La República

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Exsacerdote Mario Serrano habla de fe y justicia

Serrano, popular por su lucha por el 4% para la educación, por los derechos de las mujeres; activista de la marcha verde y otros movimiento sociales, habla de su vida laica.

El popular “padre Serrano” duró 30 años como sacerdote.Listín Diario

Salir de sacerdote a la vida laica “fue una decisión bien pensada y discernida”, reveló Mario Serrano, quien tras 30 años como sacerdote jesuita, renunció y tiempo después contrajo matrimonio por la iglesia.

Serrano, popular por su lucha por el 4% para la educación, por los derechos de las mujeres; activista de la marcha verde y otros movimiento sociales, habla de su vida laica, que lleva de la mano con la fe y el trabajo por los derechos humanos, ahora como representante nacional del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

“Nunca entendí la fe disociada con la promoción de la vida y la justicia, porque el Dios en el que creo y me inspira tiene que ver con eso, tiene que ver con la vida y la promoción de todo lo que existe y la promoción de la justicia. Entonces esa transición se da fluidamente, yo doy un paso hacia el laicado dentro de la iglesia y me caso dentro de la iglesia. hora tengo sacramentos en cantidad”, narró al ser entrevistado en el Podcast Deyanira en Alta Voz (en Youtube).

La decisión de dejar el sacerdocio fue tan impactante como la que tomó en 1988, cuando, ya graduado en agronomía y tras trabajar en campos cítricos de Hato Mayor, optó por unirse a los jesuitas y dedicarse al servicio.

“Una pregunta que me hizo un cura en el Politécnico Loyola me cambió el horizonte: ‘¿Qué vas a hacer por tu país?’ Entendí que debía dedicar mi vida a construir una sociedad con mayor equidad e igualdad”, recordó. 

“De una comunidad religiosa a una comunidad dentro del matrimonio. Siempre he estado en la promoción de la justicia estando con compromiso ciudadano, ahora cuando iba a salir me preguntaba que Dios quería de mí, y precisamente está relacionado con la ética que cuando entré al país (1998 desde Perú), vine por la ética, para justificar porque yo estaba, pero desde el punto de vista racional y más amplio, no de la fe, sino de la razón y los argumentos cívicos, porque debemos promover la vida y la justicia”.

Dijo que los jesuitas le permitieron formarse hacia donde creía que Dios le llamaba, como estudiar creole en los bateyes, sociología, teología y ética,

“fue un proceso de formación y después de entrega con el padre Jorge Cela, ese gran maestro”, que lo enseñó e introdujo en la sociedad civil, a las organizaciones sociales, al levantamiento de informaciones y las investigaciones, fue una escuela.

Luchas sociales, desde la fe, es algo que viene inspirado en lo que Dios pide para construir una sociedad de justicia y humanidad.