SIN PAÑOS TIBIOS

Contrarréplica a Obras Públicas

  El pasado 11 de enero, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), en su derecho a réplica, realizó algunas “precisiones” con relación a varios artículos escritos en esta columna que, con datos y fuentes, reseñaban incumplimientos en algunas de sus obras.

A priori, destacar que pese a ser un ejercicio estéril, porque no rebate vis a vis los incumplimientos señalados en los artículos de referencia [“Obras Públicas y la Teoría de la Relatividad” (04-12-24); “14 carriles de mentiras” (23-12-24); “Km9: crónica de la incompetencia” (30-12-24); “El calendario y el tiempo” (03-01-25); “El incumplimiento como política pública” (9-01-25)], la aclaración (si cabe la palabra) es válida, pues refleja el compromiso del MOPC con una labor transparente, y se corresponde con el carácter de su titular –Deligne Ascensión–, quien se caracteriza por ser una persona amable, honesta, decente y correcta; realidad que conozco de primera mano en razón de haber compartido aula con él durante dos años.

El comunicado refleja –en forma y en fondo– los problemas estructurales del MOPC. A nivel narrativo evidencia dos estilos contrapuestos; uno –técnico– que intenta desmeritar argumentos medibles y verificables con informaciones y estadísticas que no vienen al caso; y otro –político– que evidencia un nivel de soberbia y percepción distorsionada de la realidad que anula la capacidad de hacer cualquier análisis objetivo.

El MOPC no sabe contar, ese es el problema. El párrafo cuatro afirma que tienen “5” años construyendo; luego, en el siete, dicen “4”, cuando en realidad son 4.4. Si contaran bien, sabrían que no han sido “4 artículos en menos de 10 días”, sino tres en 16. Esas precisiones nimias son necesarias porque evidencian un patrón, porque con ese mismo rigor es que llevan la secuencia de las veces que prometen fechas de entregas diferentes para las mismas obras, desdiciéndose con su incumplimiento.

De buscar el diccionario (acción por demás valiente), antes que “posverdad” debieron buscar “incompetencia”, esto es: “Falta de competencia o de jurisdicción. Sin.: ineptitud, incapacidad, torpeza, ineficacia, impericia, ignorancia, inutilidad, negligencia, nulidad”, que es la palabra que mejor define todo el accionar de un ministerio que no entrega las obras en las fechas que promete.

Vincular mis publicaciones a “grupos de intereses”, decir que “Jovine especula y manipula datos” o vincularme a un “gabinete sombra” opositor, son afirmaciones irresponsables y temerarias que deben probarse, porque superan el descaro y rozan la calumnia.

Apelar a teorías de conspiraciones políticas es infantil; como lo es sindicar como “manipulaciones, inexactitudes y media verdades” una exposición rigurosa y verificable de obras con ejecuciones atropelladas, supervisión deficiente y cronogramas incumplidos.

Si el presidente Luis Abinader quiere saber dónde está el “rigor”, que se encomiende a Tatica y salga desde Santiago hacia la capital a las siete de la noche por carretera… a ver quién tiene la razón.

Quien manipula la verdad es el MOPC, que promete plazos y acciones e incumple. Más que posverdad, parecería que el MOPC tiene una percepción distorsionada de la realidad o un estado de conciencia alterada que le hace vivir en un mundo paralelo en donde las promesas se pueden incumplir, y no hay derecho a nada que no sea el aplauso, la adulación, los adjetivos que masajean el ego y las hipérboles babilónicas.

El MOPC cree que negando la realidad esta desaparecerá, pero la realidad es obstinada –como los hoyos en las calles o el Km9– y no se puede ocultar… y la gente la vive, la sufre y se indigna ante ella cada día.

Y frente a eso, todos los ciudadanos somos (¡y debemos ser!) partes “interesadas”, porque la democracia es eso… aunque les duela.

Tags relacionados