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sin paños tibios

¿Cómo se llama la obra?

La verdad no puede ocultarse, no por mucho tiempo, no en estos tiempos. En lo que el paradigma comunicacional cambia y se asume que una verdad oficial puede ser refutada con información no oficial más creíble, vale la pena recordar el incidente acaecido el pasado lunes 09, cuando cuatro “extranjeros de estatus migratorio irregular”, en un violento episodio despojaron el arma de reglamento a un soldado, disparándole.

El problema no es la información servida responsablemente por la Dirección General de Migración (DGM) el martes, ni su nota de sometimiento a la justicia del miércoles; ni cómo los medios reseñaron el suceso, sino el video. Ese que muestra una realidad que admite muchas interrogantes, poniendo en entredicho el entrenamiento que reciben los miembros de nuestras fuerzas armadas, porque evidencia una situación en la que dos soldados entrenados fueron reducidos a la impotencia por cuatro hombres desarmados.

Más allá de cuántos protocolos de preservación de distancia de seguridad, manejo de armas de fuego, etc., fueron violados, queda la vergüenza de que nuestras tropas regulares están por debajo de niveles mínimos, comprometiendo con ello no sólo el cumplimiento de sus deberes, también su propia integridad personal.

Pero lo verdaderamente preocupante es la invisibilización del verdadero responsable de la situación; aquel que generó con su demanda de mano de obra ilegal la necesidad que fue suplida –en última instancia y de manera indirecta– por las redes de tráfico de personas que operan desde la misma frontera.

Sin demanda no hay oferta, así que, golpeando a quienes contratan mano de obra ilegal se desincentiva el efecto llamada. Parece simple, pero la parte más importante del entramado que mantiene la dinámica de ocupación de la República Dominicana por nacionales haitianos, nadie la quiere enfrentar.

Para muestra, la DGM habló de “sector Piantini”, “al llegar a la obra en donde trabajaba”, “obra en construcción” “arrastraron al hoyo”, etc., pero la autoridad no mencionó dirección, nombre de la obra, compañía responsable, ni gerentes o propietarios.

¿Cuándo la DGM aplicará el artículo 132 de la Ley 285-04 General de Migración, y sancionará “con multas de cinco a treinta salarios mínimos, los empleadores que contraten o proporcionen trabajo a extranjeros ilegales o no habilitados para trabajar en el país”?

Aparte de estadísticas de deportaciones, sometimientos de militares y choferes, ¿cuándo la DGM informará sobre multas puestas a arroceros, bananeros, cafetaleros, cacaoteros, ganaderos, finqueros, ingenieros, hoteleros, etc.? O ya dejando de soñar con lo imposible, ¿cuándo la DGM dirá el nombre de la obra, la compañía y el dueño patriota que tenía contratados los cuatro inmigrantes ilegales que casi matan a su agente?, ¿o es que la obra se construye sola?

Cuando la soga se corte por el lado grueso, entonces hablaremos de efectividad, lo demás es bulto... y burla también.