HACE 12 AñOS
El amargo desalojo de 47 familias en Gazcue aún vive en sus memorias
Al primer lugar donde fueron trasladados fue a El Almirante, de Santo Domingo Este, pero luego supieron que esos terrenos se los habían prometido a otros desalojados, y por eso tuvieron que abandonar esa zona.
“Fue horrible, una pesadilla”, así recuerda Maricela Núñez aquella madrugada del sábado 1 de diciembre de 2012, cuando miembros de la Policía Nacional irrumpieron y destruyeron los hogares de 47 familias residentes en la calle Doctor Delgado, del sector Gazcue.
A partir de este infortunio, quedaron desamparados, a su suerte.
Con sus pertenencias destruidas, algunos amarrados y apresados, pasando hambre y sin un lugar adonde ir, las familias desalojadas tuvieron que pasar el último mes del año durmiendo sobre las aceras del sector capitalino. Fue así como Núñez revivió aquel imprevisto momento.
Y así fue como tuvo su inicio la travesía de 47 familias que permanecieron por más de dos años, de los que pasaron 122 días durmiendo en las calles, varados, sin rumbo fijo, recorriendo de extremo a extremo el Gran Santo Domingo.
Al primer lugar donde fueron trasladados fue a El Almirante, un sector de Santo Domingo Este, pero, según contó Minircia Encarnación, una de las afectadas, con más de treinta años viviendo en la calle Doctor Delgado, esos terrenos se los habían prometido a otros desalojados, y por eso tuvieron que abandonar esa zona.
Y nueva vez, en una suma de desgracias, quedaron a merced de la vida en las calles.
Luego fueron llevados a Hato Nuevo, de Manoguayabo, en Santo Domingo Oeste.
En esa zona, las familias contaron que el tránsito era imposible y no podían hacer los viajes a sus trabajos, principalmente porque algunos laboraban hasta horas tardes en la noche y no encontraban vehículos públicos para regresar a sus casas.
Desde allí fueron a parar a Chavón Arriba, en Boca Chica, y una vez instalados creyeron que todas las adversidades habían quedado en el pasado.
Pero no fue así. Sus vicisitudes continuaron y, nuevamente, fueron desalojados tras un año de estar instalados, porque la dueña apareció a reclamar sus terrenos, según informó José Luis Martínez.
Con cada paso que daban las familias perdían toda esperanza de encontrar un nuevo y estable hogar.
“Ya no estábamos seguros de que esto era para nosotros, ni que iba a ser cierto, porque nos hablaron tantas mentiras y sufrimos tantos maltratos”, dijo Martin Martínez.
Finalmente, las autoridades dieron instrucciones para que se buscara una solución definitiva y las familias fueron llevadas a un hotel de la calle Ortega y Gasset, donde permanecieron durante varios días hasta ser ubicadas en los Jardines de Gautier, donde residen actualmente.
Hoy, a 12 años de ese desalojo, todavía los residentes de Jardines de Gautier recuerdan ese amargo suceso con evidente tristeza.
“No nos fue muy bien, porque estuvimos mucho tiempo durmiendo en las calles, los niños y nosotros, pasando hambre”, agregó Martínez.
Con el pasar del tiempo, unidos por los estragos que vivieron, la comunidad Jardines de Gautier se convirtió en una gran familia, y todos los días se trasladan a la capital en busca de sustento y servicios de salud.
Ante esto, los moradores claman por un centro de salud, con todas las atenciones y equipos médicos necesarios, ya que, con lo que cuenta ahora, la Unidad de Atención Primaria (UNAP) no brinda los servicios básicos.
Anoche tuve que salir a las 10:30 de la noche para Boca Chica con mi sobrina, que se puso mala, porque el centro estaba cerrado y llegué a las 3:00 de la mañana, porque el centro de salud cierra a la seis de la tarde”, afirmó Fredy Martín Pérez.
Otro servicio que carecen los residentes de ese sector es la recogida de basura. Aseguran que el camión colector dura hasta un mes para cumplir esta jornada.
temor a desalojo
Las familias temen ser desalojadas nuevamente, porque las autoridades no le han entregado sus títulos de propiedad.
“Lo que uno quisiera es que el presidente tomara cartas en el asunto; no queremos volver a vivir un acontecimiento como aquel”, exclamó Diony Martínez.
A cada familia le entregaron un solar de 250 metros, con una casa construida de block y techada de zinc.