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“Mi único sueño es tener mi casa”, madre de joven con síndrome Down

Hasta la fecha las autoridades no han ido en auxilio de esta familia ni de la comunidad como tal que también se vio afectada por las lluvias.

Argentina González, junto a su hija Ana Gabriela -con síndrome de Down- entra a la rancheta que le sirve de casa luego de cinco días refugiada donde un familiar tras los aguaceros.

Argentina González, junto a su hija Ana Gabriela -con síndrome de Down- entra a la rancheta que le sirve de casa luego de cinco días refugiada donde un familiar tras los aguaceros.jorge martínez

Poco después del mediodía de ayer, reporteros del Listín Diario notaron el desasosiego que reflejaba una madre, que a su derecha encaminaba a su hija con evidentes signos de tener una condición especial de salud.

La madre preocupada, con una mano sostenía a su hija y con la otra un martillo para tratar en entrar a lo que queda de su casa, desvencijada por la inundación del pasado fin de semana.

La señora Argentina González y su hija Ana Gabriela González, quien sufre síndrome de Down, tenían cinco días refugiadas en la casa de una hermana y dejó los enseres a su suerte, para poder proteger sus vidas.

Al llegar a su vivienda en la calle D en el sector Perla Antillana, próximo a El Tamarindo, se notaba deplorable: cubierta de zinc en los laterales y techo, inclusive, la puerta de zinc estaba estampada con clavos de acero, González con mucha firmeza desclavó y mostró el interior de su triste realidad.

La madre veía sin esperanza los escombros que la crecida de la laguna que está próximo a su casa le dejó, después del torrencial aguacero que azotó al país en el fin de semana.

“No sé dónde está mi cama”, repetía González con una mirada triste.

La madre soltera no sabe dónde va a dormir, mucho menos cómo se recuperará de este “trago amargo”, ya que no tiene un empleo fijo.

Narró que su esposo murió hace 15 años y hasta entonces ha estado sola con su Ana Gabriela, de 25 años.

En lo adelante, se ha dedicado a la “chiripa” (Trabajo extra que permite aportar a la economía familiar un dinero no previsto).

“Una de las dos tiene que trabajar y por lo visto ella no puede. Cuando salgo la dejo con la gracia de Dios y luego los vecinos que están pendientes a ella” señaló la madre.

Entre lágrimas contó que anhela poder vivir dignamente junto a Ana Gabriela.

“Mi único sueño es tener mi casa y no pasar la navidad aquí” aseveró Argentina González con voz entrecortada.

Narró que su hija en la niñez asistió a una escuela no especializada, “no lee ni escribe pero dentro de lo que cabe se desenvolvía bien, hacía el intento”, dijo González, mostrando los garabatos que le gusta hacer y que acostumbra cargar su hija para “arriba y para abajo”.

Siendo esto, tal vez lo único que haya sobrevivido a la inundación.

Señaló que la Ana Gabriela se cayó cuando tenía 13 años y producto de la caída “le produjo una incontinencia urinaria”.

Aclaró que del gobierno solo cuenta con la tarjeta Supérate, pero que no recibe ayuda por la condición de su hija que padece de síndrome de Down y es asmática, ni por los estragos de la lluvia.

Hasta la fecha las autoridades no han ido en auxilio de esta familia ni de la comunidad como tal que también se vio afectada por las lluvias.

Afirmó que la Junta de Vecinos le ha extendido la mano en muchas ocasiones con raciones alimenticias.

El presidente de la Junta de Vecinos, Yuri Félix Hernández, llegó en el momento de las declaraciones con 25 de 50 raciones que ya había distribuido, a fin de aportar un “granito de arena a los más necesitados”.

Félix declaró que se encontraba gestionando otros tipos de ayuda (colchones, mosquiteros, zinc, abanicos y otros electrodomésticos) con el Plan de la Presidencia y al Consejo Estatal de Azúcar (CEA).

“Clamamos al gobierno para que nos dé una mano amiga, yo depositaré 31 expedientes de personas que están en pérdida total, para que sean auxiliados con una vivienda”, concluyó el dirigente barrial.