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Sequía pone en jaque sectores del Gran Santo Domingo

“¡Es secos que estamos!, el agua llega aquí en un lado sí y en otros no y donde está llegando es cuestión de minutos, para que a uno no le dé tiempo a coger casi nada, y de madrugada

Los residentes afirman que se ven en la necesidad día tras día de hacerse con jugarretas para rendir las gotas de agua/ Fotos: Raúl Asencio

Los innumerables síntomas de la sequía estacionaria que desde inicios del pasado mes las autoridades alertaron que afectaba el país, ha dejado su rastro entre los barrios del Gran Santo Domingo, sobre todo en Santo Domingo Este, donde los residentes afirman que se ven en la necesidad día tras día de hacerse con jugarretas para rendir las gotas de agua.

“¡Es secos que estamos!, el agua llega aquí en un lado sí y en otros no y donde está llegando es cuestión de minutos, para que a uno no le dé tiempo a coger casi nada, y de madrugada. Como una cosa mandada a hacer”, refirió Ana al Listín Diario en el sector de Invivienda.

Según comentó la señora, los lugares del barrio a los que llega el líquido están seccionados desde inicios de la sequía, pero han pasado ocho días desde la última vez que la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) envió el servicio y eran aproximadamente las dos de la mañana, por lo que, en su caso particular, tiene inmensos cúmulos de ropa sin lavar de las ocho personas que viven en su casa.

En la misma área, Milciades García explicó que, aunque en su casa han iniciado desde temprano con cuidados para limitar el malgasto de agua, la poca cantidad que llega cada cierto tiempo, por la disminución fluvial en las principales presas del país que nutren a las corporaciones de agua, no les deja exentos de quedarse por días sin ella.

Aumentan los gastos

“Es definitivo, uno cobrando dos pesos, que tiene que buscar la forma de rendir para comer, y ahora con esta sequía son cuatro y cinco botellones de agua diario porque sino, ¿quién se baña?”, cuestionó Ana, en el municipio Santo Domingo Este.

En casos como Miun Peña, afirmó que ha contado con la suerte de que en la cercanía de su hogar hay una envasadora de agua que le ha dado la oportunidad de suplirse sin costo alguno cuando se acaban sus últimas reservas de agua.

No obstante, barriadas como las de Cancino Adentro aseguraron que ahora se ven en la necesidad de comprar cada cierto tiempo agua a camiones que mínimamente les resultan en unos 600 pesos.