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La Ruta de la Fe: historia, religión y dominicanidad

La Vega ofrece la oportunidad de recorrer distintos parajes religiosos

La Vega vieja.

La Vega es un patrimonio histórico y cultural en sí mismo que ha parido el inicio del cristianismo y la evangelización en América, y con su ruta de la fe, deja marcado el sendero hacia el encuentro con lo trascendental de nuestros ancestros.

Bajo el concepto de estas exclusividades, nace el proyecto del Sendero de la Fe, apoyado por el Ministerio de Turismo, que integra La Isabela, La vega, Santiago, Santo Domingo, San Cristóbal y su iglesia Nuestra Señora de la Consolación, en Bayaguana con el Cristo, San Juan de la Maguana e Higüey.

Considerando además, que el turismo religioso en el mundo mueve más de 250 millones de personas al año, y cuyas ventajas, de acuerdo a César Arturo Abreu Fernández, es moralizante, preserva el medio ambiente, enseña valores, rescata tradiciones, y de manera especial, une a La Vega y el país en todo lo que es el contexto del sendero de la fe, que en esta provincia en particular viaja desde las Ruinas de La Vega Vieja, Santo Cerro, El Museo Sacro y la Catedral.

Para conocer a profundidad las primicias que acompañan esta tierra, Abreu Fernández ha contado la historia con destellos de magia en cada palabra y anécdota que afianzan y comprueban la génesis de la fe cristiana que viven indistintamente todos los dominicanos.

“Este país fue elegido por la Divina Providencia para que de aquí partiera toda la evangelización de América”, incia.

Las Ruinas de La Vega, Vega vieja, La Isabela.

“Todo lo primero en América sucedió aquí”, refiriéndose a las primicias históricas y religiosas que se gestaron en lo que hoy conocemos como la provincia de La Vega. “Iniciando en la Isabela, donde llegó el nuevo mundo”, narra César Arturo al son del canto de los pájaros debajo de la sombra de un árbol de mango que da vista a las ruinas de La Vega Vieja.

Cuenta que con la llegada de Colón a la Isla el 24 de diciembre de 1492, por la costa norte, en la Noche Buena, cuando se está esperando el nacimiento del niño Jesús, Colón, que es un marinero experimentado extrañamente, siente sueño e inexplicablemente le deja el timón a un grumete y hace, sin querer, que la nave se encalle en la arena de manera tal que es imposible sacarla.

Incluso, Guacanagarix viene y trata de sacarla, ayudándolos, -es el primer encuentro que tiene Colón con esta gente y ve que son amistosos- dice Abréu, y cuenta la leyenda que el indio hasta lloró viendo que Colón estaba desesperado. Ya el 25 de diciembre, no le queda de otra que desbaratar el barco y con la madera realizar un fuerte, que llamó el Fuerte de la Navidad.

Cuenta que Colón tuvo que dejar los 39 hombres que venían en la nave y regresa con 17 barcos, 14 carabelas, 10 galeones y 2,500 personas autorizados por los reyes católicos a colonizar las tierras indígenas, entre ellos 13 religiosos, encabezado por el padre Boíl.

Luego de instalarse, el 6 de enero de 1493, en una capilla muy rústica, dan la primera misa de América, en el día que se conmemora la Epifanía del Señor, es decir, de la manifestación De Dios a los hombres. “La primera misa, la primera manifestación de Dios en América, en la Isabela”, exclama don César.

Más adelante se funda el Fuerte de la Concepción, después el Valle de la Vega Real y con él, los primeros bautizos de América, por primera vez desciende el Espíritu Santo en América.

“Había algo, yo digo, trascendental o sobrenatural, que tenía previsto que nosotros, los que somos hoy dominicanos, tuviéramos la dicha, la ventaja, la gracia de Dios de ser los que teníamos la primera cosa para evangelizar América”, puntualiza.

Esta tierra tuvo la exclusividad de ser donde se escribió el primer libro del continente, sobre los indios y sus costumbres, además, el primer individuo que aprende otro idioma en América, fue aquí.

Asimismo, Los primeros mártires de América nacieron en una de las rebeliones de los indios cristianizados que habían abrazado la fe católica, donde Guacanagarix los martiriza y los mata.

“El mayor castigo para los indios era que no los enterraran, por lo que esos mártires fueron colgados en esas paredes del fuerte hasta que se cayeran a pedazos”, narra el ingeniero e historiador nato, mientras señala con su mano izquierda las ruinas del fuerte que allí yacía.

