Trabajos en la cañada de Las 800 avanzan lentamente y despiertan incomodidad
Según contaron, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) empezó hace dos meses con las labores de saneamiento de la hondonada que les mantiene inseguros.
Los residentes del sector “Las 800”, en el Distrito Nacional, se quejan con insistencia por la supuesta lentitud con la que perciben avanzan los trabajos de desviación de la cañada sobre la que sobreviven.
Según contaron, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (Caasd) empezó hace dos meses con las labores de saneamiento de la hondonada que les mantiene inseguros, debido a que cuando llueve sube a altos niveles y ya tienen experiencias traumáticas con su desborde.
“Tienen dos meses desde que empezaron, pero no son dos meses trabajando. Esa gente viene cuando le da su deseo, algunas tres veces en la semana, y mientras tanto nosotros vivimos con el miedo de que caigan dos gotas y tengamos que salir corriendo”, expresó Nelson Brito.
De acuerdo con los testimonios, quienes viven en Las Ochocientas no están contentos con el ritmo laboral que ha establecido la Caasd y afirmaron que llegan épocas en las que los obreros se detienen por mucho tiempo y regresan cuando empiezan a hacer ruido diciendo que van a salir a protestar.
Trabajos en cañada de "Las 800"
Los procedimientos que se realizan en esta cañada son producto del trágico desborde de las aguas contaminadas que le corren, ocurrido el pasado 4 de noviembre de 2022, donde una gran cantidad de personas en el barrio perdieron bienes inmuebles y materiales, y otros hasta la vida.
A pesar de que en aquel momento las autoridades acudieron a dar respuestas a las necesidades, en muchos casos aún superviven las promesas sin cumplir.
“A mi me prometieron que iban a reestructurar mi casa en zinc, que el agua se la llevó, y ahí sigue. No han vuelto ni hecho nada”, contó una residente.
En otros casos, las ayudas si fueron inmediatas más allá de comida, se repusieron techos, muebles, camas, estufas y lavadoras.
No obstante, continúan a la espera de que la cañada sea terminada y librarse del susto; así como de las corrientes de agua que llegan de todos los polos inmediatamente llueve.
“En estos días no nos ha ido tan bien no, desde que caen dos gotas de agua uno se asusta de una vez. El agua sube y se llena todo de agua”, expresó María.