Un tour entre tumbas que busca “revivir” la historia de Santiago
Las áreas de mayor interés son la calle central, que es el camino que tiene la mayor cantidad de tumbas; una zona de transición arquitectónica y temporal; y el cementerio cosmopolita, reflejo de la contradicción religiosa de la época.
- “El Estado per se no se ha interesado (…) el hecho de que el cementerio fuese declarado, eso favorecería de alguna manera la recuperación de las tumbas”, reveló Edwin Espinal.
Al contrario de lo que se espera de un camposanto, el lugar que se interpreta como el final del recorrido humano, para Santiago el Cementerio Municipal de la 30 de Marzo es el espacio de una propuesta que promete retornar al inicio histórico de la ciudad.
Y es que, a través de un recorrido guiado por los mausoleos, tumbas y nichos encontrados allí, el cementerio se convierte en un lugar donde las lápidas "reviven" el aprendizaje de turistas locales con anécdotas vinculadas a los personajes en el denominado "necrotour" o tour entre tumbas.
Una hora de conocimiento por la última morada de tres presidentes, comerciantes importantes para la ciudad, dirigentes políticos, un pintor y una cineasta, donde además se aprecia arquitectura neoclásica y ecléctica, con piezas de mármol y elementos simbólicos que a primer vistazo pueden pasar desapercibidos, pero que al detenerse despiertan curiosidad.
Orígenes
De acuerdo con el historiador Edwin Espinal, propulsor del recorrido, no se tiene una fecha precisa del establecimiento de este cementerio, debido a que existían dos camposantos, uno ubicado delante de la Catedral Santiago Apóstol frente a la calle Duvergé y otro que estuvo al final de la calle 16 de Agosto.
“Ese cementerio cuando se clausura, se traslada a este punto. Ya en 1844 se hablaba de que aquel era el cementerio viejo, entonces tuvo que ser antes del 1844 que se trasladó aquí”, indica Espinal, a la vez que recalca que la primera tumba data del año 1855.
Según explica, en los años 80 el cementerio comenzó a adquirir una fisonomía distinta con la construcción de tumbas que evocaban estilos arquitectónicos de la época “reflejo de las diferentes clases sociales que interactúan en la ciudad”, estratos que quedaron plasmados en las tumbas.
Casi en la entrada, se conserva un muro en la pared original del cementerio, y ante este fueron fusilados en abril de 1863, parte de los mártires restauradores de la insurrección del 24 de febrero de ese mismo año.
Paradas del recorrido
No existen paradas determinadas del “necrotour” por el Cementerio de la 30 de Marzo, es toda una experiencia desde la entrada al mismo, hasta el final del recorrido.
Sin embargo, las áreas de mayor interés son la calle central, que es el camino que tiene la mayor cantidad de tumbas; una zona de transición arquitectónica y temporal; y el cementerio cosmopolita, reflejo de la contradicción religiosa de la época.
“El término cosmopolita hace referencia a un espacio reservado para personas no católicas. Ese cementerio se dividió con una pared de la parte católica inaugurado por (el expresidente) Lilís (Ulises Heureaux, 1845- 1899), y posteriormente esa pared se eliminó, por lo que ambos cementerios fungieron”, dice Espinal.
No obstante, el historiador resalta que de este cementerio cosmopolita quedan muy pocas tumbas, al menos 4 de ellas se conservan, pero “resultan bastante interesantes”.
Elementos simbólicos
Cristo vivo y crucificado, cruces celtas, urnas como evocación del recuerdo, obeliscos y palmas como símbolo de la inmortalidad, estructuras neoegipcias con clepsidras aladas, “estrellas de resurrección”, estilos “brutalistas”, libros sagrados y formas arquitectónicas que reproducen iglesias, es parte de lo que se visualiza en este tour.
Edwin explica que estos símbolos celtas están vinculados al elemento pagano y la cruz cristiana, dice además que “la clepsidra es un reloj de arena enmarcada por un uróboro, que es una serpiente que se muerde la cola como símbolo de la continuidad del tiempo”.
También resaltan una lámpara votiva con una llama encendida “que significa la purificación” y ángeles cabizbajos con las alas abiertas. El historiador externa que son decenas los elementos que se han ido descubriendo a medida que continúan estudiando para enriquecer el recorrido.
Justo al final de la calle central del cementerio, se encuentra un mausoleo amazónico, donde se incorporan elementos como “el ojo de la providencia” o también llamado el “ojo que todo lo ve”, mosaicos blancos y negros que representan la complementariedad del bien y el mal, con columnas que “representan al hombre en su esfuerzo por vivir” y con una estructura de extensión 7x7, evocando los siete días de la creación.
