SIN PAÑOS TIBIOS
Autopista Duarte: Eje vital del desarrollo nacional
“Todos los caminos conducen a Roma”, decían los romanos hace más de 2,000 años, dejando constancia no sólo de la existencia de una excelente red de caminos que confluían en la ciudad, sino del hecho de que la ciudad era posible en la medida de que sus más de 100,000 kilómetros la interconectaban con todas las regiones del imperio.
Milenios después la analogía se mantiene vigente. El desarrollo de un Estado y su nivel de organización y desarrollo administrativo se evidencia en la arquitectura de su red vial; el estado de sus autopistas, carreteras; puertos, aeropuertos, etc. Porque, así como el poder es simbólico, también debe de ser práctico y facilitar la vida de sus ciudadanos; de ahí que cualquier intervención en las vías troncales que procure su mantenimiento, mejora o expansión, debe ser apoyada.
En el caso de la Autopista Duarte, el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) viene desarrollando una intervención importante que, a su término, no sólo habrá expandido la vida útil de la misma acorde al incremento del parque vehicular, sino que se habrá ajustado a los requerimientos de una sociedad más interconectada, más abierta al exterior, y con infraestructuras viales de calidad que sean parte de la oferta y ventajas comparativas al momento de captar inversión extranjera o de posicionarse como un auténtico hub logístico regional.
La historia de la autopista Duarte refleja la historia del desarrollo económico nacional, desde su construcción durante la primera ocupación norteamericana, las intervenciones hechas por Jorge Blanco, la ampliación a cuatro carriles durante Balaguer y los cuatro carriles de Santiago a Navarrete hechos por el PLD, entre otras importantes intervenciones.
Hoy el MOPC se aboca a una renovación total de la vía y una revitalización de su estructura, lo que supone la ampliación a seis carriles hasta Santiago, la construcción de una estación de peaje de 22 carriles y un distribuidor en el kilómetro nueve de 16 carriles. Adicionalmente, el cierre de 164 cruces de vías ilegales y la construcción de 19 puntos de retorno, así como su total pavimentación y asfaltado, contribuirán a más seguridad y eficiencia. Al término, se espera que el tiempo de recorrido de Santo Domingo a Santiago será de una hora y 25 minutos, lo cual impactará positivamente no sólo en reducción de tiempos para los usuarios, sino también de costos.
Para quienes usamos la autopista con frecuencia ahora la intervención nos resulta una molestia, y a ratos constituye un peligro, de ahí que cualquier medida de cara a reforzar la señalización, luminosidad y seguridad de la vía en reconstrucción, será bienvenida y aplaudida. Toca establecer una comunicación más fluida y accesible para que los usuarios –de manera previa–, puedan tomar nota de qué se hará en cuál tramo; en qué fecha y a qué hora; pero, lentamente la autopista toma forma, proyectándose como una de las obras más importantes para el desarrollo del país.