Estudiantes y artistas en Santiago: Para frotarse los ojos
Arte. Esta disciplina hace de los estudiantes seres más críticos, humanos, pensantes, innovadores y creativos.
El proceso de transmutación de la mariposa lleva al insecto de un estado de ser y ver el mundo a otro totalmente distanciado de su antigua realidad, en el que su esencia cambia, si no en su totalidad, casi por completo. Luego de ser arrastrados como gusanos entre tierras indeseables, los jóvenes de los que se hace referencia en estas líneas emergen de sus crisálidas para explorar lugares que no podrían conocer siendo simples larvas. Se reinventan y elevan su vuelo con sus alas, que son una hermosa obra en sí mismas.
En otras palabras, el arte transforma sus vidas, como así lo comentaba Yanet Cruz, directora del Politécnico de artes Julio Alberto Hernández, y lo corroboran los maestros que allí imparten clases a jóvenes de algunos de los sectores más vulnerables de Santiago, como Pastor Abajo y Yaguita del Pastor.
En este centro educativo, incursionar en las artes ha representado el génesis de una metanoia, una alteración en la forma de pensar, sentir y vivir, para muchos de los estudiantes.
“Algo que hace las artes es que mejora, quizás por la sensibilidad que produce, la forma de pensar y la conducta de los estudiantes”, resaltó Aram Musset, maestro de artes plásticas de la referida escuela, al hacer una visita a la institución, luego de haber sido testigo de su Gala de Centro “El que venga atrás que arree” en el Gran Teatro del Cibao.
Entre otros asuntos comentados, Yanet afirmó que esta disciplina hace de ellos seres más críticos, humanos, pensantes, innovadores y creativos. Y eso mismo había expuesto Marieta Díaz, directora de la Regional 08 de Educación, en la presentación en el teatro, cuando destacó que, además de lo antes mencionado, el arte desarrolla disciplina y talento.
Todos los entrevistados señalaron que el impacto de la modalidad en los jóvenes de estas localidades se ha reflejado en cómo le ha permitido metamorfosear su pensar, sentir, expresar, actuar y, por ende, su manera de vivir.
Con esta modalidad, han logrado rescatar a varios muchachos de barrios inseguros, como los dos antes mencionados y otras comunidades, como Cienfuegos, Las Charcas, La Barranquita, entre otras.
Por ejemplo, según Dania Martínez, maestra y encargada de pasantías, en 2014, en la escuela Pastor Abajo, ubicada justo al lado de Julio Alberto Hernández, habían 27 embarazadas. El impacto de la modalidad, instalada en 2017, ha reducido el número.
“Yo soy de barrio y te puedo decir que el arte me salvó. Me salvó totalmente. O sea, yo soy una persona distinta porque conocí el teatro; y esa pasión la veo en ellos”, expresó Anny Samir, maestra de artes escénicas, quien, además, considera como “maravilloso” que un barrio como aquel, uno con los “índices más altos de violencia”, pueda contar con un espacio especializado en estas disciplinas.
A estos 592 estudiantes ingresados, el arte les sirve como refugio, donde expresan aquello que en su entorno habitual se cohíben de pronunciar.
“Cuando tú le pones una tambora en la mano, un instrumento musical, un pedazo de barro, le da un cuadro, le da pintura, ya se ponen ‘locos’, se ponen a trabajar, se ponen felices”, expuso Martínez.
Liderazgo y oportunidades
Estos jóvenes no son de renombre, ni cuentan con grandes fortunas, pero, según varios profesores, el arte les ha ayudado a salir de su situación económica luego de emprender sus proyectos, vender sus creaciones, integrarse a famosos conjuntos típicos de música, exponer sus obras dentro y fuera del país, y obtener premios y reconocimientos por su labor. Entre los casos mencionados, se nombró a Ysamar Peralta, quien, siendo egresada de aquella institución, ahora se encuentra viviendo de su arte: vende su creación, es miembro de algunos círculos artísticos, ha ganado concursos y da clases de arte a niños.
“El arte los compromete de una forma que ellos terminan siendo líderes”, dice Musset.
Esto es así para otros educadores del centro, quienes comentan que a los estudiantes de término se les pone como proyecto vender todo lo que ellos han hecho, por lo que se les instan a emprender, además de ser artistas.
“Estamos trabajando en un proyecto de eso, de ver cuáles habilidades tienen y que puedan, entonces, en su comunidad, hacer un negocio partiendo de las herramientas que adquieran aquí en el área”, indica Samir al respecto.
Por ejemplo, Anacelis Mejía, una de las estudiantes de término de artes aplicadas, ha ganado alrededor de 10 mil pesos vendiendo en su comunidad las obras que ha creado durante las clases. Asi mismo fue el caso de otro alumno, según comenta la maestra de artesanías, Blanca De León, quien obtuvo ganancias de alrededor 12 mil pesos solo vendiendo lo que desarrolló en la escuela.
Mejores ciudadanos
Samir decía que aunque no todos los jóvenes allí llegasen a dedicarse a las bellas artes, sí pueden ser “buenos ciudadanos”. “Y eso es lo que necesita un país”, anuncia.
“Tú le preguntas a un muchacho de estos y saben lo que es un punto de drogas, saben lo que es una banda, pero también saben lo que es arte y tienen opciones para elegir”, pronunció la educadora.
Esta explicó que la mayoría de los alumnos no tienen en casa palabras de validación, gente que los escuche o padres amorosos. En el centro con modalidad en artes encuentran un espacio que les ayuda, donde “se les permite expresarse”.
“Son niños que frente a mucha gente podrían ser inadaptados, porque son ‘molestosos’, son niños que ‘hablan mucho’, ‘indisciplinados’, pero al final, son niños que tienen cosas que expresar, que no encuentran un espacio donde hacerlo y, si encuentran en el teatro, un espacio seguro, ya su vida va a cambiar”, detalla.
Algo parecido había mencionado la directora, cuando dijo que quizás a ellos el arte los saca de ese ambiente negativo y “los transporta a un mundo diferente”.
Más arte, por favor
Durante la Gala de Centro, Díaz, desde su posición en la regional, abogó porque en Santiago haya más centros de esta índole para cultivar esta rama en los jóvenes de la provincia y el país. Esto lo destacó luego de que los estudiantes que mostraban sus creaciones en la actividad hayan propuesto, con una maqueta de su autoría, otro politécnico de arte con el nombre de Johnny Ventura.
Esto es un aspecto que ha preocupado a los moderadores del Julio Alberto Hernández, quienes dicen que hacen falta más centros con esta modalidad en Santiago, provincia que, por cierto, se ha lanzado como destino turístico cultural.
“A mi me da pena con esos muchachos de barrio que le gusta el arte, que quieren seguir en esto y tienen que irse a la universidad a estudiar otra cosa, hacer un curso de INFOTEP y ya”, destaca Martínez.
Estos maestros dicen que las pocas licenciaturas en artes en el país se imparten en Santo Domingo. Por lo tanto, indican que debería haber más opciones en Santiago para que estos estudiantes lleven una carrera profesional luego de graduarse.
“Ahora van a salir 58 estudiantes a la calle, que van a ir a estudiar otra cosa que no es arte porque la universidad no le ofrece gran cosa”, dice Martínez al respecto.