SIN PAÑOS TIBIOS
Salvemos las Cuevas del Pomier
A Domingo Abreu Collado lo conocí en el fondo de la cueva de La Cigua, esa que se conecta con la del Puente a través de un túnel sinuoso y angosto que discurre a decenas de metros bajo tierra. Desde entonces quedé prendado de la belleza del Pomier, pero también de la relevancia de aquel complejo cavernoso en cuanto a su importancia paisajística, ecosistémica, hídrica, etnográfica, arqueológica y cultural.
Ya en aquel entonces todo estaba amenazado por la actividad minera de empresas que desmontaban bosques, dinamitaban la caliza y depredaban la zona, comprometiendo toda la integridad del complejo rupestre. Parece mentira que ahora, 31 años después, se estén debatiendo los mismos argumentos entre los mismos actores.
Parecería que el tiempo no pasa, a no ser porque durante ese periodo de tiempo la zona ha sido absolutamente devastada en términos ecológicos; la actividad minera ha sobrepasado la zona de amortiguamiento del área protegida, adentrándose en su zona núcleo; con la agravante de que esa minería no se ha traducido en una mejoría en la calidad de vida de los comunitarios… todo lo contrario.
Las mismas excusas por años, y también las mismas estrategias; la de jugar al tiempo y dilatar lo inevitable; la de apostar a pescar en las corrientes turbulentas de la política electoral cada cuatro años… pero ya es suficiente.
Si el Estado ha sido históricamente débil, negligente, indiferente e irresponsable en la protección de las Cuevas del Pomier a lo largo de décadas, es justo reconocer que esta administración está decida a pronunciarse de manera definitiva sobre el tema. Y justo es también reconocer que nunca como ahora la comunidad de San Cristóbal había estado tan empoderada y comprometida en su protección; que actores públicos como el senador Gustavo Lara, el ingeniero Rafael Salazar, de la EGEHID –entre otros–, han cerrado filas con la academia, el sector ambiental y los comunitarios, en torno a una causa local que es en realidad nacional, y hasta más de ahí.
Y es que las Cuevas del Pomier son un patrimonio cultural de toda la humanidad, por ubicarse en un lugar privilegiado en la cosmogonía de todas las culturas precolombinas caribeñas, como bien se atestigua desde las primeras relaciones de tiempos de la conquista.
El ministro de Medioambiente y Recursos Naturales –Paíno Henríquez–, tiene el deber y la obligación de preservar un ecosistema único, fuente de agua de la comunidad de San Cristóbal, y repositorio de una serie de manifestaciones rupestres únicas en todo el Gran Caribe.
La actividad minera en el Pomier debe cesar de inmediato. Las zonas afectadas deben ser remediadas por las empresas que allí operan y el Estado debe proveerles facilidades, medios y alternativas para que puedan migrar hacia otras zonas. Y esto debe de hacerse ya, sin excusas ni dilaciones. Con rigor, transparencia, equidad y objetividad, pero también con valentía, determinación y firmeza.