Residentes de GSD impactados por lluvias se sienten olvidados
Los moradores contaron a reporteros de LISTÍN DIARIO que algunos funcionarios solo han pasado a dejar muchas promesas junto a una “fundita de comida”.
Habitantes de los sectores Arroyo Bonito, Herrera, La Perla Antillana, kilómetro 12 de Haina, Manoguayabo y El Tamarindo esperan que las autoridades acudan en su auxilio después de los torrenciales aguaceros ocurridos en el país el pasado 18 de noviembre.
Los residentes contaron a reporteros de LISTÍN DIARIO que algunos funcionarios solo han pasado a dejar muchas promesas junto a una “fundita de comida”.
En la calle 6 de Arroyo Bonito, en Manoguayabo, un señor que solicitó no ser identificado, expresó que “Somos damnificados todos, sobrevivientes, ahogados casi”.
Y añadió: “¿Y hay autoridades aquí?, porque aquí no ha llegado ninguna”.
Al momento de hablar con la prensa, el hombre arreglaba su carro afectado por las lluvias de aquel trágico sábado que registró acumulados de más de 400 mililitros de agua, dejó al menos 30 muertos e innumerables daños de infraestructuras.
Lodo, charcos de agua con gusarapos y tierra que han tenido que ir sacando desde los contenes, es la primera imagen que se observa al llegar a esta intransitable vía.
Los comunitarios se han unido en este momento de dificultad para mitigar el desastre dejado por los aguaceros.
Uno de ellos, Edward Sánchez, expresó que “nosotros mismos buscamos una grúa para desaguar un poco la calle, tuvimos que pagar para que botaran la basura; ahorita vamos a buscar para que vayan botando el lodo”.
Sánchez, además, apuntó que solo el domingo y el lunes después de la tragedia, las autoridades “pasaron a dar una fundita de comida solamente”.
Los residentes cuentan que aún permanecen sacando los colchones al sol, lavando ropa y que nadie se acuerda ni se solidariza con ellos desde el gobierno.
“Tantos regidores, alcaldes, diputados y aspirantes a repetir en esos cargos que existen evitan hablar del tema, es realmente penoso vivir ante una realidad así”, concluyó otro morador que también declinó identificarse.
Kilómetro 12
Lugareños de esta zona aseguran que continúan sin recibir ayudas de las autoridades. Dicen que han tenido que limpiar arduamente para recuperar lo poco que poseen.
Algunos negocios siguen cerrados en la avenida Isabel Aguiar, kilómetro 12 de Haina, por los trabajos que continúa realizando el Ministerio de Obras Públicas en las aceras y contenes.
Dicen que Obras Públicas tiene más de dos semanas allí; sin embargo, ellos no ven los avances de la obra.
“Eso es tierra nada más, le ponen un chin de cemento y ahorita eso se lo lleva el agua”, se quejó Antony Peña, uno de los afectados de la zona.
Peña trabaja como motoconchista y dijo que la Asociación de Motoristas del Café de Herrera (Asomoca) está dispuesta a hacer huelga si ellos no terminan ese trabajo, ya que se les dificulta también desempeñar su labor.
El sector Perla Antillana, próximo a El Tamarindo, tampoco ha sido visitado por autoridades y dirigentes políticos, lamentan los vecinos.
Solo ha pasado una representante de la organización “Jompéame” para ayudar a la señora Argentina González y su hija Ana Gabriela González, después de haber leído su historia publicada por el LISTÍN DIARIO.
Sobreviviente al cáncer de mama
Un rostro desconsolado tenía la señora Dignora de los Santos cuando reporteros de LISTÍN DIARIO llegaron a su casa ubicada en la calle D en el sector Perla Antillana, próximo a El Tamarindo. Ella trata de reintegrarse a su hogar quince días después de la tragedia provocada por las lluvias del pasado sábado 18 de noviembre.
Tristeza y abandono es lo que caracteriza el final de esta calle, donde se encuentran varias familias desamparadas y afectadas por los torrenciales aguaceros de ese día. A la espera de recibir noticias esperanzadoras se mantienen los residentes de esa localidad.
De los Santos, una sobreviviente del cáncer de mama, vive en una casa cubierta y techada de zinc. Mostró a reporteros cómo se encontraba el interior de su vivienda y a la vez se disculpaba por lo desordenada que aún permanecía.
En una de las habitaciones solo tenía un colchón en el piso, un abanico pegado a un palo que sostiene las paredes hechas de zinc, la poquita ropa que les quedó está almacenada en una canasta y se observaba un inodoro abandonado en una esquina.
Bajo estas condiciones, De los Santos ha estado enfrentando momentos muy difíciles en su vida.
Exclamó con voz de preocupación “Ay Dios mío!, yo ni quería entrar aquí, cuando yo veía mis pertenencias nadando, todo sucio, dañado”. La única opción que tuvo fue irse a la casa de un hermano para salvar mi vida.
Es parte de lo que sintió cuando la fuerte corriente de agua llegó su hogar y a su paso dañó los ajuares sin poder hacer nada. “Cuando uno pierde todo, se queda en el aire”, añadió.
De los Santos explicó que para poder corregir algunos daños en su casa ocasionados por las lluvias tuvo que tomar 10,000 pesos al 20% a un negociante que realiza préstamos informales.
Una pequeña cafetería ha sido el sustento de esta señora y su hijo, donde venden tostadas, jugos naturales, refrescos y algunas chucherías. “Soy una persona enferma y no trabajo, de algo tengo que vivir”, añadió.
“Mira ese frezeer viejo, pero con eso yo me desenvolvía, aunque se dañó tuve que arreglarlo para ir vendiendo algo de nuevo”, manifestó De los Santos, quien ahora mismo mantiene el congelador vacío, ya que el dinero que tomó prestado no le alcanzó para comprar algunos productos ni hacer los jugos.
“El hijo mío me ayuda ahora, cuando él se vaya a trabajar no sé si quitarlo”, indicó.
Lucha por su salud
Después de padecer por varios años el cáncer de mama, fue operada en el seno derecho, el 15 de agosto del presente año, De los Santos, sobreviviente de esta enfermedad y madre de cuatro hijos, actualmente solo vive con el menor, de 23 años, quien ha sido el responsable de cuidarla durante toda su recuperación.
“A partir del lunes me iniciarán a dar terapia y es diario, eso es un gasto”, dijo sumamente preocupada al no saber cómo hará para conseguir el dinero y trasladarse todos los días desde su vivienda hasta el centro médico donde será atendida.
Después de esta cirugía cuenta el cambio radical que ha tenido que hacer en su diario vivir, siendo impedida a continuar haciendo los quehaceres del hogar como lavar, cocinar, limpiar entre otros, pudiendo apenas barrer.
Siente cambios en el brazo derecho, el que ha permanecido inflamado posterior a esta intervención.
“Yo le he quitado parte de su vida porque un joven tiene que tener privacidad y hacer su vida”, dijo refiriéndose a su hijo.
Pérdidas materiales
Explicó cómo tenía todos los inmuebles enlodados y encaramados al pasar este fenómeno natural. Tristemente, no pudo salvar algunos electrodomésticos, estando obligada a botar la nevera, comedor, cama, ropa, entre otros.
Enfatizó que “todavía el hijo mío sigue ahí durmiendo en un colchón en el piso”.
Por aquí no he visto a nadie, solamente Yuri, un “aspirante, ha tratado de gestionar ayuda de colchones, estufa, nevera, abanicos, muchas cosas para nosotros, pero todavía no ha llegado”, manifestó la señora.