Enfoque: La aplicación de malas políticas públicas
En la República Dominicana haremos referencia a solo tres malas políticas públicas, las cuales son suficientes para hacer sucumbir a este país y nación.
La primera y no menos importante, fue la entrega simple y sin compromiso de la llamada Rectificación Técnica de 8 productos Agrícolas dominicanos, a la desgravación en el Acuerdo DR Cafta. Ya en otro artículo anterior publicado recientemente en este diario, habíamos explicado, que la llamada Rectificación técnica, se debió a un posible error en que incurrieron nuestros negociadores dominicanos al final de la Ronda Uruguay del GATT, cuando en el 1994 presentaron la lista de bienes a desgravar hasta el nivel de arancel consolidado del 40%. En esa lista estaban todos los bienes agrícolas y en el caso del arroz redujeron el arancel del 99% al 40%. De esa forma bajaron la proteccion del arroz en un 60% frente a la competencia del arroz importado.
Luego en el 1999 las autoridades dominicanas lograron que el Consejo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) aprobara rectificar dicho error dominicano, elevando de nuevo los aranceles de los ocho productos. Un hecho único nunca visto en dicho consejo por quien escribe, del cual fui miembro como embajador durante 9 años. Pero nuevamente en el 2003 a raíz de la negociación del Acuerdo DR/ Cafta, los negociadores dominicanos decidieron desbaratar con los pies lo que habían hecho con las manos, y enviaron esos ocho productos a ser desgravados en la lista hasta el arancel 0%, al final de los 20 años de entrar en operación dicho Acuerdo. Durante este largo periodo poco se hizo para mejorar la productividad de aquellas áreas donde se siembra el arroz, con excepción de las grandes extensiones privadas que se preocuparon por dicha mejoría, y que pueden competir con el arroz importado americano. Se ha argumentado sobre los subsidios agrícolas, pero los americanos y europeos tienen sus paquetes de subsidios aprobados por la OMC, los que nunca presentamos nuestro paquete cuando lo debimos presentar fuimos nosotros. Pero el Acuerdo Agrícola de la política general de la OMC, permite un nivel de subsidio a los países en desarrollo igual al 10% del producto corriente de su sector agrícola. Este último es un mecanismo que se tiene pero para evitar un desastre sobre el sector arrocero hay otras dos opciones. 1. Que los americanos junto a los cinco países centroamericanos y RD se propongan renegociar conjuntamente el Acuerdo ya que este no es un acuerdo bilateral. Donde habrán ofertas de dar y recibir. La RD para abrir estas negociaciones también puede invocar la política de Seguridad Alimentaria, incluida dentro del grupo de alianza democrática donde también esta Costa Rica. 2. Abocarse a desarrollar un programa agresivo de apoyo al aumento de la productividad arrocera, porque si algunos piensan en la Salvaguarda como el salvavidas, este es un instrumento de uso en tiempo limitado. Y los americanos también podrían aplicar sus salvaguardas a los bienes dominicanos importados por ellos, bloqueando nuestras exportaciones a ese país.
