SIN PAÑOS TIBIOS
Con Venezuela en el corazón
Hoy la dignidad tiene una cita con la historia. Hoy se repetirá la misma historia entre quienes defendían la tiranía de Trujillo, manipulaban los principios de soberanía y no injerencia frente a quienes, sin importar banderas o credos, defendían los únicos valores que son universales a los seres humanos en todas los tiempos y lugares: la libertad frente a la opresión, la verdad frente a la mentira.
Parafraseando a Roosevelt, desde hoy en adelante vivirán en la infamia quienes apoyan a contracorriente la juramentación del dictador Nicolás Maduro como presidente ilegítimo de Venezuela; porque, pese a haber violado la ley electoral de su país y no haber mostrado las actas de comprobación que dan cuenta de los votos obtenidos; la dictadura eligió el terror y la radicalización como única estrategia posible.
Maduro apostó todo a la huida hacia adelante, quemando los puentes del diálogo y el entendimiento; desatando una campaña sistemática de represión, violencia, encarcelamiento de opositores y familiares; convirtiendo las calles del país en un cuartel permanente, al punto que, lejos de celebrarse una fiesta democrática con su juramentación –como correspondería en caso de haber recibido el voto mayoritario–, militares y civiles armados (y encapuchados) patrullan, reprimen, golpean y encarcelan a los ciudadanos, en franca violación a sus derechos fundamentales. En el paroxismo, ayer, María Corina Machado fue secuestrada temporalmente en plena vía pública.
El pueblo dominicano tiene una deuda impagable con el pueblo venezolano, cuyo apoyo decidido e incondicional a nuestras causas más nobles, comenzó con el respaldo brindado a nuestro Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte. Desde la fundación de la república el pueblo venezolano ha sido noble y solidario con nosotros; eso sin contar su rol determinante en precipitar la caída de Trujillo o el advenimiento pleno de la democracia en 1978; o cuando se convirtieron en segunda patria de decenas de miles dominicanos que buscaron en sus tierras un mejor futuro.
Hoy que la dignidad, la coherencia y la decencia nos convocan a corresponder ese apoyo centenario, el gobierno del presidente Luis Abinader ha sabido estar a la altura de las circunstancias. El recibimiento en palacio de Edmundo González Urrutia candidato de la coalición opositora de Venezuela, y ganador de las elecciones del 28 de julio, sus familiares y una amplia comitiva de ex jefes de Estado de Iberoamérica en el acto de “Apoyo a la democracia en Venezuela”, ratifican el talante democrático de nuestro presidente y su compromiso de que " con la fuerza de nuestra historia y el ardor de nuestras convicciones, que la libertad prevalecerá. Que Venezuela recuperará su democracia. Y juntos, como pueblos hermanos, seguiremos construyendo un futuro de esperanza".
Más que palabras, acciones nos hermanan y comprometen a que la democracia no perezca en Venezuela, porque como dijo Abinader "mientras haya un solo dominicano en pie, tendrán aquí un aliado en la lucha por la libertad".
¡Gloria al bravo pueblo venezolano!