Existe una competencia desleal en la banca

Desde hace muchas décadas, los dominicanos decidimos conducir nuestra economía dentro de un régimen de libre empresa, el cual se caracteriza por la capacidad que tienen las personas de constituir empresas bajo ciertas normativas legales que sean coherentes, justas y sin intermediación del Estado. 

En sentido general nuestro sistema económico ha funcionado bastante bien, independientemente de casos aislados que han sucedido durante algunos gobiernos, pero que no vamos a tratar en este artículo.

En esta ocasión nos enfocaremos en el caso del Banco de Reservas. Esta prestigiosa institución bancaria fue creada por el Estado dominicano (su único accionista) en el año 1941, con el principal objetivo de garantizar la independencia económica de nuestra nación, ya que en esa época sólo existían en nuestro país tres instituciones bancarias de capital extranjero y por tanto era necesario tener un banco nacional que se encargara del manejo de las finanzas del Estado dominicano, aunque sus creadores también contemplaron que debía realizar operaciones bancarias típicas de este tipo de instituciones.

En sentido general el Banco de Reservas ha sido exitoso y ha hecho grandes aportes al desarrollo y consolidación de la economía dominicana. Sin embargo sus operaciones no han dejado de tener algunos inconvenientes, debido a que en la actualidad nuestro país cuenta con un maduro y diversificado sistema financiero de capital principalmente nacional, contrario a la situación que existía en el 1941. 

Así vemos como desde hace algunos años el Banco de Reservas (institución del Estado dominicano) se ha convertido en un agresivo y desleal competidor de la banca nacional privada, lo que representan una distorsión del sistema de libre empresa que rige nuestra economía.

El problema principal es que el Banco de Reservas tiene un costo de captación de recursos mucho más bajo que el resto de la banca, especialmente comparado con las medianas y pequeñas instituciones. 

Esto se debe a que maneja cuantiosos recursos del Estado dominicano y en muchas ocasiones paga por esos recursos tasas de interés mucho más bajas que las que paga el resto de la banca a los depositantes privados.

 Además, el Gobierno paga salarios a sus más de 700,000 empleados a través de cuentas que ellos tienen en esta institución, lo que le proporciona una liquidez extraordinaria de muy bajo costo. 

Entre otras cosas, esto le ha permitido a dicho banco ofrecer préstamos a sus clientes privados a tasas mucho más bajas de las que puede ofrecer el resto de la banca, lo que constituye una competencia desleal de esta institución, que amerita ser corregida. Los ejemplos sobran.

Sería aconsejable y justo que los directivos de esa institución del Estado dominicano, reflexionen sobre cual debería ser el verdadero papel que le corresponde desempeñar a ese banco en nuestra economía, sin crear distorsiones injustas que afectan a la banca privada. 

Esta también debería ser tarea del Ministerio de Haciendas y la Tesorería Nacional, que deberían buscar mecanismos para que el Gobierno reciba las mayores tasas de interés posibles de los recursos públicos depositados en el Banco de Reservas. 

De igual manera, las autoridades monetarias también deberían analizar las distorsiones que está creando dicho banco dentro del sistema financiero y buscar mecanismos para solucionarlas.

Finalmente debemos aclarar que lo expresado en este artículo no debe considerarse como una crítica a la dirección actual del Banco de Reservas, pues desde el punto de vista estrictamente bancario está ejecutando una exitosa política expansionista. Bastaría tan sólo con indicar que esa institución obtuvo beneficios extraordinarios en el año 2023 por la suma de RD$95,717 millones. 

Lo que realmente se requiere, pues, es que nuestras autoridades reflexionen y analicen si ese es el objetivo que realmente debe perseguir esa institución del Estado dominicano o si por el contrario debe ser uno enfocado más directamente al interés social y no a la competencia bancaria.

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