Esto es solo parte de las numerosas explicaciones que son dadas por la mayoría de las tumbas que, ante el ojo, despiertan la curiosidad de los participantes, pero ¿quiénes son estas personas a los que hoy día, a través de este recorrido histórico, volvemos a visitar?
Tumbas
Edwin Espinal manifiesta que algunas de las tumbas de estos personajes, construidas en mármol blanco y negro, fueron incluso encargadas a Italia, una de ellos visitaba en vida la construcción de su lugar de descanso eterno.
La tumba más antigua corresponde a Cipriano Mallol, quien nació en 1775 y murió en Santiago en 1855, la referencia que se tiene es que fue comerciante durante la época de la dominación haitiana. Sin embargo, el famoso “varón del cementerio” es otra persona, hasta el momento no identificada y su tumba se presume fue trasladada, debido a que se encuentra en uno de los rincones del cementerio.
También se encuentra Augusto Espaillat, uno de los cinco comerciantes más ricos de Santiago, quien cuenta con una tumba hecha en mármol de 1897 con estilo neoegipcio; José Manuel Glass, quien participó en el “cambio de cara” que tuvo Santiago luego del incendio del 1963 a través de sus construcciones; y Sebastián Valverde, calificado como el “gran antecesor de la industrialización” de la ciudad, quien contaba con un aserradero y una fábrica de hielo.
Cabe resaltar que Glass, al saber que iba morir de tuberculosis, encarga su tumba y posa para un escultor que retrató una estatua de sí mismo, que yace en su mausoleo, acostado. “Él muere en 1895, el mausoleo comienza a llegar a Santiago después de su muerte y todavía en 1900 se estaban recibiendo bloques de mármol”, resalta el historiador.
"El expresidente Joaquín Balaguer (1906-2002) en su memoria, la primera vez que lo vio, dijo que competía en nitidez con los rayos del sol de la blancura del mármol en ese momento”, indica a la vez.
Allí también descansa Lorenzo Álvarez Perelló, hermano de Federico José y Mauricio Álvarez, cuyo nombre lleva el palacio de justicia de esta ciudad, y también hermano del ingeniero constructor del monumento, respectivamente.
Simeon Mencía, quien muere en 1907. Era propietario de la fábrica de cigarros “La Matilde”, donde se produce la primera huelga de trabajadores en la ciudad en 1892. Además, se identifica la tumba de Rafael Idelfonso Arté, un hombre catalán, fundador de la primera Banda Militar de Música de Santiago, antecesora de la Banda Municipal de Música.
De igual manera, en el camposanto descansa María Estefani Espaillat, considerada como la primera cineasta dominicana y permanecen nichos de colonias chinas, libaneses, tumbas de judíos y alemanes, el fundador de la iglesia evangélica en Santiago y personajes importantes del gobierno restaurador.
Patrimonio en decadencia
Aunque es llamativo lo que se puede encontrar y analizar con una visita guiada, sobresale cómo numerosos mausoleos y lápidas que podrían ser patrimonio cultural, están arropadas por maleza e invadidas por tumbas construidas muy cerca unas de otras, afectando la estructura inicial, sin respetar el debido espacio.
Tal es el caso de una tumba cosmopolita, presumiblemente de un hombre alemán, que contaba con una especia de columna de mármol negro tronca que sobresalía, estructura que “hacía referencia a la interrupción de la vida joven”, pero tiempo después quedó destruida.
Así lo explica Espinal, quien a la vez menciona que en el 2021 el Comité Dominicano del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) realizó una solicitud para declarar el cementerio como “museo a cielo abierto”.
Además, dice que vista la utilidad patrimonial que existe en el Cementerio de la 30 de Marzo, se mantienen en comunicación con la Red Iberoamericana de Cementerios Patrimoniales, aunque no ha existido el interés necesario por parte de las autoridades locales.
“El Estado per se no se ha interesado (…) el hecho de que el cementerio fuese declarado, eso favorecería de alguna manera la recuperación de las tumbas”, reveló.
Asimismo, menciona que el primer paso, sería realizar un inventario de cuáles tumbas son valiosas, no solo desde el punto de vista arquitectónico, también histórico por el personaje, para posteriormente ejecutar un programa de intervención y recuperación.
Próximo recorrido: “Lápidas bajo la luna”
Se prevé que para principios de noviembre se realice otro recorrido bajo el nombre de “Lápidas bajo la luna”, durante la semana de luna llena en horas de la noche.
Iniciativa que ya fue aprobada por el ayuntamiento de la ciudad y contó con el apoyo del grupo de teatro de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) para interpretar algunos personajes históricos.
Espinal puntualizó que hasta el momento se han realizado cuatro recorridos y el primero de ellos tuvo bastante receptividad.