Más de 36,000 dominicanos han cruzado la frontera de México en último año
La extensión de la frontera que divide México de Estados Unidos es de unos 3,152 kilómetros; por ella, de acuerdo con datos de agencias de noticias internacionales, diariamente cruzan miles de inmigrantes a pies o en diversos tipos de vehículos, con la intención de llegar a Estados Unidos.
Panameños, venezolanos, ecuatorianos, haitianos, colombianos, cubanos, dominicanos, hondureños, y otras personas de distintas nacionalidades han ocasionado un colapso de inmigrantes tanto en diversos puntos de la frontera de México como en Estados Unidos, en especial en la ciudad de Nueva York.
Desde el 1 de agosto de 2022 al 31 de julio de 2023, de acuerdo con datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) 36,919 migrantes de nacionalidad dominicana han ingresado a Estados Unidos por México.
Para llegar a los Estados Unidos vía México, los criollos toman vuelos con destino a Guatemala y El Salvador. El viaje también se puede realizar por Ecuador, Nicaragua y Honduras, pero estas rutas son más largas y peligrosas.
Estos países no requieren que los dominicanos tengan visa para ingresar a sus territorios, a excepción de Guatemala, que debido al flujo migratorio irregular de personas de República Dominicana, empezó a exigir visa categoría B a los dominicanos a principios de año.
En los primeros ocho meses de 2022, de acuerdo a datos abiertos de la Dirección General de Migración, viajaron desde República Dominicana hacia Guatemala 8,016 personas, mientras que en todo el año salieron por los diferentes aeropuertos del país hacia ese destino 14,670.
El año pasado Guatemala no permitió el ingreso de 1,393 personas por incumplir con los requisitos migratorios establecidos en ese país.
Es bueno aclarar que, aunque no se indica la nacionalidad de las personas que salieron del país con destinos a Guatemala, El Salvador, Ecuador, Nicaragua y Honduras, estos datos incluyen turistas de esas naciones y otros países.
De acuerdo con los datos de la Dirección General de Migración, unos 12,513 dominicanos salieron por los diferentes aeropuertos del país, de enero a agosto de este año, con destino hacia El Salvador. Siendo el mes de agosto, el de mayor afluencia con la salida de 2,369 personas.
Los datos indican que en enero salieron del país 1,144; en febrero 906; en marzo 1,191; abril 1,742; mayo 1,685; junio 1,743 y julio 1,733.
Mientras que a Guatemala viajaron este año 19,522 personas. En enero salieron del país 2,079, en febrero, cuando inició el requisito de la visa, salieron 1,444; en marzo 1813; en abril, 2799; en mayo, 2,507; junio, 2,939; julio, 3,174 y agosto, 2,767.
Unas 33, 597 viajaron en los primeros ocho meses de este año hacia Ecuador; 3,174 hacia Nicaragua y 6,844 Honduras.
Colapso
Esta semana, el Servicio Jesuita a Refugiados (JSR, por sus siglas en inglés) informó que en la primera mitad de este año llegaron más de 124,000 inmigrantes buscando asilo en la frontera sur de México, generando un colapso en los diferentes refugios. En la ciudad de Juárez, al norte de México, la situación no es distinta, los albergues se encuentran saturados con más de 2,400 migrantes. Esto sin contar los más de 1,000 que permanecen en las calles o en otros lugares.
De igual forma, durante los últimos 15 meses han llegado a Nueva York unos 100,000 inmigrantes, que han generado un colapso en esa ciudad y la apertura de más de 200 alojamientos improvisados, que incluyen 15 centros de ayuda humanitaria. Una gran cantidad de personas viven en las calles de Nueva York.
La cantidad de inmigrantes que llegan a Estados Unidos, provocó que el mes pasado el alcalde de la ciudad de Nueva York, Eric Adams, pidiera al gobierno federal que declare el estado de emergencia para manejar la crisis que migratoria que está viviendo la Gran Manzana y que le costará a esa nación 12,000 millones de dólares, según el alcalde.
En agosto, la gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, declaró el estado de emergencia debido a la afluencia de inmigrantes que buscan refugio a medida que el estado experimenta una escasez de viviendas.