), entiende que la pedagogía y la didáctica son los primeros que deben de colocarse a la vanguardia de estos adelantos tecnológicos.

Cynthia Breanzeal, directora de la a Iniciativa del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), sobre Inteligencia Artificial Responsable para el Empoderamiento Social y la Educación (Mitraise, por sus siglas en inglés), expresó recientemente que han desarrollado dicho currículo, denominado “Day Of IA”, mismo que acercaría a los estudiantes del país a este aspecto.

“Las escuelas y las universidades somos los promotores del cambio, se logra a través de la educación, pero somos los últimos en cambiar, es curioso eso”, menciona Baldera.

¿Están preparadas las escuelas?

“la IA actúa y responde de acuerdo a la lógica y al modo de pensar, y si el estudiante no recibe una educación lógica y filosófica no va a saber hacer preguntas adecuadas”, plantea monseñor, quien menciona que, antes que nada, se debe de empezar por enseñar sobre lógica y filosofía en los centros educativos.

Ante esto, plantea que una pregunta mal elaborada tendrá como resultado una respuesta incorrecta, a partir de ahí sería el punto de partida, se empezaría por la apropiada preparación de los niños para mostrarle como a través un óptimo lenguaje y uso del pensamiento, se logra una utilización correcta de la inteligencia artificial.

“Tenemos muchas carencias, en las escuelas no tenemos robots ni nada, pero sí accesamos a través de los celulares. Hoy en día los celulares tienen un potencial muy grande que 20 años atrás era casi impensable”, menciona.

Y no solo se debe preparar a los estudiantes, el catedrático también explica que las autoridades competentes tienen la responsabilidad de capacitar al equipo docente que, según menciona, “lamentablemente no está preparado”.

El cambio es lento

Esto de que no se encuentran preparados, es debido a la rapidez con la que evoluciona la tecnología y con la que cada vez aparecen mayor número de innovaciones, pero como la educación es un sistema, “los sistemas no responden tan rápido como se responde a nivel individual”.

Sin embargo, Baldera dice que “sí se puede a través del ministerio de Educación y del Mescyt, empezar a entrenar y a abrir la perspectiva de los profesores, porque al no estar entrenados, se van a oponer”, desconocimiento que lleva a que los educadores busquen prohibir el uso de aparatos tecnológicos en las escuelas.

“¿Pero la respuesta sería prohibir, o facilitar y educar en ella? Cuando se prohíbe algo se llama la atención y atrae más, lo que hay que hacer es enfrentar la realidad”, recalca y a la vez recomienda que tanto el profesor como los alumnos aprendan críticamente qué hacer y cómo utilizar estas nuevas tecnologías a su favor, ante la presencia de situaciones inesperadas.

La IA y las tesis universitarias

Monseñor explicó que se está haciendo difícil saber si hay plagio, porque no hay un sistema, un lenguaje propio para determinar cuándo es IA. Sin embargo, se está trabajando a nivel mundial para detectarlo.

De acuerdo a Cruz Baldera, hay propuestas de varios países de poner una marca de agua en los textos que son producidos por inteligencia artificial, para que se sepa que fue copiado, hasta que aparezcan las detectores de plagio.

“Pero que resulta, que la IA cuando se trata de texto no repite, es original porque ha aprendido, y ahí fue que empezó el miedo porque está aprendiendo. A medida que uno va introduciéndole datos, va aprendiendo”, expresó.

El sacerdote etableció que si no se tiene un examen presencial para la tesis, lo mejor es eliminarla. “Tiene que entrar la discusión. Dos horas de examen sobre esa tesis que usted escribió. Ahí entonces se sabe si adquirió o no conocimiento. Si una universidad no puede hacer eso. que se elimine la tesis”.

Sobre los niños con condiciones

Él también filósofo y teólogo afirmó que la IA es una herramienta muy buena que acude al aprendizaje de los niños con alguna condición, no solamente a nivel Chat GPT sino toda la la robótica.

Según explicó, se demuestra en cómo los robots vienen ayudar en situaciones que quizás a un padre de familia se le haga difícil al cuidar a un niño especial, que son demandantes de tiempo y cuidado, pues un robot puede asumir esa tarea en cuanto al conocimiento y aprendizaje, pero no va a asumir la socialización, que vital en su desarrollo.

Explicó que un niño especial no puede vivir sin ese contexto social, porque no va a mejorar ciertas conductas que son necesarias. Él vive en sociedad. “Si usted encierra a un niño, le quita el contexto social, va a ser más agresivos”.

“El gran peligro para las escuelas, para la educación, es encerrar a los individuos sin un aspecto social”, puntualizó monseñor Cruz.

La brecha

Monseñor indicó que la educación debe ser una oportunidad para todos. Y tanto el gobierno como instituciones privadas deben hacer el esfuerzo de que se democratice la tecnología y buscar el equilibrio social, que llegue a todos y que se utilice.