Sigue diciendo que en 1511, ya con 10 mil habitantes, el Papa en ese entonces, realiza tres diócesis, la de Santo Domingo, San Juan, Puerto Rico y La Vega, y nombra tres obispos, llegando a América solo Pedro Desa, y se hace la primera catedral en La Vega.

Otra primicia, que de acuerdo a César Arturo es de este territorio, es que Fray Pedro de Córdoba, da el primer sermón en favor de los indios en La Vega, y es Montesinos quien repite después en Santo Domingo, lo que había hecho su superior. La primera vez que se defiende los derechos humanos de los indios, fue en La Vega.

De igual forma, los primeros matrimonios entre indios y españoles, es decir, que aquí comienza a gestarse la dominicanidad. “Hubo un tiempo que de aquí salieron más de 5 mil sacerdotes para toda América, de aquí llovían frailes”, puntualiza Abréu.

Santo Cerro

“La trascendencia del Santo Cerro, es que por primera vez en América se plantó la cruz”, expresó César Arturo. Es el primer Santuario de América a la Virgen, donde tradicionalmente hay dos entradas, uno ilustrando el Santo Rosario y otro el Vía Crusis, que anteriormente era de camino de penitencia, de tierra, con la pendiente muy alta.

“Colón se queda a dormir porque se le hace de noche, se maravilla y queda impresionado con la belleza del valle, los árboles, las amapolas florecidas y los papagayos volando de un lado a otro, y le dice a su capitán Alonzo “Aquí está Dios, ríndele homenaje, plántale una cruz”. Asimismo, pide rendirle tributo a la madre de Dios y se hace el Santuario a la Virgen de las Mercedes, cuenta el ingeniero.

Narra que este es un lugar de peregrinación, y por la gente generar falsas creencias de que la cruz y la Virgen hacían milagros, decidieron desmontarla y cortarla en tres pedazos,- en el 1400 aproximadamente- una fue a la catedral de La Vega, otra a Santo Domingo y otra al Vaticano.

El monumento de la cruz, que cuenta con 10 metros de altura, fue realizado por una artista, con la base en forma de corazón porque representa amor, inspirada en Jesús en el huerto, por eso tiene el Santo Rosario, y 9 columnas para rezar una novena. En el barro, dentro de la cruz, están escritos los pasajes de la Biblia que mencionan a Cristo con la Virgen.

Museo sacro

Fue construido por iniciativa del monseñor Juan Antonio Flores Santana el 10 de febrero de 2012, apoyado por otros líderes eclesiásticos, e inaugurado el 15 del mismo mes, pero del 2015 por el Ministerio de Turismo.

El Museo Sacro posee restos arqueológicos encontrados en La Vega Vieja después del terremoto del 2 de diciembre de 1952, figurillas taínas, así como diversos cuadros, esculturas y elementos propios de la época, además de otras piezas que, con esfuerzo, gastos económicos y varios viajes, Flores Santana personalmente, había adquirido para dejarlas como un legado a la Concepción de La Vega.

Este museo, ubicado en la avenida Profesor Juan Bosch, esquina calle Sánchez, es una entidad sin fines de lucro, dependencia de la Catedral Inmaculada Concepción, cuyo patrocinio corresponde a la Diócesis de La Vega y el Ministerio de Turismo.

Por desgracia, a casi once años de la construcción de la infraestructura, donde se exhiben obras y objetos de la época colonial, el recinto que alberga las pruebas de los orígenes de la llegada del cristianismo y sus primeras señales en el país, hoy está cerrado al público.

Las filtraciones de agua en el techo, que han afectado los pisos, agrietado las paredes e incluso permeado algunas de las pinturas que la Iglesia católica atesora por su valor histórico y cultural, así como el comején que se ha asentado en algunos espacios del museo fueron la causa de que este cerrara sus puertas.

Catedral de la Inmaculada Concepción

El color gris cubren los muros, las columnas semielípticas y asimétricas con una parte convexa hacia afuera y una parte cóncava hacia el interior, el techo se asemeja al génesis, las luces que son el cielo, un sol grande arriba del altar y uno pequeño encima de la Virgen, que cuando se entra, narra la creación.

Está muy representado simbólicamente el número 12 en puertas, vitrales y ventanales, pues hay doce de cada una, como doce fueron las tribus de Israel, las puertas del templo de Salomón, las puertas de la ciudad celestial de Jerusalén y los doce apóstoles.

La cruz de la Catedral apunta hacia el Santo Cerro, indicando que allí se plantó la primera Cruz y la capilla del Santísimo con la forma de la boca de la ballena que se tragó a Jonás, haciendo la invitación a intimar con Dios lejos del mundo.

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