Sargazo trastorna actividades turísticas y comerciales en playas dominicanas

Los pocos bañistas que acuden a las playas no tardan una hora en retornar a sus casas y echar para atrás su decisión de darse un chapuzón.

Bañistas han desistido de darse un chapuzón debido al exceso de algas marinas.

Bañistas han desistido de darse un chapuzón debido al exceso de algas marinas.JOSE ALBERTO MALDONADO/LD

Las costas de República Dominicana se han visto atrapadas en un mar de sargazo. Los pocos bañistas que acuden a las playas no tardan una hora en retornar a sus casas y echar para atrás su decisión de darse un chapuzón.

Durante la mañana del jueves feriado por la conmemoración de Corpus Christi, este diario realizó un recorrido por las playas de Guayacanes, Juan Dolio y Boca Chica, donde se comprobó que la problemática ambiental está “terminando con el turismo dominicano”, como lo afirmó un joven parqueador de La Caleta.

En los últimos meses, el Ayuntamiento de Boca Chica ha retirado entre 1500 a 2000 mil toneladas de sargazo en camiones Video

En los últimos meses, el Ayuntamiento de Boca Chica ha retirado entre 1500 a 2000 mil toneladas de sargazo en camiones


El mal olor que expiden la franjas color marrón formadas por cúmulo de algas provocan incomodidad para los visitantes y amenazan el sustento de cientos de grandes y pequeños negocios que viven del turismo.

Al conversar con un vendedor de pescado, se hizo evidente que la situación ha logrado generar hasta pánico en quienes venden alimentos en las costas.

“Mire yo tengo hasta miedo; esto no es fácil, yo tengo tres meses que no genero ni la mitad de lo que estaba acostumbrado a generar. Un día como hoy, feriado, esto estuviera lleno de turistas que le compran a uno muchísimo, que yo hasta tenía que buscar más mercancía porque el pescado se me acaba cuando el día no iba ni por la mitad”, narró Alejandro Cepeda, quien recogía su puesto, ubicado en Boca Chica, para irse a casa.

Los propios comerciantes han optado por despejar las playas del sargazo.

Los propios comerciantes han optado por despejar las playas del sargazo.JOSÉ ALBERTO MALDONADO/LD

El problema del aumento del sargazo ha provocado una merma considerable en la afluencia de visitantes extranjeros y dominicanos, no solo en el área de la playa, sino también en los hoteles turísticos.

Reporteros de este medio encontraron a Wanda Méndez en Guayacanes y, según lo que explicó, venía de varias playas con la intención de encontrar una en la que sus dos hijas puedan darse un chapuzón.

“No se sabe cuál está peor, ahora para yo entrar a las niñas a la playa la tuve que cargar para que puedan pisar agua y no algas”, fue el testimonio de la mujer.

Limpieza en las playas

Con el fin de mitigar la presencia del sargazo y en vista de que las autoridades no están limpiando las playas, los comerciantes han decidido asear por su propia cuenta lo que representa la fuente de ingresos de muchas familias.

Alfredo, Nelson, Mario, Kirli y Virginia, son cinco ciudadanos que trabajan vendiendo comida en la playa y realizando masajes a turistas. El cuarteto tiene más de un mes que desde que sale el sol toma una playa, varias fundas negras y comienzan a limpiar las costas.

“Uno hace esto porque esto le duele a uno, no a los funcionarios, sin esta playa yo y mis seis hijos no viven, si la gente la ve fea, yo dejo de comer, pero al ayuntamiento de aquí no le duele eso, por eso me paro todos los días a las siete y comienzo a sacar sargazo”, aclaró Kirli, una mujer que tiene 20 años dando masajes por RD$250 en Juan Dolio.

Reclamo al alcalde

Los comerciantes y moradores de las playas visitadas aceptaron que la problemática es algo natural, pero señalaron al alcalde de esa demarcación por la falta de personal para reducir la acumulación de las algas, asegurando que su único trabajo es llevarse el sargazo que ya ellos sacaron de los balnearios.

“Ese Fermín Brito no está haciendo nada, porque ya nosotros mismos estamos limpiando, o sea, lo único que le pedimos es que se lleve las fundas de sargazos que dejamos en las orillas porque son muy pesadas para llevarlas, o sea, el trabajo suyo ya lo hicimos”, confesó Nelson, un pescador de Boca Chica.

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