La cumbre será un éxito con firmeza de Abinader
La vigésimo octava Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de gobierno, que sesiona hoy y mañana en Santo Domingo, capital dominicana, se celebra en medio de los torbellinos agitados de la política nacional, pero es responsabilidad de todos los líderes nacionales propiciar que el país sea un anfitrión de calidad y un ejemplo de respeto a los dignatarios que están en suelo quisqueyano.
La cumbre llega en el contexto en que el principal partido fuera del gobierno (no dije opositor), el de la Liberación Dominicana (PLD), se ha sacudido y hecho los primeros pininos de resistencia ante la judicialización de la política, para descartarlo como opción de poder en las elecciones del 19 mayo de 2024.
No me interesa entrar ahora a considerar los fundamentos de la “lucha selectiva contra la corrupción” del ministerio público “independiente”, porque eso puede esperar y no estoy en ánimo de desdecir el centro de mi planteo de hoy.
Pido muy humildemente al PLD y a los seguidores de los señores Gonzalo Castillo, Donald Guerrero y José Ramón Peralta, principalmente, que pospongan cualquier tipo de protesta por el resto de esta semana para que el país entregue toda la calidez a los ilustres visitantes.
El espacio, aquí y ahora, debe ser de paz y serenidad para que los dignatarios de los países de Iberoamérica y los invitados, disfruten de un ambiente idóneo para hablar de temas tan importantes como la inflación, el hambre en la región, la defensa del medio ambiente, la inmigración y el respeto a la soberanía de los pueblos. Los trapos sucios de la política nacional pueden esperar al lunes y de ahí en adelante, regresados a sus países los mandatarios, cancilleres, ministros y otros participantes en la cumbre, que la libertad de expresión y el derecho a la defensa, se sobren de espacio.
Los extranjeros no
Si he pedido a los líderes nacionales que permitan que República Dominicana sea un espacio libre de confrontaciones para que la Cumbre Iberoamericana trabaje con sosiego, y los participantes se sientan acogidos, lo menos que puedo reclamar al gobierno es que no permita que ningún extranjero convierta el escenario en un coliseo vocinglero para agredir a dignatarios que el pueblo dominicano recibe con agrado y recogimiento.
En el país se encuentra ya un conspicuo “líder” del llamado exilio cubano que vino con planes concretos para aprovechar la Cumbre Iberoamericana como plataforma para ser la vocinglera contra países hermanos del entorno del Caribe, cuyos pueblos, invariablemente, han elegido presidentes anti-neoliberales.
Hablo del archiconocido Orlando Gutiérrez Boronat, administrador de la ayuda financiera del gobierno de Estados Unidos para su Directorio Democrático ‘Cubano’ (DDC), una bisagra de agresión pérfida contra el bloqueado y resistente pueblo cubano.
Aunque nadie les hace caso más allá de una paila de socios que se han evidenciado como vasallos impenitentes de los agresores de Cuba, Venezuela, Bolivia, Argentina, México y otros países con gobiernos anti-neoliberales, hay entes estatales que se dejan chantajear por la estridencia criolla y hasta los reciben en el Congreso.
¡Alto ahí! El hecho de que presidentes como el cubano Miguel Díaz-Canel, la hondureña Xiomara Castro de Zelaya, el colombiano Gustavo Petro, el chileno Gabriel Boric, entre otros que han confirmado que estarán aquí, es razón suficiente para que el presidente Luis Abinader trace una raya muy clara de que nadie puede tratar de insultar y deslucir a estos dignatarios.
Y lo digo porque sé que hay planes para –irrespetando la generosidad de los dominicanos– montar espectáculos para intentar detractar a Cuba, Venezuela, Honduras, Chile y Argentina.
En esos países no se están cometiendo atropellos flagrantes a los derechos humanos, pero sin importar esa realidad, serán objeto de ‘denuncias’ y provocaciones directas para tratar de ensuciar sus liderazgos populares.
El genocidio es en Perú
Lo que no hará el señor Gutiérrez Boronat y su compañía por acciones de la intolerancia y el irrespeto a la hospitalidad de los dominicanos, es denunciar el genocidio que se comete en Perú desde diciembre, tras el golpe de Estado legislativo al presidente Pedro Castillo.
Los muertos, heridos, encarcelados y desparecidos forman una legión. La justicia peruana, que por años ha tenido la reputación de independiente y ha llevado a la cárcel a una pléyade de presidentes y faltan más, ya investiga a la presidente usurpadora, Dilma Boluarte, por crímenes de Estado.
Y Gutiérrez Boronat no puede ir contra el genocidio en Perú porque los perpetradores de esos crímenes barbáricos, son sus socios y él vino a República Dominicana a tratar de darles oxígeno, agrediendo a pueblos en paz, después de estar allá y no enterarse de los crímenes.
Deslucir la cumbre
Cuando Gutiérrez Boronat viajó a Lima en compañía del diputado uruguayo Martín Elgue, el 11 de este mes, no fue a condenar las masacres al pueblo peruano, sino para reunirse con el general José Williams Zapata, exjefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, donde se armó el golpe legislativo-militar contra Pedro Castillo, por mandato de la oligarquía peruana, con la asesoría directa de la embajadora norteamericana, Lisa Kenna, experta en operaciones de este tipo.
Como Zapata no está en el país, no tengo que ocuparme de él en esta ocasión, pero se trata de un personaje con gran poder y vínculos siniestros con todo tipo de ‘negocios’, pero sobre todo con las masacres a las protestas contra el golpe.
No hay ninguna duda de que un día estará en el banquillo de los condenables, junto a Boluarte y los demás asesinos de los indígenas del Perú. ¡El tiempo dirá si los masacrantes de pueblos vivirán eternamente en la impunidad!
Gutiérrez Boronat y sus asociados peruanos y estadounidenses –entre otros sin mayor importancia- se comprometieron en Perú a venir a República Dominicana a incordiar al presidente de Cuba, Díaz Canel; a Petro, de Colombia; a Xiomara Castro, de Honduras… y a las delegaciones de Nicaragua, Venezuela, Bolivia y otros.
¡Óigalo bien presidente Luis Abinader! El hecho de que los gobiernos progresistas de América Latina acogieran su llamado de asistir a la 28° Cumbre Iberoamericana, es una señal de respeto y consideración que usted no puede permitir que un grupo faccioso extranjero –pero con vínculos en la Cancillería y el Congreso de aquí- haga deslucir ese cónclave.
Si Abinader permite que estos jornaleros de los fondos de agresión a los pueblos de América sean protagonistas de un escándalo internacional agresivo para dignatarios invitados, que asuma su responsabilidad por la celada y sepa que en el futuro, nadie confiará en la seriedad de una invitación oficial.
Aparte de cualquier otra consideración, confío en que Abinader actuará con firmeza y sus invitados no podrán ser desconsiderados.