Ciudad

Cine dominicano: Una industria que “aún está en pañales”

Es importante destacar una gran línea divisora entre el pensamiento que se tiene de una carrera antes de estudiarla y la realidad al momento de introducirse más a la misma.

Cibely RamírezSanto Domingo, RD

La industria del cine en la República Dominicana ha experimentado un crecimiento significativo. En los últimos años, ha logrado un mayor número de producciones y cierta calidad en la realización y dirección de filmes.

Esto se debe, en gran medida, a las políticas de incentivos fiscales establecidas por el gobierno, así como a la puesta en marcha de la Ley de Cine (108-10) en 2010, lo que ha permitido la creación de una infraestructura y equipamiento, así como el incremento del interés por formar profesionales en diferentes áreas relacionadas con el cine.

Con relación a algunas de las instituciones de educación superior que se han montado en la ola de ofrecer programas de estudio en el campo del cine y la producción audiovisual, se pueden destacar el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

Otro aspecto que ha ayudado a la industria cinematográfica del país es que ha sido reconocida a nivel internacional con la participación de películas dominicanas en festivales de cine en todo el mundo y la presencia de actores dominicanos en Hollywood y otros países. Ciertamente, esto ha contribuido a la promoción de la cultura y la imagen de la República Dominicana en el mundo.

Ahora bien, como en todas las industrias, en el cine dominicano también hay muchos desafíos que enfrentar. Por esta razón, las opiniones sobre su estado actual suelen ser divergentes, ya que cada persona juzga acorde a sus propias experiencias y percepciones.

Algunos consideran que “estamos creciendo y avanzando como industria”, como es el caso de Gabriel Decena, estudiante de cine del INTEC. Para permanecer con esa apreciación intenta “no comparar nuestro cine con los cines desarrollados que ya tienen más de 100 años de experiencia y, sobre todo, son países que tienen muchos más recursos, mucho más dinero y muchas más personas”.

A pesar de esta declaración tan optimista, Gabriel asegura que aún falta mucho por hacer, experimentar y mejorar, por lo que se abroga la oportunidad de soñar que “en 10 o 20 años nosotros vamos a tener un mejor cine, mejores películas y mejores profesionales”.

A su vez, Camila Díaz, quien es estudiante de cine de la UASD, visualiza la industria cinematográfica de hoy en día como “un juego de poder”. Asimismo, considera que “ahora es que está empezando a nacer un cine dominicano, pero uno más dirigido al cine de autor, el cual no tiene tanta cabida como el cine industrial del país”.

Por esta razón, Camila es una alumna que percibe un panorama prometedor, debido a que desde hace un tiempo han surgido nuevos realizadores dispuestos a exponer un código distinto al que está acostumbrado la audiencia dominicana. En palabras sencillas, personas de la industria que “innovan con narrativas un poco más profundas”.

En ese mismo sentido, el estudiante de la PUCMM Fernando González piensa que “el cine dominicano aún está en pañales”. Puesto que, muchas de las películas grabadas bajo el amparo de la Ley Cine no reflejan del todo la realidad social de la mayoría de los dominicanos. Además, señala que esto se debe a que dicha ley conceptualiza la actividad cinematográfica como una industria y no como un arte.

“Un motivo más profundo por el cual el cine dominicano no termina de encontrar su identidad narrativa, es porque las películas dominicanas que más acaparan las salas de cine son realizadas a partir de guiones que apenas reflejan las realidades de la clase media, clase media-alta y alta”, acorde a palabras de Fernando.

De manera general, son muchas las motivaciones que pueden inspirar a una persona a estudiar cine. Entre algunas de estas pueden estar el amor por la fotografía, la pasión por actuar, así como el deseo de contar historias y tener una audiencia dispuesta a escuchar lo que se les quiere comunicar.

Es importante destacar que existe una gran línea divisora entre el pensamiento que se tiene de una carrera antes de estudiarla y la realidad que se conoce al momento de introducirse más a la misma, tanto en las universidades como en el mundo laboral.

Para tener una perspectiva más amplia del estado actual del cine en el país es necesario echar un vistazo a la cuna de los profesionales. Según la opinión de muchos estudiantes, una de las frases que más puede definir los pénsums de las diversas instituciones universitarias es la que expresa: “el que mucho abarca, poco aprieta”, debido a que se logra aprender de todo un poco, pero ninguna habilidad se perfecciona, por lo que es necesario invertir dinero extra para realizar cursos técnicos que ayuden a profundizar en los conocimientos.

Diversos alumnos también critican que algunas universidades no saben crear el balance correcto entre asignaturas técnicas y creativas. Pero, en términos generales, piensan que hace falta guiar a los estudiantes a desarrollar un pensamiento creativo y hacerlos salir de los códigos estadounidenses, con el fin de no crear un cine superficial, cuadrado y estereotipado.

Luego de graduarse, una de las preocupaciones principales de los jóvenes de cine es si serán capaces de encontrar oportunidades laborales. Fernando sostiene que “conseguir oportunidades laborales en productoras cinematográficas será un reto grande para nosotros”. No obstante, hoy en día ha forjado la creencia de que los principiantes de la industria tienen la opción de crear sus propias oportunidades y abrirse paso por cuenta propia.

Otra opción es la creación de oportunidades a través de las relaciones que entablan entre ellos mismos cuando están estudiando la carrera. Camila asegura que una de las maneras más sencillas para ir “escalando” en la industria es crear una red de contactos, amistades y personas que puedan contribuir a lograr este objetivo.

Gabriel también apoya esta idea, ya que, de acuerdo con su experiencia hasta el momento, ha percibido que las relaciones son una parte “muy importante del cine”. Pese a ello, agrega que “todo va a depender de la preparación del estudiante. A veces no es qué tantas oportunidades hay, sino qué tan preparado tú estás para aprovecharlas cuando lleguen o cuando tú las busques”.

Definitivamente, el cine dominicano ha tenido un importante desarrollo en los últimos años. Es por esta razón que, a pesar de los retos que se puedan estar tomando en el camino de su desarrollo, el futuro parece prometedor para esta industria en constante evolución.