El segundo problema de malas políticas públicas, ha sido el de la extrema lentitud en buscar soluciones permanentes a la escasez de agua para el consumo humano, animal y la agricultura. Desde los gobiernos del presidente Balaguer, nuestros gobernantes han realizado pocos esfuerzos para resolver el gran problema del agua en República Dominicana. A finales del año 1977 en un viaje aéreo realizado sobre Cuba viajando hacia La Habana, yo me maravillaba de las decenas de lagunas, pequeñas y medianas presas que se observaban desde el aire, y esto lo rememoré viendo también desde el aire la gran masa de agua potable que existe sobre el territorio canadiense. Balaguer fue un abanderado de la preservación de los bosques eliminando los aserraderos y promoviendo la reforestación de los bosques del 12% de cobertura forestal que teníamos en el 1965 según un estudio de la OEA, y hoy lo hemos recuperado hasta el 40% y Haití solo cubre 2%. Pero los incendios forestales lo pueden de nuevo diezmar y agravar la falta de agua de nuestros ríos. En cuanto al agua y el grave problema que representan los periodos de sequía, en un cambio climático que cada vez más acelera la agresividad de los fenómenos naturales, de 34 presas que tiene el país, existía una pequeña en el 1966, el PRD construyó a Bao, y después de Balaguer que construyó unas 20 en los últimos 27 años solo se han construido no más de tres, y Monte Grande se planeó en el 1991, y todavía se está construyendo, y Guayubín en construcción. En más, en el sector Bávaro - Punta Cana la zona de más rápido crecimiento empresarial y poblacional en el país, se saca el agua de pozos subterráneos que se han ido salinizándo, teniendo la región Este, áreas suficientes para construir por lo menos un par de presas que abastezca de agua potable esa zona, que por su importancia turística, debe de ser cuidada al máximo contra cualquier epidemia de origen local. Esta grave situación del agua es un crimen en un país con la mayor cantidad disponible de ríos en todo el Caribe, y la mayoría de sus aguas desembocan en el mar. Según el ing. Osiris de León en una entrevista que concedió a Agenda Económica hace unos meses, terminar todas las presas requeridas en el país se necesitaría un valor de unos 8 mil millones de dólares, representando el 13% del total de nuestra deuda externa mal gastada en subsidios energéticos y corrupción.
El tercer gran problema provocado por malas políticas públicas en el país, es el de la inmigración haitiana con la pérdida de nuestro país y nuestra nacionalidad. Y esto no lo expreso porque me embargue un nacionalismo desenfrenado, sino porque los hechos son cada vez más visibles y evidentes en la vida diaria y en los medios de comunicación sobre lo que señalamos. En noviembre del 2005, el diario Hoy publicó un artículo que titulé; Haití y la Involución de la RD; en este señalaba que Haití era un estado fallido, basándome en un trabajo publicado por Stephen D. Kramer en la revista International Security del otoño del 2004. También señalaba unas afirmaciones del entonces Asesor de Tony Blair PM Británico, Robert Cooper en su libro The Breaking of Nations, de que Nadie quiere pagar el costo de salvar de la ruina a países distantes; y decía que los dominicanos no pecábamos de ingenuos al evaluar todas estas informaciones, y exigirles a los cuatro grandes y a la ONU que la RD, un país de ingreso medio bajo, en ese momento, no podía cargar con el peso económico y social que representaba absorber la gran pobreza económica social y educativa de Haití, presentando cuadros comparativos y costos para el presupuesto gubernamental, donde existían dos culturas que eran totalmente diferentes. Y llamaba a las autoridades a detener el flujo migratorio proveniente de ese país, puesto que más que ayudar a nuestro desarrollo, impedían una mayor tecnificación y modernización de nuestros procesos productivos requeridos para enfrentar las exigencias del DR/Cafta. Pero nada, como todo aquí, como dice el dicho, bien dicho, el dominicano pone candado después que le roban.
Pero cuando te dejan la casa sin nada ya no tienes que poner candado. Esta temprana advertencia sobre lo que nos venía encima, pudiéndonos convertir en otro estado fallido quedó en poesía, y la lenidad ha sido la característica asumida por nuestros gobernantes, pues a pesar de la retórica, cada vez es más evidente que estamos siendo arropados por una masa humana que se convertirá en el Arcángel vengador de nuestros crímenes patrios, purgando de esa forma nuestros elevados pecados de corrupción e impunidad, como sociedad carente ya de una guía moral y ética en sus actuaciones. No deseo alarmar a nuestros conciudadanos, pero así como se sucedieron las grandes emigraciones de los pudientes cuando Espana dejó abandonada la isla, eso sucederá pronto de nuevo, aunque yo no espero verlo.